La Setmana de Cinema de Barcelona ha dedicado parte de sus sesiones a presentar 14 series de televisi¨®n

La Setmana de Cinema de Barcelona, en una clara manifestaci¨®n de su voluntad de enlazar con el futuro, ha presentado este a?o 14 series de televisi¨®n, fuera de las sesiones especiales, de forma que la mitad del certamen ha estado dedicado ya a un medio distinto al cine. Una pantalla gigante, y la utilizaci¨®n del sistema Talarla, ha permitido la exhibici¨®n de grabaciones videomagn¨¦ticas en la sala grande del Palacio de Congresos, lo cual puede muy bien considerarse como el s¨ªmbolo de la nueva orientaci¨®n seguida por la Setmana Internacional de Cinema de Barcelona.

Por primera vez, la definici¨®n de la imagen v¨ªdeo es bastante satisfactoria y la luminosidad equivalente a la conseguida con el soporte de celuloide. Ya s¨®lo falta que lleguen las pantallas de alta definici¨®n para que los actuales proyectores de cine queden obsoletos. Esperando este futuro inminente, la direcci¨®n del Festival hace unos a?os que ya apuesta por prestar una atenci¨®n preferente a todo lo que surge de la televisi¨®n y est¨¢ destinado a consumirse exclusivamente a trav¨¦s de la peque?a pantalla. Esto significa que hemos visto series como la dedicada a la guerra civil, en la que los brit¨¢nicos presumen de su proverbial objetividad pero no pueden prescindir del t¨®pico y de la referencia a la sangre ardiente de los latinos como causa de las matanzas.De la mano de Robert Benayoun, se ha presentado la serie Bonjour Mr.Lewis, que revaloriza inteligentemente el papel del cineasta y c¨®mico americano y, al mismo tiempo, han tenido cabida la biograf¨ªa de Brigitte Bardot, o una visita a la casa de Leo Ferr¨¦ en la Toscana, o el asistir a una sesi¨®n de montaje en el domicilio ginebrino de Jean-Luc Godard.

Autobiogaf¨ªas y memorias

Como corroboraci¨®n del sentido que tiene la actual moda de las autobiograf¨ªas o los libros de memorias, la Setmana se ha volcado hacia todo lo que escapa a la definici¨®n convencional de ficci¨®n. Esto permite asistir a una lecci¨®n de cine impartida por Orson WeIles, lecci¨®n en la que reivindica a los actores, en la que Hitchcock y De Mille son caracterizados como los dos ¨²nicos directores vedettes, la mitificaci¨®n del director como autor como una de las causas de la actual crisis de la industria, y en la que Welles se despacha a gusto al hablar de Elia Kazan, calific¨¢ndole "de traidor y delator". Pero son mas los que hablan de cine, entre ellos Nestor Almendros, Virna Lisi o SyIvia Koscina.En conjunto, la Setmana ha perdido audiencia y poder -lo sucedido con Godard, que no asisti¨® finalmente, puede explicarse por el poco atractivo publicitario del certamen- pero ha ganado en coherencia. Esa ser¨ªa una triste ganancia moral si no tuviera una l¨®gica de futuro. Para que se cumpla, hace falta que las subvenciones que recibe la Setmana aumenten, que alcancen, por lo menos, el monto del que se benefician festivales obsoletos.

Con dinero ser¨ªa factible multiplicar la presencia de la Setinana, conseguir que los medios de comunicaci¨®n le presten la atenci¨®n que realmente merece. El camino a seguir pasa por involucrar organismo o entes televisivos, logrando que la Setmana sea una plataforma de lanzamiento distinta de la Montreux, siempre empe?ada en premiar las peores, m¨¢s desfasadas y polvorientas manifestaciones human¨ªsticas.