Traducir a Valle
Traducir el lenguaje de Valle Incl¨¢n a im¨¢genes no siempre es posible. La raz¨®n puede estar en que el lenguaje de Valle es, en s¨ª, una continua imagen que trabaja de una manera subjetiva: de la palabra a la mente del lector (a su imaginaci¨®n) con el antiguo arte de escritura-lectura. Convertirla en objetiva, en igual para todos, convierte en algo muy distinto el proceso original. Est¨¢ la cuesti¨®n de respeto, la delicadeza con que hay que tratar lo que es mucho m¨¢s que una narraci¨®n, una visualizaci¨®n interna de situaciones.La adaptaci¨®n de Enrique Llovet, la c¨¢mara pict¨®rica dirigida por Miguel Picazo en el primer episodio, la delicadeza de los actores -especialmente, Berta Riaza, Inma de Santy, Miguel Sierra- de las Memorias del marqu¨¦s de Bradom¨ªn, la Sonata de primavera, deja ver todo ese respeto, todo ese cuidado. Hay una traducci¨®n de la suntuosidad, una traducc¨ª¨®n de la est¨¦tica pero no de la din¨¢mica.
Podr¨ªa decirse que la cuesti¨®n del ritmo es permanente en la producci¨®n propia fe TVE y alcanza a Picazo. Un ritmo pesado y largo. Se prefiere, al reflejo brillante de la acci¨®n, la morosidad de la descripci¨®n ¨®ptica. Las interminables puertas, que cuidadosamente se abren y se cierran, los pasillos perdidos, la contemplaci¨®n de los cuadros, la prolongaci¨®n de un entierro o de una procesi¨®n... Es, preibablemente, un problema de comparaci¨®n ,n lo habitual en el medio en las series extranjeras o en el cine contempor¨¢neo. El ap¨®cope, la econom¨ªa de medios, la sintaxis veloz, han acostumbrado la retina del espectador y han aguzado su rapidez de comprensi¨®n, el sentido del tiempo conjugado con el de la acci¨®n, y ante este tipo de rodaje se puede desentender, a menos que prefiera, por una educaci¨®n espec¨ªfica el recreo en el cuadro, la entonaci¨®n de los colores, la recomposici¨®n de ambientes y figurines.
Este estilo supone un recorte en el relato. Es muy probable que quienes no conozcan de antemano la Sonata puedan perderse el fondo -de la peque?a intriga, la aventura. Dicho de otra forma, lo que pasa -el pasa muy deprisa y de una manera un poco inconexa, mientras el tiempo de filmaci¨®n se detiene en lo que no pasa, en lo meramente pl¨¢stico. Ya s¨¦ que hay muchas maneras de defender esa deliberaci¨®n, sobre todo, si el resultado representa que lo deliberado se cumple: es decir, que la belleza est¨¢tica se consigue mientras la belleza din¨¢mica aparece solamente en algunos puntos, en un ligero andamiaje para justificar todo lo dem¨¢s. Y una de las defensas posibles es, precisamente, la de la traducci¨®n de la literatura de Valle Incl¨¢n a la visualidad posible.
El resultado es de una gran dignidad. Lo es en la recomposici¨®n, lo es el trabajo de actores aunque la pasi¨®n de Bradom¨ªn, la angustia de Mar¨ªa Rosario, bien corporizado por Miguel Sierra y por Inma de Santy, quede m¨¢s congelada que brillante.
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