Charles Nusser, el americano de la camisa blanca
Fue un destacado oficial de las Brigadas Internacionales
Nusser ha vuelto a Espa?a. Para ¨¦l ya es un rito hacerlo todos los a?os desde 1978. Ahora viene a una concentraci¨®n de brigadistas cerca de la localidad madrile?a de Morata de Taju?a. Sus ojos se humedecen por el recuerdo y rompe a llorar como un ni?o cuando le vienen a la memoria los episodios m¨¢s tristes de la guerra civil espa?ola. Siente rabia y se averg¨¹enza al hablar del presidente Roosevelt, a quien no perdona su inhibici¨®n con la Rep¨²blica, y repite sin cesar que la guerra nunca la hubiera ganado el general Franco de haber existido un apoyo norteamericano al Gobierno de Madrid.El teniente Nusser estuvo en el Jarama y form¨® parte del batall¨®n Lincoln. Le mandaba un hombre de color, el primer norteamericano de color que, seg¨²n ¨¦l, alcanzaba hasta esa fecha un mando militar sobre hombres de su mismo pa¨ªs. Se llamaba Oliver Law y era un veterano soldado con seis a?os de experiencia en el Ej¨¦rcito de los Estados Unidos. Le recuerda con pena, porque Law cay¨® en combate y nunca m¨¢s volvi¨® a su Chicago natal.
El anciano brigadista recorre estos d¨ªas las calles y plazas de Madrid, y siente alegr¨ªa porque piensa que la gente es feliz en la Espa?a democr¨¢tica. Le preocupa la crisis econ¨®mica, que para ¨¦l es un problema que trasciende fronteras, y tiene una respuesta n¨ªtida cuando se le sugiere su opini¨®n sobre el presidente Felipe Gonz¨¢lez: "Est¨¢ haciendo un buen trabajo".
Confiesa que fue comunista en su pa¨ªs y es consciente de la marginaci¨®n que eso supone en Estados Unidos. Cuando regres¨® de Espa?a, cuya guerra no acab¨®, le tildaron de hombre de izquierdas, pero ¨¦l, con cierto orgullo, nunca lo ocult¨®. Ahora dice que, de no mediar la edad, ser¨ªa capaz de repetir la haza?a y viajar a Centroam¨¦rica para unirse a la guerrilla, aunque se encontrara frente a frente con un compatriota, "porque hay que luchar contra el malvado, donde sea y como sea".
Nusser no termin¨® la guerra de Espa?a, porque result¨® herido en combate y tuvo que ser repatriado a Estados Unidos, donde lleg¨® debilitado. Cuando decidi¨® alistarse en las Brigadas Internacionales ten¨ªa el apoyo de su madre y ciertos reparos por parte de su padre, cosa poco com¨²n en estos casos, aunque reconoce que su familia nunca intent¨® coartar su voluntad, m¨¢s llena de sentimiento que de aventura, seg¨²n sus propias palabras.
De regres¨® a Estados Unidos llevaba varias cicatrices en el cuerpo. Pero a ¨¦l no le importaban las heridas y se sent¨ªa orgulloso de haber combatido en Belchite, poblaci¨®n que recuerda como uno de los lugares de Espa?a donde nunca pudo entrar Napole¨®n. El teniente Nusser est¨¢ otra vez en Espa?a. Hoy todav¨ªa le recuerdan como el americano que saltaba de trinchera en trinchera con una camisa blanca.
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