Un boicoteo a¨¦reo sin efectos pr¨¢cticos en la URSS
Hasta el momento, el boicoteo a¨¦reo decretado contra la URSS por la mayor parte de las compa?¨ªas occidentales registra un balance m¨¢s bien rid¨ªculo, y en los mentideros moscovitas ya se hacen chistes sobre la inesperada cantidad de divisas que se estar¨¢n embolsando Aeroflot y otras compa?¨ªas del Este de Europa, que llevan y traen a los pasajeros que se quedaron en tierra cuando todas las aerol¨ªneas occidentales -excepto Air France y Austrian dejaron de volar a la URSS por un plazo que oscila entre los 15 y los 60 d¨ªas, como protesta por el desastre del jumbo surcoreano.Por tercera vez en los cuatro ¨²ltimos a?os, vuelve a abrirse el debate sobr¨¦ la conveni¨¦nci¨¢ o inconveniencia de dictar contra Mosc¨² determinado tipo de sanciones. Los partidarios de este boicoteo a¨¦reo destacan su car¨¢cter testimonial, ya que, realmente, pocos efectos m¨¢s se pueden destacar. Ahora, nuevamente, vuelve a repetirse la famosa frase de Lenin que ha sido siempre m¨¢s citada por sus detractores que por sus seguidores: "Los capitalistas nos vender¨¢n la soga de la que morir¨¢n colgados". Cuando, en diciembre de 1979, los sovi¨¦ticos entraban en Afganist¨¢n, no s¨®lo se acababa la distensi¨®n, sino que se iniciaba un profundo proceso de desconfianza que pon¨ªa fin a buena parte de la cooperaci¨®n econ¨®mica que se hab¨ªa iniciado entre el Este y el Oeste apenas cinco a?os antes. Las empresas occidental¨¦s hab¨ªan encontrado en el Este unos nuevos mercados con los que burlar la recesi¨®n, mientras la URSS, por su parte, al revalorizarse el precio de su petr¨®leo, pod¨ªa comprar m¨¢s tecnolog¨ªa y maquinaria occidental con las que modernizar su econom¨ªa. Para m¨¢s inri, los sovi¨¦ticos utilizaron en Afganist¨¢n el ¨²ltimo modelo de cami¨®n salido de una gigantesca factor¨ªa que se hab¨ªa levantado con ayuda tecnol¨®gica occidental. Adem¨¢s, esta f¨¢brica hab¨ªa sido dotada de flamantes ordenadores occidentales que -seg¨²n se sospech¨® posteriormente- pod¨ªan haber tenido un uso alternativo no pac¨ªfico.
Cereales
Jimmy Carter decret¨® el embargo a las exportaciones de trigo, que fue levantado un a?o despu¨¦s por Ronald Reagan. Justo pocos d¨ªas antes de que el jumbo surcoreano fuera derribado por la aviaci¨®n sovi¨¦tica, Estados Unidos y la URSS firmaban un nuevo acuerdo de venta de grano que volv¨ªa a regularizar las relaciones entre ambos Gobiernos en este terreno. Tesis norteamericana: al vender cereales a la URS S se les hace gastar divisas que no podr¨¢n utilizar en aventuras militares ni en la fabricaci¨®n de nuevas armas. Cuando en diciembre de 1981 se instauraba en Polonia un Gobierno militar y se impon¨ªan leyes de excepci¨®n, Washington llamaba a sus aliados occidentales a un nuevo boicoteo para que se embargasen las ventas de tecnolog¨ªa a la URSS. El gaseoducto eurosiberiano parec¨ªa en peligro. Mosc¨²- se lleg¨® a decir- ver¨ªa fracasar el proyecto estelar del plan quinquenal: el gigantesco gaseoducto por el que llegar¨ªa a Europa occidental del gas siberiano, que se vender¨ªa a cambio de la financiaci¨®n y tecnolog¨ªa capitalista. El posible embargo de de cr¨¦ditos a pa¨ªses comunistas era rechazado -m¨¢s o menos abiertamente- por los c¨ªrculos financiero occidentales, que si algo tem¨ªn era la quiebra en el bloque de sus deudores.
Gaseoducto
La del gasoducto fue la ¨²ltima sanci¨®n directa por Occidente antes del actual boicoteo a¨¦reo. Sus efectos fueron nulos: el gasoducto ha sido acabado hace justamente un par de semanas. Es decir: seis meses antes de lo previsto, como se han apresurado a recordar las autoridades de la URSS. Y adem¨¢s, como se?alaba el mi¨¦rcoles la agencia oficial Tass, las ¨²nicas perjudicadas fueron las empresas estadounidenses -que, seg¨²n c¨¢lculos sovi¨¦ticos, dejaron de ingresar unos mil millones de d¨®lares (m¨¢s de 150.000 millones de pesetas)- y japonesas, que perdieron contratos a¨²n m¨¢s sustanciosos, por valor de 5.000 millones de d¨®lares (m¨¢s de 750.000 millones de pesetas). Esta vez las in¨²tiles sanciones han servido adem¨¢s para que la prensa sovi¨¦tica pueda re cordar a sus lec ' tores las maldades del impe'n*a lismo y les invite a ceff ar filas frente a las ase chanzas del enemigo.
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