Maruja Mallo
A m¨ª me encantar¨ªa que Maruja Mallo hubiese plagiado a ese latinoch¨¦ que dicen, en el cartel de Neruda, del Banco Exterior. Como te digo una cosa te digo otra, Paco, Ord¨®?ez, amor. Maruja Mallo, nacida de las vanguardias del Viaducto madrile?o -Cansinos, Ram¨®n, Gerardo, Huidobro, Corpus Barga-, es una pepona de rifa verbenera que todav¨ªa no nos ha tocado a nadie, porque nunca toca, como en las verbenas. S¨®lo le toc¨® a Ram¨®n, y Ram¨®n hoy no se lleva, porque se lleva Conrad, plagiado/traducido tard¨ªamente, qu¨¦ co?azo. Saludo en el barrio, junto a la ferreter¨ªa, a maestro D¨¢maso Alonso, que se da el paseo cotidiano por su/mi barrio, como siempre, y ahora ha prescindido del cuello de porcelana y el sombrero duro, por la rebeli¨®n de las masas y mayormente por la calor. "Se ha cortado usted un poco el pelo, Umbral". "S¨ª, pero s¨®lo un poco, D¨¢maso. Aprovecho cuando voy al campo, que me lo corta Paco, el jardinero, con las tijeras de podar". D¨¢maso va de viscosilla, fresco y ligero. D¨¢maso entiende a Ram¨®n (y qu¨¦ no entiende D¨¢maso), porque Ram¨®n es un G¨®ngora recalentado, y por tanto entiende a Maruja Mallo. Vamos a defenderla, maestro, de esa acusaci¨®n de plagio, que cuando do?a Julia Maura, en los cincuenta, plagi¨® completo un ensayo de Oscar Wilde, en la tercerita -inolvidable P¨¦rez Ferrero- del Abc, s¨®lo sali¨® en su defensa Juan Aparicio. La ¨²ltima vez que estuve con Maruja Mallo fue en casa de la rumano/espa?ola loanna, antes del verano. loanna preparaba, como siempre, un homenaje a las vanguardias de los veinte en la Europa (huerto nuclear de los ochenta: loanna vive su vida al margen de la vida, y hace bien). Ahora me convoca de nuevo para hablar en Par¨ªs de Ram¨®n. Me encantar¨ªa (y no es as¨ª, qu¨¦ decepci¨®n) que Maruja hubiese plagiado a alguien, como Valle-Incl¨¢n plagia a Barbey D'Aurevilly y Dal¨ª a Millet. Fui muy amigo (galer¨ªa Orfila, inolvidable Leyva) de Elmyr D'Ory, que hasta mereci¨® una pel¨ªcula de Orson Welles, y que hac¨ªa unos Matisses y unos Modiglianis muy superiores a los maestros. La vida, sin trampa, no es m¨¢s que cart¨®n. He fraguado con Pacord¨®?ez todo el rollo Neruda. Garc¨ªa M¨¢rquez no ha escrito por miedo de Matilde Urrutia, que est¨¢ celosa de la vieja anciana Albertina. No se puede hacer un paperback del libro porque Carmen Balcelis no quiere o no le conviene a sus finanzas. Hay que fastidiar se, hermano, y agarrarse para no caerse. Maruja Mallo es la pintora del 27 como la Chelito es la t¨ªa compacta del 98. No hay genera ci¨®n sin musa. Una mujer, para uno solo, es como demasiado, algo que estraga, pero repartida gene racionalmente queda mejor. Me consta que todos los surrealistas se beneficiaron on¨ªricamente a Gala Dal¨ª de Eluard. Jorge Salas, artista chileno, parece que hizo, antes, algo parecido a lo de Maruja, en la portada de un disco de los Inti-Illimani. Querr¨ªa yo cono cer a ese Jorge Salas para saber si se peina el flequillo con peineta, como Maruja, si es una pepona de verbena que ha le¨ªdo a Blaise Cendrars y si tiene el horror barroco por el vac¨ªo propio de los barro cos, como su nombre indica. Sospecho, con perd¨®n, que me interesa m¨¢s el personaje Maruja Mallo, la persona, que el personaje Salas, y uno ya s¨®lo consume personas, peatonales, que los genios cansan y los ingenios me cogen de vuelta. El plagio, Maruja, es una obra de arte o una reproducci¨®n mec¨¢nica. La cultura es continuidad y sin plagio no habr¨ªa continuidad. Cuando me preguntan por el libro favorito, entre los m¨ªos, siempre digo el Byron abrile?o que hice por encargo, traducido literalmente de Maurois. Creo que Byron queda mejor en m¨ª que en Maurois. Creo que Neruda queda mejor en Maruja, que, entre otras cosas, lo conoci¨® aqu¨ª en Madrid, "mi casa se llamaba la casa de las flores", etc.
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