Se consigui¨® mantener la tendencia positiva
El mercado de valores consigui¨®, por segundo d¨ªa consecutivo, romper los pron¨®sticos y conseguir presentar un balance, a trav¨¦s de los ¨ªndices generales, positivo. La persistencia de la demanda sobre el grupo el¨¦ctrico, junto con la demanda inicial para los derechos de suscripci¨®n de la Telef¨®nica, compusieron las dos grandes l¨ªneas de apoyo para estas mejoras.La constataci¨®n de que las realizaciones de beneficios que se estaban generando resultaban absorbidas con una cierta comodidad por el mercado provoc¨® un ambiente de discreta confianza entre determinado tipo de inversores, normalmente pr¨®ximos a las instituciones, que redoblaron sus esfuerzos por tomar t¨ªtulos de sociedades industriales que respondieran a los retratos-robot actualmente en circulaci¨®n, esto es, compa?¨ªas que cuenten con posibilidades de mantener sus dividendos o, en su defecto, puedan comenzar a repartir dividendos en los pr¨®ximos ejercicios. Como definici¨®n, sociedades industriales que hayan conseguido sobrevivir a la crisis.
Junto a estos valores llamaba la atenci¨®n. el escaso poder de convocatoria que viene despertando entre los inversores el grupo bancario. A pesar de que la mayor parte de los precios de estos t¨ªtulos lograban mantenerse en un precario equilibrio, e incluso algunos llegaban a atreverse a reflejar algunos avances en los precios de sus acciones, como eran los casos de Banesto y Santander, el ambiente que se desataba en su entomo resultaba poco prometedor. Los rumores que por el momento circulan por los despachos de los especialistas apuntan lahip¨®tesis de que los resultados que una parte significativa de estas entidades presentar¨¢n con cargo al presente ejercicio no resultar¨¢n exactamente brillantes.
La renuncia al argumento cl¨¢sico de buena marcha del negocio, el crecimiento de las cuentas acreedoras,_ha sido repudiado expl¨ªcitamente por m¨¢s de un responsable de las grandes entidades del sector en diversas ocasiones. Es muy posible que los nuevos critenos, profundamente l¨®gicos por otra parte, que se -intentan imponer, y que.establecen la rentabilidad como ¨²ltima raz¨®n de la gesti¨®n bancaria, no hayan calado lo suficiente entre unos inversores excesivamente acostumbrados a centrar la pujanza de una- entidad en el crecimiento anual de su pasivo y en su situaci¨®n en el rankng particular del sector, sin pararse a meditar mucho m¨¢s. En cualquier caso, sobre estas entidades se centran algunas otras inc¨®gnitas, como la modificaci¨®n de sus coeficientes, que a¨²n no est¨¢n convenientemente despejadas y que tambi¨¦n inciden en la desafecci¨®n de los inversores.
En cuanto a Telef¨®nica, la jornada de ayer result¨® basatante menos brillante que la del inicio de su desdoble. Las nueve pesetas que se pagaban ayer por sus cupones resultaron por revelarse como un precio Un tanto forzado. Al cierre de las reuniones era bastante dif¨ªcil encontrar compradores de, derechos, incluso a 8,50, el precio m¨¢s bajo marcado en el mercado madrile?o. La proximidad de las cotas, en las que por el momento pueden aparecer importantes partidas a la venta, y que se establecen en torno a las 10 pesetas, hizo que algunos de los privilegiados que consiguieron comprar a siete el mismo martes se decidieran a poner a la venta sus adquisiciones.
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