Psicosis de 'viernes negro' neoyorquino en Buenos Aires
La virtual suspensi¨®n de pagos ha despertado a los argentinos de la ficci¨®n monetarista.
La city porte?a es una agrupaci¨®n de manzanas con s¨®lidos edificios neocl¨¢sicos, que albergan uno de los muestrarios m¨¢s completos de la banca internacional, toda una galaxia de casas de cambio; agencias de viajes, en las que se especula con el billetaje internacional, y oficinas de fortuna que habitan usureros y mercachifles de dinero.Hace 50 a?os, en estas mismas calles los precios internacionales de la tonelada de carne o de grano hac¨ªan sonre¨ªr a los argentinos, que acumulaban sus fortunas en pesos, sin molestarse en conocer las cotizaciones del d¨®lar estadounidense o de las monedas europeas. Hace tres a?os, los m¨¢s avivados bur¨®cratas de la city dejaron de trabajar para la correcta estabilidad de sus bancos y fundaron sus propias financieras, deslumbrados por las innumerables posibilidades inmediatas del monetarismo. Surgieron bancos, como el de Intercambio Regional, presididos por hombres de 28 a?os, ahora pr¨®fugos de la justicia, pero que entonces ofrec¨ªan intereses del 180% mensual a sus depositantes. Elegantes j¨®venes, guapos, intr¨¦pidos, los chicagoboys porte?os llegaron a levantar uno de los m¨¢s exclusivos clubes de Buenos Aires -el San Juan-, a 10.000 d¨®lares la cuota de ingreso y con sus acciones cotiz¨¢ndose en la Bolsa.
Se disipa el encanto
Los rigurosos modales de la vida financiera hace seis meses ya se hab¨ªan degradado hasta el extremo de ver a cambistas o a gerentes cruzar la calle en mangas de camisa, con fajos de d¨®lares en las manos para cerrar por minutos una operaci¨®n ventajosa en la oficina de la acera de enfrente. Deber¨ªa ser un axioma -y acaso lo sea- que cuando en el mundo del dinero las prisas sustituyen a la lentitud y la metodolog¨ªa expeditiva se adelanta a la circunspecci¨®n es que se aproxima una cat¨¢strofe.Hace cuatro d¨ªas aquellos s¨ªntomas brotaron como ganglios en la city. El presidente del Banco Central argentino dispon¨ªa desde Nueva York la suspensi¨®n de venta de divisas y era detenido a su regreso, en el aer¨®dromo internacional de Ezeiza, por la polic¨ªa federal, que lo trasladaba posteriormente al extremo sur de la Patagonia en el avi¨®n de respeto Tango 2, ofrecido como consuelo por el presidente Bignone. Un juez de mierda, seg¨²n criterio del doctor Julio Gonz¨¢lez del Solar, hab¨ªa dictado su procesamiento y prisi¨®n preventiva por presunta dejaci¨®n de los intereses nacionales en la negociaci¨®n que el alto funcionario estaba cerrando en Nueva York con m¨¢s de 300 bancos extranjeros para refinanciar la deuda de Aerol¨ªneas Argentinas, negociaci¨®n piloto para el resto de las empresas estatales del pa¨ªs.
El juez Pinto Kramer, con excremento o sin ¨¦l, "pate¨® el tablero", como se dice por aqu¨ª. De 39 a?os, casado, con dos hijos, ex jugador de rugby (fue suspendido federativamente por tres a?os por descerebrar de un rodillazo en la cabeza a un contrincante). Apodado el Loco, porta habitualmente armas, y hace dos a?os mat¨® a dos delincuentes hambrientos que tuvieron la mala suerte de intentar atracar la tienda en la que el juez estaba adquiriendo una corbata. Nombrado juez por Isabel Per¨®n, y confirmado por el proceso militar de reorganizaci¨®n nacional, es amigo del ala derecha de la fuerza a¨¦rea, ultranacionalista, y ahora, de alguna forma y pese a todo, el hombre que ha hecho despertar a los argentinos de su sue?o financiero.
Miedo a regresar
Cuando Gonz¨¢lez del Solar volaba hacia los hielos del r¨ªo Gallegos, el doctor Whebe -el ministro de Econom¨ªa- se negaba a regresar de Nueva York, en el temor de ser tambi¨¦n detenido, y las prohibiciones cambiarias entraban en vigor.La locura hab¨ªa tocado fondo, al fin, entre la histeria de los ahorristas y depositarios, que hac¨ªan colas de varias manzanas en la city a las puertas de sus bancos, en un intento pat¨¦tico por recuperar sus queridos billetes verdes, estrechos y alargados con la imagen puritana de George Washington; pod¨ªa advertirse el renacimiento de la cordura. Hace algunos meses tambi¨¦n se detect¨® este repunte del sentido com¨²n cuando un grupo de viajeros argentinos reconoci¨® en el aeropuerto de Ezeiza los o¨ªdos absurdamente separados en la cabeza de ave del ex ministro de Econom¨ªa Jos¨¦ Alfredo Mart¨ªnez de Hoz, y le corrieron por los vest¨ªbulos de la terminal oblig¨¢ndole a refugiarse en una oficina policial.
Mart¨ªnez de Hoz, profesor de econom¨ªa en la Escuela Militar, fan¨¢tico del monetarismo de Milton Friedman, jefe de filas de los chicagoboys argentinos, autor del plan econ¨®mico de los militares que derrocaron a Isabel Per¨®n, empedernido cazador en Sur¨¢frica y coleccionista de trofeos cineg¨¦ticos, enamor¨® a su pa¨ªs sobrevalorando el peso tras el rodrigazo de Celestino Rodr¨ªguez -ministro de Isabel Per¨®n-, que a lo largo de junio de 1975 lo devalu¨® en un 347%.
Malos recuerdos
Pero para el com¨²n de los argentinos, Mart¨ªnez de Hoz y su monetarismo -entre 1978 y 1981- son el s¨ªmbolo del mago enloquecido capaz de cualquier desprop¨®sito. Hizo su trabajo a la perfecci¨®n con el d¨®lar barato; respecto al peso, los argentinos llegaron a ser conocidos como los mejores comerciantes del mundo, como los d-m-2. Los electrodom¨¦sticos, los relojes, los v¨ªdeos, los autom¨®viles raramente se adquir¨ªan por unidad en las tiendas m¨¢s costosas de Europa o Estados Unidos. El personal de tierra de la Braniff, Pan Am, Aerol¨ªneas en Buenos Aires descargaba retretes americanos de los vuelos procedentes de Miami. La clase media asalariada, devenida en d-m-2 gracias al monetarismo de Mart¨ªnez de Hoz, se encontr¨® ganando entre 2.000 y 4.000 d¨®lares al cambio artificial, y se march¨® de vacaciones a Europa para esquiar en Gstaad, desde?ando la maravilla de Bariloche, en la cordillera andina. Se importaron masivamente los autos japoneses, y la l¨ªnea blanca (la tradicionalmente excelente producci¨®n argentina de art¨ªculos para el hogar) quebr¨® cuando los argentinos optaron por cambiar de televisor o de equipos de sonido. "Este fin de semana nos vamos a Nueva York". Ren¨¦ Favaloro, uno de los mejores cirujanos cardiovasculares del mundo, dise?¨® una v¨¢lvula a¨®rtica sin soldaduras, de fabricaci¨®n argentina, masivamente adoptada por la cirug¨ªa estadounidense y que ahora no puede adquirir el pa¨ªs para sus enfermos en Buenos Aires. Durante la plata dulce, en los a?os del d¨®lar barato, Estados Unidos vendi¨® a bajo precio en Suram¨¦rica las obsoletas v¨¢lvulas con soldaduras, mientrasfabricaba para el consumo interno las de dise?o argentino.Tras apenas tres a?os de plata dulce, durante la que los argentinos viajaron por el mundo con las maletas repletas de d¨®lares, haciendo o¨ªdos sordos a los rumores desagradables ("Ha desaparecido fulano", "No se sabe nada de tal familia"), la realidad econ¨®mica se impuso con toda la violencia y crueldad que Fontanorrosa (famoso humorista de Clar¨ªn) retrataba en uno de sus dibujos: dos argentinos haraposos se disputaban los restos comestibles de un cubo de basura, y uno interrogaba al otro: "Yo a usted le conozco de algo". "S¨ª", respond¨ªa su interlocutor; "nos vimos el a?o pasado durante nuestras vacaciones en Suiza".
El mago del monetarismo se vio obligado a devaluar antes de abandonar su ministerio, aunque cumplida ya su misi¨®n hist¨®rica de ofrecer un para¨ªso de consumo a quienes los militares estaban privando de los m¨¢s elementales derechos. La misma historia brutalmente repetida en Chile y, con menor ¨¦nfasis, en Uruguay.
El mercado paralelo del d¨®lar -prohibido y penado- sigue constituyendo el aspecto m¨¢s s¨®lido y moral de la econom¨ªa argentina. Honestamente, los diarios dan puntualmente informaci¨®n de las fluctuaciones diarias del d¨®lar paralelo.
La bicicleta financiera fue la herencia del monetarismo de Mart¨ªnez de Hoz. El dinero, como la bicicleta, ca¨ªa en el caso de detener su movimiento. Era preciso ponerlo a trabajar, extray¨¦ndole hasta sus ¨²ltimas posibilidades mediante tarjetas de cr¨¦dito, imposiciones a plazo fijo, adquisici¨®n de bonos, especulaci¨®n burs¨¢til, compra y reventa de billetes a¨¦reos internacionales; cualquier cosa que diera r¨¦ditos.
Todo se derrumb¨® a c¨¢mara lenta desde la d¨¦cada de los a?os treinta, y fren¨¦ticamente bajo el segundo peronismo y el ¨²ltimo proceso militar. Un juez patag¨®nico paraliza una negociaci¨®n econ¨®mica internacional, y un presidente de un Banco Central le tilda de juez de mierda. El alto funcionario es detenido, interrogado y liberado, y el juez le reputa de ladr¨®n de gallinas. El ministro de Econom¨ªa pregunta desde Nueva York si lo detendr¨¢n a su regreso al pa¨ªs, y el administrador general de Aduanas permanece preso por supuesto contrabando de gambas. Con los a?os, Cambalache ha demostrado ser algo m¨¢s que un sentido tango. Disc¨¦polo era un vidente que supone pronosticar acertadamente que "los inmorales nos han igualado" y que "el que no llora no mama, y el que no afana es un gil". Al menos as¨ª lo fue hasta el hartazgo en la Rep¨²blica Argentina.
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