Los focos de tensi¨®n mundial hacen relucir de nuevo al d¨®lar en, su papel de moneda-refugio
Los principales focos de tensi¨®n mundial que se han reavivado durante la presente semana han sido el soporte que ha llevado al d¨®lar desde 2,57 marcos alemanes hasta 2,62, con movimientos parecidos respecto a otras monedas. La divisisa norteamericana asume de nuevo as¨ª su papel de moneda-refugio en tiempos de crisis. Y lo hace con la m¨¢xima brillantez, desluciendo al oro como alternativa en los movimientos internacionales de capital.En el campo internacional se han registrado m¨²ltiples y peligrosos focos de tensi¨®n que explican lo sucedido. El de L¨ªbano, que por lo end¨¦mico pasa ya casi inadvertido. El refuerzo a¨¦reo que los franceses han aportado a Irak, la r¨¦plica de los iran¨ªes amenazando con cerrar el estrecho de Ormuz y la contundente respuesta de Reagan haciendo constar que Estados ?nidos har¨ªa en tal caso acto de presencia con su potencia militar. Luego vendr¨ªa la matanza de ministros coreanos y el rumor de enfrentamientos b¨¦licos en el anta?o famoso Paralelo 38, que divide la pen¨ªnsula de Corea.
Al referirse a la situaci¨®n pol¨ªtico-b¨¦lica internacional no se sobrepasa el habitual ¨¢mbito econ¨®mico. Pero lo cierto es que explica el giro de 180 grados en la tendencia de las cotizaciones del d¨®lar. Y desmiente aquella convicci¨®n que hace s¨®lo una semana iba tomando caracteres de verdad casi fuera de discusi¨®n, seg¨²n la cual el d¨®lar, despu¨¦s de haber tocado techo, tomaba la v¨ªa del retroceso y en direcci¨®n ¨²nica.
Se observa que el capital, prudente o timorato, ha cambiado de estilo en la forma de buscar refugio en ¨¦pocas de inquietud internacional. Desde remotas ¨¦pocas hasta un pasado reciente, los tenedores de fondos cre¨ªan en el oro como seguro asilo. Eran los tiempos en que el napole¨®n franc¨¦s llegaba a duplicar en pocos d¨ªas su cotizaci¨®n cuando las aguas de la pol¨ªtica mundial andaban agitadas. Si los hechos a que se aluden en el comienzo de este comentario se hubieran producido hace s¨®lo algunos a?os, el oro se habr¨ªa disparado en flecha y en las bolsas de metales preciosos hubieran sido testigos de una imparable sucesi¨®n de fimites al alza. Por el contrario, ahora, el oro ha mantenido durante toda la semana su cotizaci¨®n de 400 d¨®lares en Londres y Nueva York.
El oro, indudablemente, ha perdido su aureola belle ¨¦poque. Actualmente, cada mercanc¨ªa (y el d¨®lar es tambi¨¦n una mercader¨ªa que se compra y se vende) es apreciada seg¨²n lo que vale y para lo que sirve.
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