Una autoridad intelectual
Me ha impresionado muy especialmente la muerte de Raymond Aron, porque hace unos diez d¨ªas estuve con ¨¦l en Par¨ªs y se encontraba en perfectas condiciones f¨ªsicas y morales. Era con motivo de la reuni¨®n de la comisi¨®n nacional para la publicaci¨®n de las obras completas y de la correspondencia de Alexis de Tocqueville, de la que era presidente y que se reun¨ªa anualmente. A lo largo de todo el tiempo que dur¨® la reuni¨®n dio pruebas de encontrarse en plena forma.M¨¢s tarde hablamos de Ortega y Gasset porque se iba a celebrar una mesa redonda con motivo de una peque?a exposici¨®n sobre el escritor espa?ol en Par¨ªs. Raymond Aron no conoc¨ªa a fondo el pensamiento de Ortega y Gasset, pero hab¨ªa rele¨ªdo La rebeli¨®n de las masas ¨²ltimamente y le hab¨ªa gustado mucho. Yo mismo le hab¨ªa presentado a Ortega hace ya bastante a?os, y siempre que nos ve¨ªamos recordaba detalles de? almuerzo que hicimos juntos y comentaba detalles de la conversaci¨®n que no se le hab¨ªan olvidado.
Raymond Aron es un escritor de cuya vida sabemos con precisi¨®n toda clase de datos porque acaba de escribir sus memorias y poco antes hab¨ªa sido entrevistado durante veinte horas (de las que saldr¨ªa un programa de tres para la televisi¨®n francesa) y ¨¦l aparec¨ªa en vivo comentando su propia vida con toda suerte de detalles y de precisiones. En esta vida vemos, adem¨¢s de por los conocimientos que yo he tenido por su amistad, que intelectualmente estaba mucho m¨¢s abierto en el sentido de los paralelos que en el de los meridianos, es decir que le interesaban mucho m¨¢s Alemania y Am¨¦rica que pa¨ªses como Italia o Espa?a.
Despu¨¦s de su formaci¨®n en la Escuela Normal Superior de Francia, ¨¦l pas¨® alg¨²n tiempo en Alemania, interes¨¢ndose especialmente por el pensamiento de Max Weber y otros pensadores de sociolog¨ªa e historia de Alemania, que todav¨ªa se encontraba en este tiempo en cabeza de la cultura europea. Despu¨¦s de la guerra se interes¨® mucho por el pensamiento anglosaj¨®n, y especialmente por su. sociolog¨ªa. Su vida est¨¢ mezclada con la pol¨ªtica, aunque siempre mantuvo una actitud objetiva e independiente. Ya en los tiempos de De Gaulle en Londres interviene en los asuntos pol¨ªticos franceses, dedic¨¢ndose a actividades de un tipo period¨ªstico de alta calidad.
Tuvo la suerte de estudiar con una de las ¨²ltimas generaciones de m¨¢s alto nivel intelectual de la Francia contempor¨¢nea, destacando entre sus compa?eros Jean Paul Sartre y, Simone de Beauvoir, con los que mantuvo relaciones de distinto signo, que acabaron en el caso de Sartre con una postrera reconciliaci¨®n.
Sus obras podr¨ªamos dividirlas en dos grupos, uno de car¨¢cter m¨¢s cient¨ªfico, como las obras que escribi¨® a ra¨ªz de su experiencia alemana (dos obras de sociolog¨ªa alemana contempor¨¢nea y filosof¨ªa de la historia), Paz y guerra entre las naciones, Dieciocho lecciones sobre la sociedad industrial, Etapas del pensamiento sociol¨®gico y Clausewitz. De otro lado, obras de car¨¢cter m¨¢s circunstancial, en que se recogen a veces art¨ªculos de peri¨®dicos, como El opio de los intelectuales, Guerras en cadena, La lucha de clases y otras.
Un discutido mandar¨ªn
Durante la revoluci¨®n del 68, Raymond Aron figur¨® entre los mandarines m¨¢s discutidos, pasando entonces de la universidad al Colegio de Francia. Hoy d¨ªa su autoridad intelectual, que manten¨ªa a trav¨¦s de una prosa ce?ida, clara, cercana a la realidad y, al mismo tiempo con un alto nivel de observaci¨®n y de cr¨ªtica, es reconocida en su pa¨ªs de una manera general.
De sus condiciones como hombre capaz de reunir a buenas cabezas intelectuales y de dirigir sus discusiones, tengo el recuerdo del coloquio que se celebr¨® en la ciudad suiza de Rheinfelden sobre el tema de la sociedad industrial, cuyas discusiones fueron recog¨ªdas en un libro traducido a muchos idiomas. All¨ª estaban Openheimer (el director del proyecto Manhattan para la bomba at¨®mica), Rostow, Kennan y Bertrand de Jouvenel, etc¨¦tera. Las dotes de observaci¨®n, de an¨¢lisis, de tolerancia y de comprensi¨®n quedaban bien manifiestas d¨ªa tras d¨ªa. Entre los temas preferidos de Raymond Aron han estado los de car¨¢cter internacional, tanto en el ¨¢mbito europeo (no hace mucho tiempo que public¨® el libro Defensa de una Europa decadente), como de car¨¢cter planetario, interes¨¢ndose como ha podido verse por la bibliograf¨ªa, en las cuestiones de la m¨¢s moderna t¨¦cnica militar. Conocedor de toda clase de problemas, dotado para el an¨¢lisis y para la s¨ªntesis, sus juicios expresados tanto a trav¨¦s de art¨ªculos como de libros, eran universalmente respetados.
La lectura de sus p¨¢ginas constituye siempre una delicia. Y con Raymond Aron pierde Francia y perdemos todos una de las m¨¢s nobles figuras intelectuales de nuestro tiempo.
Luis D¨ªez Corral es miembro de la Real Academia de la Historia.
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