Curro V¨¢zquez, el resucitado
En una temporada en que se ha hablado mucho de la resurrecci¨®n de alg¨²n que otro fino torero, el verdadero resucitado es Curro V¨¢zquez. Hace cuatro meses, en la plaza de Las Ventas, un toro le peg¨® una cornada de caballo; el s¨¢bado reapareci¨®, cort¨® una oreja y triunf¨®. El diestro cree que por fin ha cogido el sitio y va a responder a las esperanzas que despert¨® hace casi tres lustros.Curro V¨¢zquez ha tenido una carrera desigual, cuando menos. Tras una sola temporada sin caballos, se present¨® en Madrid en 1969, en la plaza de Vista Alegre. Su toreo elegante y art¨ªstico caus¨® asombro, y durante muchas semanas seguidas tuvo tan gran ambiente que acud¨ªa al coso de Carabanchel para verle la flor y nata de la torer¨ªa: Domingo Ortega, Luis Miguel Domingu¨ªn, Gitanillo de Triana, Curro Romero. Este chiquillo rubio era un fen¨®meno, pero en plan fino.
A final de temporada tom¨® la alternativa, y en fecha tan se?alada, el toro le peg¨® una comada grave. Aquel invierno se fue a torear en Am¨¦rica, rompi¨®. con el apoderado y volvi¨® a Espa?a para torear una veintena de tardes y r ecibir otra comada.
"El ¨¦xito vino demasiado pronto", dec¨ªa ayer Curro V¨¢zquez. "Yo a¨²n no estaba hecho,me rodeaba un ambiente endiosado". Vendr¨ªan otros apoderados, otros triunfos y otras tardes desafrtunadas, temporadas de 30 corridas y otras de s¨®lo tres. Aquel fino torero de Vista Alegre se malograba.
"Lo que pasaba es que yo toreaba poco", dice el diestro. "Por problemas econ¨®micos, sal¨ªa forzado a la plaza; luego, en momentos claves, no me acompa?aba la suerte o recib¨ªa otra comada... Todo se vino abajo, lo que parec¨ªan maravillas no eran m¨¢s que disgustos y problemas. Se tuvo que empezar de nuevo".
El a?o Pasado s¨®lo tore¨® tres tardes, pero fueron en Madrid y estuvo bien. Esta temporada igual: sus primeras tres actuaciones fueron en Las Ventas, y triunf¨®. Pero en la cuarta, en San Isidro, otra cornada muy grave: en -un ambiente enrarecido, con protestas contra,su toro, ¨¦ste le mand¨® otra vez al quir¨¢fano; perdi¨® mucha sangre, se lleg¨® a temer por la pierna, y los m¨¦dicos tuvieron que colocarle en la femoral un injerto de la vena safena. A los dos meses reapereci¨®, y el s¨¢bado volvi¨® a Las Ventas. Ahora se jugaba mucho, tal vez toda una carrera: ten¨ªa 31 a?os, una esposa y cuatrohijos. Quedaban muy atr¨¢s aquellas: novilladas de gloria en Carabanchel.
El torero no defraud¨®. Con su segundo toro, hizo una faena reposada, bella, de grah emoci¨®n. Hasta valiente.
"Mucha gente cree que yo siempre he andado justito de valor", dice V¨¢zquez, "pero no es as¨ª. Lo que pasa es que si tienes la moral baja o no colabora el toro, pues el p¨²blico te ve con dudas, puede parecer que uno no tiene valor. Pero para torear como he hecho yo -despacio, que es cuando el toro es m¨¢s certero- hay que tener mucho valor. Creo que mi vuelta y triunfo demuestran que tengo valor".
?Pero de verdad esta vez mantendr¨¢ ese nivel de calidad?"Despu¨¦s de la ¨²ltima comada, tan grave, he cogido el sitio mucho m¨¢s r¨¢pido de lo que yo mismo cre¨ªa", contest¨®. "Ahora s¨ª tengo m¨¢s regularidad y confianza".
Lo dice un resucitado.
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