Nicolaides intenta en vano callar a los generales que muestran la desuni¨®n Militar
El teniente general Cristino Nicolaldes, comandante en jefe del Ej¨¦rcito argentino, intenta, sin ¨¦xito, detener con sanciones ejemplares la cascada de declaraciones de generales que ponen en precario la ya escasa nnidad militar. A los 60 d¨ªas de arresto que ya cumpli¨® el ex presidente Galtieri y a los que cumple el general Benjam¨ªn Men¨¦ndez (ex gobernador de Malvinas) habr¨¢ que sumar el previsible arresto del teniente general Alejandro Lanusse, ex presidente que entreg¨® el poder en 1973 al peronista H¨¦ctor C¨¢mpora.
Lanusse, en declaraciones a la revista Siete D¨ªas, del editor exiliado Fontevechia, denuncia la corrupci¨®n militar de los ¨²ltimos siete a?os y se lamenta de que los directorios empresariales argentinos est¨¦n llenos de generales cuando lo prohibe taxativamente la reglamentaci¨®n castrense. D¨¦ la ley de amnist¨ªa estima que "es lamentable, totalmente inoportuna e inadecuada por haber sido promulgada contra la opini¨®n d¨¦ todo un pa¨ªs; los resultados de esta ley van a ser exactamente el polo opuesto ,a los resultados buscados...".El general-ex presidente denuncia la existencia de altas jerarqu¨ªas militares que apoyan -un triunfo peronista y llega a afirmar que el gol pe de 1976 que derroc¨® a Isabel Per¨®n fue pactado entre, un sector de las Fuerzas Armadas y un sector del peronismo. Tilda al general y ex presidente Videla de "calamidad". Y reconoce que en la guerra de las Malvinas las Fuerzas Armadas argentinas demostraron su completa incapacidad para operar bajo un comando unificado conjunto. En la ma?ana de ayer, Lanusse fue requerido con urgendia al comando del Ej¨¦rcito, para ratificar o desdecir sus declaraciones, y se esperaba su arresto fulminante.
Las dos CGT y el Gobierno han alcanzado un acuerdo por el que las primeras renunciar¨ªa su intenci¨®n de una nueva huelga general de 48 horas antes de las elecciones, y el segundo congelar¨¢ los tarifazos sobre art¨ªculos y servicios de primera necesidad. Dio obstante, contin¨²a el sarpullido de huelgas sectoriales descontroladas y es inminente otra paralizaci¨®n del transporte de superficie,en el Gran Buenos Aires.
La campa?a electoral contin¨²a con una crecida de insultos desde el peronismo hacia los radicales. La agresividad verbal peronista ha aumentado con sus disensiones internas. Erminio Iglesias, candidato a la gobernaci¨®n de Buenos Aires, ya no asiste a los actos en los que comparecen el candidato presidencial Italo L¨²der o el primer v¨ªcepresidente del partido, Lorenzo Miguel. Estos ¨²ltimos aspiran a captar votos moderados de clase media, mientras Iglesias excita la ra¨ªz m¨¢s populista del movimiento. Iglesias acaba de "declarar la guerra a los extranjeros que nos quieren comprar y a los argentinos como Ra¨²l Alfons¨ªn que nos quieren vender". EL lenguaje y hasta la presencia patibularia de este hombre, que adem¨¢s est¨¢ haciendo campa?a fuera de su provincia, espantan al sector peronista encabezado por L¨²der.
Por lo dem¨¢s, el grueso de la campa?a peronista lo est¨¢ llevando un cad¨¢ver. "Vote a Per¨®n" es el eslogan m¨¢s repetido, y la foto del l¨ªder difunto y la proyecci¨®n de sus discursos multitudinarios priman sobre la imagen o la palabra de los candidatos vivos. En el interior, la campa?a prefiere el abuso de la imaginer¨ªa de Eva Duarte. De Isabel Per¨¢n, ni una foto, ni una palabra, ni un cartel, ni la menor alusi¨®n a quien es te¨®rica y jur¨ªdicamente la presidenta del partido.
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