?Quien quiere matar a Nacho? (2? parte)
Cualquier historia, despojada de sus circunstancias particulares, se convierte en una abstracci¨®n. Es lo que distingue a la literatura de la filosof¨ªa: ambas son formas de conocer, pero la ficci¨®n y el arte atienden a lo espec¨ªfico e individual, aun cuando sean capaces de elaborar s¨ªmbolos que trascienden lo particular. Nacho es una abstracci¨®n: no tiene rasgos individuales que lo caractericen, carece de clase social, de entorno geogr¨¢fico o cultural, de herencia, de contexto. Nacho es hijo del ¨®vulo y del Espermatozoide, porque en la ingenua y pretensiosa mente de sus autores (los Pro Vda, f¨®rmula tan abstracta que se vuelve vac¨ªa), el Hijo, la Madre, el Padre (que brilla por ausencia, pero ese es otro cantar) son entelequias.Ahora que Nacho se ha salvado del aborto, en el ¨²ltimo cuadrado de la tira, corresponde imaginar un futuro para Nacho. Es la responsabilidad de los salvadores: aquellos que libran a alguien de la muerte o del suicidio contraen una grave responsabilidad hacia el salvado. No se puede salvar a alguien en vano. ?Se imagina Nacho los peligros a los que se ver¨¢ sometido, luego de sortear el aborto? ?Sus salvadores asumir¨¢n la responsabilidad contra¨ªda?
En primer lugar, ser¨ªa conveniente que Nacho le pidiera a su madre, antes de nacer, la certeza de pertenecer a la clase privilegiada. Los pobres no lo han pasado bien en este mundo: ni en Grecia, ni en Roma, ni en la Edad Media, ni en el Renacimiento. Swift aconsejaba a los pobres que vendieran sus hijos a los terratenientes: de este modo, los pobres tendr¨ªan algo m¨¢s que hipotecar, y los ricos, un nuevo plato exquisito en sus mesas. No son buenos tiempos para Nacho ¨¦stos en los que le ha tocado vivir. Si su madre no toma las providencias oportunas (es decir, la p¨ªldora), nuestro h¨¦roe ser¨¢ el supernumerario de una sociedad exhausta, que no puede dar empleo ni protecci¨®n a sus Nachos y Nachas. Ni que hablar si Nacho es hijo de una madre del Tercer Mundo. Por eso, Nacho, te convendr¨ªa averiguar qu¨¦ clase de ¨®vulo te concibi¨®. ?Un ¨®vulo proletario? ?Un ¨®vulo en paro? ?Un ¨®vulo de la burgues¨ªa? ?Un ¨®vulo primer o tercermundista?
Ahora que has sorteado el peligro del aborto, conviene, Nacho, protegerse de otras cosas. Nadie te ofrecer¨¢ un empleo, pero en cambio, a la vuelta de la esquina, podr¨¢s comprar hach¨ªs. La Universidad no es segura (adem¨¢s, ?qu¨¦ hacer con el t¨ªtulo de licenciado?), pero en cambio gozar¨¢s de las delicias del servicio militar. No podr¨¢s arreglar tus caries en la Seguridad Social, pero quiz¨¢s tendr¨¢s la suerte de participar en las maniobras de la OTAN. Posiblemente no tengas d¨®nde dormir, Nacho, pero al Este y al Oeste podr¨¢s entretenerte, a la noche, contando misiles. Quiz¨¢ no gozar¨¢s de vacaciones en Marbella (nadie nos inform¨® acerca de la clase social de tus 46 cromosomas ni de la calidad de tu c¨®digo gen¨¦tico), pero en cambio los bacilos te acechar¨¢n en la boca del metro, respirar¨¢s un aire contaminado y los ruidos de la calle te mecer¨¢n como una nana hist¨¦rica y neur¨®tica. Y si una ma?ana saltas por los aires hecho pedazos, preguntar¨¢s: ?Qui¨¦n quiso matar a Nacho? ?Oriente u Occidente? Entonces habr¨¢s comprendido que el problema no consiste en sobrevivir, sino en la clase de sobrevida que preparan para ti.
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