El Congreso Nacional de Flamenco concede a Mairena, a t¨ªtulo p¨®stumo, la medalla de oro
El XI Congreso Nacional de Flamenco finaliz¨® en Granada con la concesi¨®n, por primera vez de manera oficial de los galardones previstos al m¨¦rito flamenco la medalla de oro fue, a t¨ªtulo p¨®stumo, para Antonio Mairena. Se concedieron adem¨¢s medalla de plata a la Consejer¨ªa de Cultura de la Junta de Andaluc¨ªa por haber puesto en marcha el Departamento de Flamenco, y medalla de bronce a Radiocadena de Andaluc¨ªa por su programa diario de siete horas de duraci¨®n Radiocadena flamenca.
En las sesiones de trabajo se discutieron las ponencias presentadas, que no fueron muchas, pero s¨ª hubo algunas de gran inter¨¦s. La de Manuel Urbano es una sobre el tema Literatura y flamenco. Notas de asedio. Por ejemplo, Garc¨ªa Lorca; otra, la de Buend¨ªa L¨®pez, con un original apunte antropol¨®gico literario sobre El honor de la pareja y el marco familiar en la primitiva sociedad flamenca; G¨¦nesis Garc¨ªa G¨®mez, en este caso con la colaboraci¨®n de Ram¨®n Codi?a Bonet, contin¨²a su profundo trabajo de investigaci¨®n sobre los cantes mineros, abordando el aspecto musical; Manuel Cano aport¨® sus grandes conocimiento en el tema desarrollando la Importancia granadina en la evoluci¨®n de la guitarra flamenca; Angelita Romero, en fin, expuso con amplitud el tema El baile flamenco y nuestras danzas.Contra lo que se ven¨ªa especulando a nivel de pasillos y en alg¨²n peri¨®dico, no se abord¨® el problema de la concesi¨®n de la pr¨®xima Llave de Oro del Cante, que quedar¨¢ para mejor ocasi¨®n.
En el terreno puramente art¨ªstico, el momento culminante, el gran festival de cante que se celebr¨® a beneficio de los artistas de la tercera edad, y al que acudieron desinteresadamente, salvo contadas excepciones, todos aquellos que hoy son alguien en este arte.
Nivel muy estimable en las actuaciones, con sus puntos altos y sus puntos bajos, l¨®gicamente. Jos¨¦ Menese cant¨® como ¨¦l sabe cantar. Por soleares, por siguiriyas, dio una lecci¨®n magistral. Su ?ay! fue el m¨¢s desolado y pat¨¦tico, el m¨¢s estremecedor. Quienes vinieron a cantar a Granada con la reciente muerte de Mairena y las especulaciones sobre la LLave de Oro en el ambiente se ve que ven¨ªan con el ¨¢nimo de demostrar sus saberes, de quedar bien ante el colectivo supuestamente entendido de los congresistas.
Hubo un empacho de los estilos mayores, soleares y siguiriyas; sobre todo, y en contrapartida, casi ausencia de los m¨¢s ligeros, los m¨¢s frecuentados habitualmente: s¨®lo unos fandangos, pero del Gloria, que Naranjito hizo muy bien, as¨ª como hizo bien grana¨ªnas y la petenera; tres cantes por buler¨ªas, otros tantos por alegr¨ªas. En este g¨¦nero brill¨® Fosforito, as¨ª como en las soleares; la sabidur¨ªa flamenca del maestro de Puente Genil encuentra su cauce id¨®neo en los cantes a comp¨¢s, rigurosamente medidos y estructurados. Tambi¨¦n en el comp¨¢s estuvieron muy bien Carmen Linares y Nano de Jerez.
20 cantaores
En un n¨®mina de casi 20 cantaores es dif¨ªcil poder dedicar a cada uno el espacio que sin duda merecen. Diego Clavel se fue a lo dif¨ªcil, como siempre, cantando grana¨ªnas y siguiriyas, sin cuajar una gran noche; lo mismo podr¨ªa decir de Calixto S¨¢nchez, quien hizo los mismos palos. Curro Malena grit¨® demasiado. Juanito Villar termin¨® con unas buler¨ªas ejemplo de lo que no debe cantarse por ese estilo. Camar¨®n de la Isla, siempre con ese eco enormemente sugestivo de su voz la¨ªna, no acab¨® de centrarse.Tina Pav¨®n, quien, sobre todo en los aires de C¨¢diz, tiene un metal de voz que, efectivamente, suena a La Ni?a de los Peines, tiene pellizcos, cosas salvables, aunque no acaba de construir y estructurar los cantes como ¨¦stos deben ser. Paco Moyano hizo unas colombianas llenas de musicalidad y originalidad, introduciendo acompa?amiento de percusi¨®n, y un polo con dificultad y grandeza. Jos¨¦ de la Tomasa se fue a lo duro, a lo dif¨ªcil, con autoridad y conocimiento. Javier Montenegro desmedula los cantes y se pierde en una mara?a de quejumbre y quiebros abusivos. Jos¨¦ Maya tiene que aprender a¨²n bastante. Manolo Mairena nos record¨® los ecos maireneros.
No debemos dejar de se?alar un excelente plantel de guitarristas, en los que destacaron el magisterio de Juan Carmona (Habichuela) y Enrique de Melchor.
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