S¨®lo el Gobierno militar qued¨® satisfecho con la visita de Kissinger a Guatemala
Henry Kissinger sali¨® ayer de Guatemala hacia Honduras (quinta etapa de su gira centroamericana) dejando algunas protestas a sus espaldas. S¨®lo el Gobierno militar del general ?scar Mej¨ªa qued¨® satisfecho de una visita en la que fue el interlocutor privilegiado, pese a tratarse de un r¨¦gimen de facto. Militares y ministros ocuparon tres cuartas partes del tiempo h¨¢bil de la comisi¨®n para exponer sus necesidades y proyectos, sin recibir un solo reproche y sin que se le formulara ninguna pregunta dif¨ªcil. El sistema m¨¢s duro del istmo pas¨® el examen adorn¨¢ndose incluso de voluntad democr¨¢tica y constitucionalista.
La comisi¨®n trat¨® con el Gobierno sobre derechos humanos, pero el propio Kissinger tuvo buen cuidado de suavizar el tono empleado en la escala salvadore?a. Precis¨® primero que se hab¨ªa abordado el tema en t¨¦rminos generales, sin entrar en casos concretos, y a?adi¨® luego que es consciente de que estas son cuestiones internas que ata?en a la soberan¨ªa de cada naci¨®n.S¨®lo en ¨²ltima instancia dijo que "Estados Unidos representa unos determinados valores que inspiran la pol¨ªtica exterior de nuestro Gobierno".
Los 35 partidos que est¨¢n en trance de formaci¨®n, el arzobispo en funciones, los empresarios y los l¨ªderes ind¨ªgenas tuvieron en conjunto una hora para hablar con la comisi¨®n, cuando los comandantes militares hab¨ªan disfrutado de hora y media por la ma?ana para pedir aviones y exponer sus avances en la lucha antiguerrillera. La izquierda no tuvo ni un minuto, porque hace ya muchos a?os que lucha con las armas desde la clandestinidad.
Ante semejante avalancha de organizaciones pol¨ªticas, Henry Kissinger no pudo evitar una pregunta ir¨®nica: "?Pero qu¨¦ van a hacer ustedes con tantos partidos?". Bast¨® esto para que los pol¨ªticos presentes, sumamente susceptibles ante cualquier intromisi¨®n exterior, pusieran mayor ¨¦nfasis en su exigencia de que Estados Unidos deje de intervenir en los asuntos guatemaltecos.
Resulta chocante que la extrema derecha sea la m¨¢s celosa en este sentido. La explicaci¨®n hay que buscarla en su temor de que Estados Unidos pueda instrumentar en Guatemala determinadas reformas sociales (reparto de tierras, una distribuci¨®n menos desigual de la riqueza), como lo hizo en El Salvador, para frenar el descontento social y restar argumentos a la guerrilla.
A falta de la escala m¨¢s pol¨¦mica de Nicaragua, que cubrir¨¢ durante el d¨ªa de hoy, resulta cada vez m¨¢s evidente que para este viaje no hac¨ªan falta tantas alforjas.
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