Medicina deportiva y preventiva para todos
Entendemos la medicina deportiva como la aplicaci¨®n del arte y la ciencia m¨¦dica a la pr¨¢ctica de deportes y actividades f¨ªsicas en general, a fin de controlar sus posibilidades preventivas y terap¨¦uticas en el mantenimiento de un estado de salud, evitando cualquier da?o que pueda derivarse de un exceso o defecto de ejercicio f¨ªsico.Partiendo de este amplio concepto, resulta claro que el objetivo de la medicina deportiva no se circunscribe a la actividad realizada por los atletas, sino que se extiende a toda persona sana o aparentemente sana, e incluso a personas enfermas, abarcando todos los grupos de edades.
Desde antiguo se acepta como una realidad palpable que el ejercicio f¨ªsico ejerce una influencia beneficiosa sobre casi todas las estructuras y funciones del cuerpo humano. Pero esta especie de mensaje higi¨¦nico-social que nos han dejado pasadas civilizaciones no parece que sea entendido en toda su significaci¨®n en la sociedad actual; e incluso cuando es aceptado no es considerado adecuadamente.
Ausencia de actividad
Caracterizan al hombre moderno no s¨®lo la tendencia a reducir al m¨ªnimo los m¨¢s comunes acontecimientos que fomentan las relaciones humanas, sino incluso el tiempo dedicado a los deportes y ejercicios f¨ªsicos. Pero lo que es todav¨ªa m¨¢s alarmante es que aquellos que en su juventud se dedicaron al deporte no escapan a la peligrosa tendencia de la inactividad.
Todo esto hace que hablemos ya de una enfermedad hipocin¨¦tica, provocada por una ausencia de actividad f¨ªsica. Esta enfermedad representa un factor de alto riesgo en la patog¨¦nesis u origen de enfermedades m¨¢s serias de tipo metab¨®lico, cardiaco o circulatorio en mayor medida que sobre una afectaci¨®n propia del aparato locomotor, por posible anquilosis.
Hoy conocemos con seguridad que los individuos con escasa actividad f¨ªsica son propensos a padecer con m¨¢s frecuencia accidentes coronarios, enfermedades degenerativas de la circulaci¨®n perif¨¦rica, etc¨¦tera, con el agravante de que esta patolog¨ªa es m¨¢s seria, sorprendentemente, en j¨®venes.
La valoraci¨®n biol¨®gica que debe hacerse entonces del ejercicio f¨ªsico y el deporte estar¨¢ orientada a resaltar los beneficiosos efectos preventivos sobre las nefastas consecuencias de la enfermedad hipocin¨¦tica y considerarlo fundamentalmente como elemento preventivo de posibles riesgos patog¨¦nicos y garant¨ªa de salud.
Alarmante
Pero hay un aspecto todav¨ªa m¨¢s alarmante en todo esto, y es que esta falta de actividad f¨ªsica se aprecia de forma importante en ni?os y adolescentes. La carencia de una actividad f¨ªsica educativa en colegios y universidades es un aut¨¦ntico desastre sanitario, y m¨¢s todav¨ªa cuando esto ocurre en ciudades con un grado de aglomeraci¨®n urbana importante, donde este nido o adolescente se encuentra sometido constantemente al riesgo de mantener posturas forzadas que conducir¨¢n a una gran incidencia de dismorfismos funcionales, como escoliosis, cifosis, pies planos, etc¨¦tera. El panorama estoy seguro que ser¨ªa todav¨ªa m¨¢s desolador si realiz¨¢ramos algunas de las pruebas de valoraci¨®n de la capacidad f¨ªsica, tales como consumo m¨¢ximo de ox¨ªgeno, pruebas dinamom¨¦tricas, comportamiento de la frecuencia cardiaca durante y despu¨¦s de un esfuerzo, etc¨¦tera; solamente: as¨ª obtendr¨ªamos una aut¨¦ntica dimensi¨®n del problema.
No es solamente el aspecto de la prevenci¨®n de enfermedades lo que hace del ejercicio f¨ªsico una ,actividad recomendable, sino que sus beneficios son igualmente bien, conocidos como favorecedores del crecimiento, de la actividad laboral y del equilibrio psicol¨®gico, por poner algunos ejemplos. Todo ello hace m¨¢s que recomendable cualquier iniciativa que estimule y promueva actividades deportivas, con un alcance cuanto m¨¢s amplio mejor. En este contexto pueden enmarcarse las cada vez m¨¢s frecuentes pruebas populares de marat¨®n. La promoci¨®n de este tipo de celebraciones est¨¢ m¨¢s que justificada, no s¨®lo desde el punto de vista cient¨ªfico, sino tambi¨¦n desde el punto de vista de mejora personal y colectiva de la salud.
Control
Ahora bien, los aspectos positivos de la actividad f¨ªsica pueden convertirse en riesgos graves si no se realiza un control de dicha actividad.
Tres aspectos debemos destacar en este necesario control:
1. Selecci¨®n de la actividad deportiva m¨¢s afin con las caracter¨ªsticas del individuo.
2. Control de un estado f¨ªsico ¨®ptimo que permita la actividad f¨ªsica sin riesgos.
3. Conocimiento de, las capacidades personales de rendimiento para, entonces, establecer los programas de entrenamiento.
Este esquema, perfectamente aplicable tanto a aquellos que realicen un deporte de competici¨®n como norma (atletas, jugadores profesionales, etc¨¦tera) como a cualquier individuo que realice un m¨ªnimo de actividad f¨ªsica como simple hobby, debe estar controlado por el trabajo conjunto y complementario del t¨¦cnico en la actividad deportiva correspondiente y el m¨¦dico deportivo.
Es precisamente el control m¨¦dico de la actividad deportiva el aspecto m¨¢s olvidado y, sin embargo, fundamental para su ¨¦xito. Solamente el m¨¦dico especialista en medicina deportiva est¨¢ capacitado para realizar una selecci¨®n de la actividad deportiva m¨¢s recomendable seg¨²n las aptitudes personales de cada uno y sus capacidades innatas para la obtenci¨®n de un grado mayor menor de calidad mediante entrenamiento. Una vez realizada esta primera selecci¨®n, es tambi¨¦n el ¨²nico capacitado para realizar los controles y el tratamiento.
Control en centros
Este control deportivo, que debe ser continuado y necesariamente multidisciplinario, deber¨¢ realizarse a ser posib5 en centros de medicina deportiva, en donde un equipo de especialistas de distintos aspectos m¨¦dicos del deporte -como internistas, traumat¨®logos, cardi¨®logos, psic¨®logos, endocrin¨®logos, etc¨¦tera- puede complementar y coordinar su actividad. De estos centros deber¨ªan irradiar los consejos sobre medicina preventiva, tratamiento, orientaciones de salud y educacionales; as¨ª como las investigaciones cient¨ªficas aplicables al deporte.
La dimensi¨®n social que la actividad deportiva va adquiriendo debe ser, pues, estimulada, dado los beneficios que para la salud reporta; ello hace aconsejable la inclusi¨®n del aspecto m¨¦dico-deportivo en los posibles centros de salud comunitaria, puesto que si el cl¨¢sico eslogan de Deporte para todos queremos que se haga realidad, debe hacerse tambi¨¦n bajo la seguridad de un control sanitario de esa actividad, tan necesario en el atleta como en el deportista, digamos, de tiempo libre.
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