El Gobierno cree que no existen motivos de tensi¨®n con la Iglesia
La aplicaci¨®n de los acuerdos con la Santa Sede y la LODE, puntos de fricci¨®n
El comienzo de las relaciones entre el Gobierno del PSOE y la Iglesia, desde un punto de vista oficial, fue cordial e incluso se ha llegado a estimar m¨¢s satisfactorio que el que se produjo con los distintos Gabinetes de UCD. Las manifestaciones de la Conferencia Episcopal y de los obispos vascos y catalanes, producidas durante el verano, se han interpretado en medios gubernamentales como un nerviosismo injustificado. Determinados sectores del Gobierno entienden que, en estos momentos, hay un comp¨¢s de espera previo a una puesta en pie de guerra de los sectores eclesiales.Sobre el di¨¢logo que ha existido hasta el momento entre los obispos y el Gobierno, el arzobispo de Valladolid, Delicado Baeza, ha manifestado a EL PAIS que "est¨¢ en curso en lo que se refiere a la aplicaci¨®n pr¨¢ctica de los acuerdos entre la Santa Sede y el Estado espa?ol. Sin embargo, hay que tener en cuenta que estas concreciones pr¨¢cticas de esta ley de rango internacional no abarcan todo el campo de relaciones entre la Iglesia y el Estado o, si se quiere, todos los deberes que ¨¦ste tiene en relaci¨®n con sus ciudadanos en su derecho a la libertad religiosa. Es decir, la no confesionalidad constitucional del Estado no significa indiferencia por parte del mismo ante el fen¨®meno religioso, que es un hecho de gran relevancia social, ni mucho menos la hostilidad de tiempos pasados o el anticlericalismo decimon¨®nico. El Estado, por su propia naturaleza y misi¨®n y tambi¨¦n por la Constituci¨®n espa?ola, ha de respetar la libertad religiosa de los ciudadanos y los derechos reales que de ella se derivan, para que aqu¨¦lla no se quede en una palabra vana. Por eso tambi¨¦n habla la Constituci¨®n de colaboraci¨®n".
Al Concordato con la Santa Sede sucedi¨® la firma de los acuerdos. En 1976, el desbloqueo previo de las negociaciones, supone que el Estado pacta la renuncia al privilegio de la presentaci¨®n de los obispos, salvo el vicario general castrense, y la Iglesia renuncia al privilegio de fuero. Los cuatro acuerdos de 1979 est¨¢n referidos a la ense?anza y asuntos culturales, patrimonio y medios de comunicaci¨®n social; a los temas econ¨®micos; a los asuntos jur¨ªdicos, y a la asistencia religiosa a las Fuerzas Armadas.
Alfonso Guerra y la comisi¨®n mixta
Para el desarrollo y cumplimiento de estos acuerdos existe una comisi¨®n mixta de la que forman parte Alfonso Guerra, Fernando Ledesma y Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall, en representaci¨®n del Gobierno, y los obispos Delicado Baeza, Fernando Sebasti¨¢n y El¨ªas Yanes. Por debajo de esta comisi¨®n existe la t¨¦cnica, en la que junto al obispo Sebasti¨¢n y Mar¨ªa Rosa de la Cierva, secretaria de la Comisi¨®n Episcopal de Ense?anza, figuran el secretario general t¨¦cnico del Ministerio de Educaci¨®n, Joaqu¨ªn Arango, y el director general de Asuntos Religiosos, Gustavo Su¨¢rez.Fuentes eclesiales estiman que los contactos con el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, han sido distendidos, puesto que "es hombre dialogante, chispeante, amable y ocurrente". Delicado Baeza, respecto al estado de las conversaciones, manifiesta que "se hallan m¨¢s bien en una fase inicial, en los encuentros de los expertos de ambas instancias, que est¨¢n haciendo los planteamientos de las aplicaciones t¨¦cnicas. Tambi¨¦n se han dado otros encuentros entre la comisi¨®n de obispos y la de ministros para el planteamiento de las l¨ªneas y criterios que se han de tener en cuenta, encuentros -hay que decirlo- respetuosos y afables. Pero todav¨ªa no se ha llegado a ninguna soluci¨®n definitiva, que es lo que esclarecer¨¢ el ¨¢nimo real de la colaboraci¨®n, m¨¢s que las mismas palabras".
Sobre el futuro de la posible colaboraci¨®n con el Gobierno socialista, el mismo arzobispo de Valladolid manifiesta que "quiero confiar en que el Gobierno respete los acuerdos, como ha manifestado, ya que se trata, como he dicho, de una ley espa?ola, en la parte que le corresponde, de rango internacional, y que los respete en su totalidad, no s¨®lo de una manera formal, sino tambi¨¦n real y efectiva. Por otra parte, pienso que el Gobierno ha de gobernar para todo el pueblo espa?ol y, por tanto, no de una manera parcial y excluyente, urgida por ciertos grupos minoritarios que, por sentirse vinculados ideol¨®gicamente con el poder, se crean en el derecho de marginar a grandes sectores de la sociedad a los que el Gobierno debe servir, por ser el Gobierno de todos, como ha dicho su presidente. En esta hora, la concordia y el buen sentido de los espa?oles y, sobre todo, de los m¨¢s responsables, por estar integrados en ciertas instancias del poder, no es un lujo, sino una urgente necesidad hist¨®rica. No nos podemos permitir una actitud tribal; se ha de fomentar en todos los sectores sociales la conjunci¨®n de esfuerzos para empujar, entre todos, el carro del bien com¨²n y sacarlo de su atasco".
Deseos de concordia
Seg¨²n Delicado Baeza, en la Iglesia espa?ola hay grandes deseos de concordia: "La Iglesia espa?ola -lo ha declarado y repetido desde hace a?os- no quiere privilegios; estima y defiende la democracia y los derechos humanos en toda su amplitud (no s¨®lo algunos, de facciones ideol¨®gicas en un sentido o en otro); pero quiere tambi¨¦n su autonom¨ªa y su capacidad real, en la l¨ªnea del derecho de la libertad religiosa, para poder cumplir su misi¨®n al servicio del pueblo creyente y de la sociedad espa?ola que quiere aceptarlo. Para todos quiere contribuir a fomentar un clima de paz y concordia, y de est¨ªmulo hacia los valores morales de la familia, de la justicia, del trabajo y de la convivencia"."Uno de los puntos conflictivos de las relaciones Iglesia-Estado podr¨ªa producirse en la aplicaci¨®n del acuerdo econ¨®mico. El sistema de financiaci¨®n de la Iglesia est¨¢ establecido en varias fases. La primera es la que asegur¨® la permanencia, al menos durante tres a?os, de la consignaci¨®n presupuestaria. El 1 de enero se cumpli¨® el plazo m¨ªnimo. El Gobierno no ha dado todav¨ªa ning¨²n paso efectivo para entrar en la fase siguiente. Por el momento, el Gobierno sigue adaptando la subvenci¨®n a los ¨ªndices del aumento de los salarios de los funcionarios. A partir del cumplimiento de los tres a?os, aunque sin establecer un plazo fijo, est¨¢ previsto aplicar el sistema de la asignaci¨®n tributaria, es decir, la expresi¨®n concreta en la declaraci¨®n del impuesto sobre la renta de las personas f¨ªsicas. La implantaci¨®n de esta f¨®rmula, que algunos entienden como no constitucional, puesto que supone una manifestaci¨®n forzosa de sus creencias religiosas y que es contestada por determinados grupos religiosos no cat¨®licos como los jud¨ªos, tendr¨ªa la vigencia necesaria para que se alcanzara la tercera fase que supone la autofinanciaci¨®n de la Iglesia".
El Gobierno mantendr¨¢ la subvenci¨®n
El Gobierno ya est¨¢ en condiciones de denunciar el pacto, puesto que se han cumplido los tres a?os m¨ªnimos, pero no lo va a hacer. Tampoco se estima que conceda permanencia indefinida a la actual situaci¨®n de subvenci¨®n anual. Todo hace suponer que tratar¨¢ de llegar a la fase del impuesto. ?ste ser¨¢ el caballo de batalla de las futuras conversaciones de la comisi¨®n mixta.Para el Gobierno actual, seg¨²n manifiesta el director general de Asuntos Religiosos, Gustavo Su¨¢rez Pertierra, es fundamental "finalizar la cuesti¨®n religiosa". Para ello, hay intenci¨®n de mejorar las relaciones del Gobierno con la Iglesia sobre la base de coordinar las labores gubernamentales con la Conferencia Episcopal.
En fuentes aleda?as al Ejecutivo se estima que el di¨¢logo entre las comisiones no se ha interrumpido y que, desde el Gobierno, se han dado muestras de buena voluntad, como han sido la integraci¨®n de los religiosos en la Seguridad Social, el libramiento invariable en los d¨ªas 1 de cada mes de la subvenci¨®n a la Conferencia Episcopal, e incluso la programaci¨®n religiosa de Televisi¨®n durante la Semana Santa, que fue, en minutaje, superior a la del a?o anterior. El Gobierno tiene la sensaci¨®n de que a Roma llegan las informaciones que hacen referencia a las relaciones Iglesia-Estado un tanto deformadas.
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