Maradona
De repente, todos tenemos tobillo izquierdo. Y no un simple bulto por donde discurren los calcetines, sino todo un complejo artilugio con maleolos que acolchan el astr¨¢galo y una cordeler¨ªa de ligamentos laterales susceptibles, en conjunto, de sindesmosis y fracturas depuitren. La lesi¨®n de Maradona es apote¨®sica, y, de improviso, nos persigue como una visi¨®n sobre las s¨¢banas, desplegado el destrozo, el tobillo convertido en un plato de dolor.Cuatro meses sin Diego en los campos y la incertidumbre de que, una vez dado de alta, consiga ser el que fue. Habr¨¢ quien desprecie este episodio que concierne s¨®lo a una afici¨®n, a un hombre dentro de esa afici¨®n y a una s¨®lita articulaci¨®n dentro de tal hombre, pero m¨¢s de medio pa¨ªs, a partir de este percance, se halla comprometido en una de las m¨¢s arduas tareas de la reflexi¨®n humana.
En primer lugar, ?c¨®mo juzgar a Goikoetxea? ?Es simplemente una fuerza aviesa engolosinada con la destrucci¨®n, o es, por el contrario, la primera v¨ªctima de un oscuro designio que se complace en hacerle su ' instrumento? ?Quiso Goikoetxea lesionar tan gravemente a Schuster, primero, y a Maradona, despu¨¦s? Es absurdo pensar esto. Pero, entonces, ?qu¨¦ no es absurdo? ?Que N¨²?ez deba peri¨®dicamente romper a llorar, que el Barcelona no alcance ya nunca un campeonato de Liga, que las m¨¢s s¨®lidas comunidades aut¨®nomas se agredan, que estallen las articulaciones de los jugadores extranjeros con regular asiduidad? Todo esto ha de parecer desmesurado a una mente cabal. Pero ?entonces? Pues entonces es cuando viene lo peor: el recurso a la justicia.
Los hombres, hinchas incluso, suelen atribuir a la justicia -es decir, a sus castigos- la eficacia de unas tenacillas de metal ardiente que deshacen con su aplicaci¨®n precisa todos los bucles de la sinraz¨®n. Pero, como ya resulta presumible, ni los 25 partidos de sanci¨®n al jugador bilba¨ªno ser¨ªan capaces de aportar un ¨¢pice de coherencia a esta desventura. La ventolera de? destino, la conjetura, son consustanciales al juego del f¨²tbol. O, incluso, m¨¢s all¨¢, la injusticia (?fue justo el resultado?, indagamos siempre) es uno de los ejes m¨¢s firmes de esa ruleta donde ha girado, desguaz¨¢ndose, el singular tobillo de Maradona. .
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