Gim¨¦nez-Rico ofrece en 'Vestida de azul' la superficie de los travestidos
Todav¨ªa no se han acabado los ecos del oportunista, falso y rebuscado escandalillo de El pico, de Eloy de la Iglesia, cuando ayer casi se nos vino encima otro, ciertamente no tan oportunista y mucho m¨¢s comedido, con Vestida de azul, de Antonio Gim¨¦nez-Rico.
Si en El pico se intent¨® te?ir de rojo un duro asunto de color verde-moneda, en Vestida de azul esta relaci¨®n casi se invierte y el verde de fondo acaba en rosa p¨¢lido.
Dijo Gim¨¦nez-Rico que su pel¨ªcula es o quiere ser "distinta", pero no hay tal. De hecho, se trata de un tipo de pel¨ªcula ya bien historiada y generalmente con malos resultados, un h¨ªbrido de ficci¨®n y de documental, mitad psicodrama y mitad reportaje period¨ªstico filmado. En la lejana y desastrosa experiencia francesa del cinema verit¨¦ hay bastantes ejemplos cercanos a este filme supuestamente "distinto", que a la postre resulta t¨®pico de puro sabido. Vestida de azul es un reportaje a seis bandas sobre otros tantos travestidos que se ganan la vida actualmente en Madrid con la prostituci¨®n y el cabar¨¦. Se trata, por tanto, de la descripci¨®n de la epidermis de una epidermis; todo un ejercicio de superficialidad, que de ninguna manera aborda el fondo de este lado extremo de la homoxesualidad. Se limita a rozar una de sus orillas.
Seis historias
El filme, como casi todos los que se hacen sin gui¨®n previo, adolece de una estructura confusa y cierta forma de plasta. Dijo Gim¨¦nez-Rico que en su intenci¨®n estaba, al contar con mucho celuloide negativo rodado, "extraer los momentos que de cuando en cuando surg¨ªan vivos y verdaderos" para membrar alrededor de ellos las seis historias entrecruzadas que componen la pel¨ªcula.Este m¨¦todo, que sin duda aplic¨®, es el que mejor enuncia la superficialidad del resultado, pues los momentos elegidos por Gim¨¦nez-Rico como m¨¢s "vivos y verdaderos" se limitan a ser los m¨¢s divertidos y resultones, es decir, aquellos en que los travestidos sueltan sus mejores gracias, que a veces las tienen. Y la pretendida indagaci¨®n sobre una de las cunetas de la marginaci¨®n espa?ola se quedan en una trivial colecci¨®n de sketchs, a veces puros chistes verbales, sobre el tradicional salero del arquetipo del humor del mariquita. Nos re¨ªmos, porque tiene gracia, del relato del servicio militar en Tarifa del travestido Lorenzo Arana, pero en nada penetramos en las luces y la oscuridad de la pat¨¦tica existencia de este hombre en su in¨²til pasi¨®n de ser mujer.
Se trata de un asunto muy dif¨ªcil observado con mirada facilona. Vestida de azul es s¨®lo la piel de unas vidas y no su carne y menos su esqueleto.
Salva a la pel¨ªcula la mayor o menor fortuna y desgarro de los tipos, pero nunca los trasciende. Todo lo contrario, el filme se queda m¨¢s cerca de ellos. El mismo travestido que narr¨® su pintoresca aventura en Tarifa desarbol¨® sin propon¨¦rselo el filme en la conferencia de prensa que sigui¨® a la proyecci¨®n: "Me gusta la pel¨ªcula, pero me gustar¨ªa hacer otra m¨¢s fuerte". Un tema duro abordado con ostensible blandura.
Otros filmes
Mientras tanto, a la espera de las pel¨ªculas de Jos¨¦ Antonio Zorrilla, Jos¨¦ Sacrist¨¢n, Miguel Hermoso y Alfonso Ungr¨ªa, otros filmes procedentes de otros pa¨ªses van desfilando sin pena ni gloria, como el h¨²ngaro Szerencses Daniel, de Pal Sandor, que es un ejercicio de higiene mental para uso exclusivo de h¨²ngaros, y el norteamericano de similares caracter¨ªsticas I Am the cheese, dirigido por el viejo productor y nuevo director Robert Jiras.El buen reparto de esta pel¨ªcula, en la que vemos las conocidas caras de Robert Wagner, Hope Lange y Don Murray, no le salva de la insignificancia.
Por su parte, la vida mundana del festival transcurre este a?o con mucha m¨¢s austeridad que en ediciones anteriores. Como todo el Pa¨ªs Vasco, el festival de San Sebasti¨¢n se aprieta el cintur¨®n, y no se ven por ninguna parte los antiguos derroches in¨²tiles.
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