La situaci¨®n de Renfe
Ha llegado la hora de la verdad para Renfe. Este pa¨ªs no puede mantener por m¨¢s tiempo una empresa con gastos galopantes, ingresos timoratos, consecuencia de una p¨¦sima gesti¨®n comercial, la financiaci¨®n inadecuada y un ambiente narcotizante de pasividad ante resultados escandalosos sufragados a?o tras a?o con la impotencia del Estado y el resignado escepticismo de los ciudadanos.Cuando el nuevo presidente de Renfe, Ram¨®n Boixad¨®s, levant¨® la alfombra y comprob¨® que el d¨¦ficit era a¨²n m¨¢s escandaloso de lo que se tem¨ªa -el a?o acabar¨¢ con m¨¢s de 200.000 millones de n¨²meros rojos-, la decisi¨®n se ha hecho tajante: ?Basta ya!
El ministro de Transportes, Turismo y Comunicaciones, Enrique Bar¨®n, respaldado por todo el Gobierno, ha tirado del timbre de alarma, y Boixad¨¦s pondr¨¢ inmediatamente en marcha un plan destinado a cortar en seco un deterioro que, de no ser cortado inmediatamente, llevar¨ªa a nuestros ferrocarriles a un d¨¦ficit de medio bill¨®n de pesetas de aqu¨ª a tres a?os.
De momento, rodar¨¢n cabezas en la compa?¨ªa, y a continuaci¨®n ser¨¢ preciso dinamizar una empresa adormecida en la seguridad del funcionariado y aplicar una gesti¨®n rigurosa para salir de una situadi¨®n que es verdaderamente de emergencia. La alternativa ser¨ªa no ya la quiebra de los ferrocarriles, sino, acompa?ada de otros d¨¦ficit igualmente galopantes, la del propio Estado.
Enderezar Renfe va a costar sangre, sudor y l¨¢grimas. Adem¨¢s de los esfuerzos t¨¦cinicos de racionalizaci¨®n y de correcta aplicaci¨®n tecnol¨®gica, ser¨¢ preciso a?adir el esfuerzo solidario de todos los trabajadores de la empresa, as¨ª como un comportamiento m¨¢s activo y consecuente por parte de una Administraci¨®n que tambi¨¦n ha contribuido, con su t¨¦cnica de avestruz, a que esta empresa desemboque en el marasmo en que hoy se encuentra.
Una parte del d¨¦ficit se debe a que la Administraci¨®n nunca se decidi¨® a valorar una serie de servicios que no son imputables a una empresa, aunque ¨¦sta sea cien por cien p¨²blica. En prirrier lugar, hay que valorar correctamente esta imputaci¨®n estatal en la medida en que el Gobierno haga primar determinadas consideraciones sociales ajenas,a la l¨®gica de una empresa, y en segundo lugar, debe evitar retrasos en aplicaciones presupuestarias que contribuyen a encarecer innecesariamente los costes financieros de la compa?¨ªa. Contabilizado este d¨¦ficit ex¨®geno, se dar¨¢ un paso importante hacia la clarificaci¨®n de la verdadera dimensi¨®n de la responsabilidad de los gestores de la empresa. El Ministerio de Transportes, por su parte, deber¨¢ situar su actuaci¨®n ferroviaria dentro de un contexto m¨¢s amplio de ordenaci¨®n del mundo del transporte.
Simult¨¢neamente, los trabajadores, adem¨¢s de mejorar su productividad, deber¨¢n ce?ir sus reivindicaciones a la dram¨¢tica situaci¨®n de la empresa, al tiempo que los gestores de ¨¦sta tendr¨¢n que dar la talla y responder a la confianza depositada en ellos o marcharse a sus casas.
Enrique Bar¨®n, que como abogado laboralista est¨¢ imbuido en el esp¨ªritu de negociaci¨®n que no excluye la firmeza, ha tenido el acierto de buscar ante todo el consenso social, resistiendo la tentaci¨®n de lanzarse con gestos espectaculares que contribuir¨ªan a dramatizar innecesariamente lo que ya es en s¨ª mismo suficientemente dram¨¢tico.?
3 de octubre
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