La reforma de la 'mili'
EL CONSEJO de Ministros, en su reuni¨®n del 5 de octubre pasado, acord¨® remitir a las Cortes un proyecto de ley del Servicio Militar, que cada a?o afecta a 300.000 j¨®venes, cuyos detalles han sido explicados por el titular de Defensa. La ex¨¦gesis oficial subraya la pretensi¨®n del proyecto de ley del Servicio Militar de ajustarse a la Constituci¨®n. En ese sentido destaca la posibilidad de incorporaci¨®n de la mujer a las Fuerzas Armadas, la adaptaci¨®n a la nueva mayor¨ªa de edad -fijada en 18 a?os-, el reconocimiento de la objeci¨®n de conciencia como causa de exenci¨®n del servicio militar y la nueva competencia reconocida a la jurisdicci¨®n contencioso-administrativa en lo que se refiere al reclutamiento. Tambi¨¦n insiste en la reducci¨®n del per¨ªodo en filas en tres meses y la disminuci¨®n de 38 a 34 a?os la edad en que concluye la situaci¨®n de reserva y se obtiene la licencia absoluta. Adem¨¢s, mediante una disposici¨®n transitoria, se faculta al Gobierno para regular la prestaci¨®n del servicio en la Cruz Roja, en Protecci¨®n Civil o en otras organizaciones con fines de inter¨¦s general de aquellos que lo soliciten con car¨¢cter voluntario y, en su caso, de los declarados excedentes del contingente. El encuadramiento y la direcci¨®n del servicio que realicen ser¨¢ efectuado por las organizaciones a las que vayan destinados, con independencia de la Administraci¨®n militar.El proyecto de ley se queda, por lo dem¨¢s, en conceptos generales, sin descender a muchos detalles contemplados en la disposici¨®n legal que viene a sustituir, fechada el 27 de julio de 1968. Casi todos los puntos de inter¨¦s quedan pendientes del reglamento que el Gobierno deber¨¢ aprobar en el plazo m¨¢ximo de un a?o desde la entrada en vigor del nuevo texto. Con esa reserva reglamentaria, el proyecto de ley puede ser evaluado en relaci¨®n con las posiciones anteriores del partido socialista sobre la materia.
El proyecto llega sin que el Congreso haya celebrado el debate pendiente sobre la defensa nacional. El 292 Congreso del Partido Socialista, celebrado del 21 al 24 de octubre de 1981, aprob¨® una resoluci¨®n sobre pol¨ªtica de defensa donde se afirmaba que, "pese a la seria y reiterada demanda del PSOE, sigue sin realizarse un debate parlamentario en profundidad que defina una pol¨ªtica de defensa nacional racional y comprensible para el pueblo. Es necesario", a?ad¨ªa, "explicar de qu¨¦, para qu¨¦ y con qu¨¦ nos defendemos". La resoluci¨®n advert¨ªa que, "mientras no se aborde este debate, ser¨¢ muy dif¨ªcil asignar soldados, medios materiales y recursos presupuestarios a un proyecto defensivo cuyo contenido desconoce el conjunto de la sociedad". Por eso, conclu¨ªa que "el partido socialista seguir¨¢ presionando para que ese debate nacional se produzca, permitiendo as¨ª una eficaz identificaci¨®n entre el pueblo, las Fuerzas Armadas y la defensa". Espec¨ªficamente sobre el servicio militar, el PSOE lleg¨® a formular una propuesta en su congreso de 1976 que dise?aba tres fases. La primera, similar a la cumplida actualmente en los centros de instrucci¨®n de reclutas; la segunda transcurrir¨ªa en una gran unidad militar, y despu¨¦s, reincorporados a la vida civil, en sus respectivas localidades, desarrollar¨ªan la tercera fase, mediante cursillos anuales y pr¨¢cticas en peque?as unidades sobre el propio terreno. M¨¢s adelante, en 1979, el Grupo Parlamentario Socialistes de Catalunya present¨® una proposici¨®n no de ley en el Congreso de los Diputados en la que solicitaba la derogaci¨®n de la orden ministerial que regula el reclutamiento de base nacional y reclamaba que se sustituyera por otra que permitiera realizar el servicio militar en la regi¨®n de origen, como hab¨ªa sido tradicional en Espa?a hasta que se modific¨® en 1975, "posiblemente por desconfianza hacia los propios ciudadanos". Un a?o m¨¢s tarde, en diciembre de 1980, el Grupo Parlamentario Socialista present¨® una proposici¨®n para modificar la ley general del servicio militar y solventar el problema "de aquellos ciudadanos que son titulares de un cargo electivo y que durante el per¨ªodo en que lo desempe?an son llamados a filas". El Gobierno socialista no ha incorporado en el proyecto remitido al Congreso de los Diputados ninguna de estas propuestas. El art¨ªculo 14 del texto aprobado por ¨¦l se limita a declarar que la distribuci¨®n del contingente anual a disposici¨®n de las Fuerzas Armadas es competencia del ministro de Defensa, a propuesta de la Junta de Jefes de Estado Mayor, y a establecer que mediante "un sorteo anual, en el que se conjuguen las necesidades de las Fuerzas Armadas con la procedencia de los mozos, se designiar¨¢ la demarcaci¨®n territorial espec¨ªfica en cada Ej¨¦rcito en la que han de realizar su servicio en filas". M¨¢s all¨¢ del tenor literal del proyecto, el ministro, en su conferencia de prensa, estim¨® que, tras la entrada en vigor de la ley, el 25% de los contingentes de mozos har¨¢n el servicio militar en sus regiones de origen, y avanz¨® que el n¨²mero de conscriptos se reducir¨¢ en 20.000. La comparaci¨®n entre el n¨²mero de mozos reclutados para las Fuerzas Annadas y las necesidades de las unidades del Ej¨¦rcito, la Armada y la Aviaci¨®n en cada una de las diferentes regiones permite averiguar que actualmente son deficitarias de personal la I (Madrid), la V (Zaragoza), Baleares, Canarias y las comandancias generales de Ceuta y Melilla; tienen personal sobrante la II (Sevilla), la IV (Barcelona), la VI (Burgos), la VIII (LaCoru?a) y la IX (Granada), y la ¨²nica equilibrada es la VII (Valladolid).
El proyecto tampoco ha tenido en cuenta la proposici¨®n de ley de Minor¨ªa Catalana. No ha accedido a equiparar la duraci¨®n del servicio en filas del recluta y del voluntario normal, quien deber¨¢ permanecer en las unidades, centros u organismos de los Ej¨¦rcitos un per¨ªodo de 15 a 20 meses. Tampoco se han acometido aspectos modernizadores para mejorar la selectividad, preparaci¨®n y eficacia de nuestros soldados. Las normas para el alistamiento se prev¨¦n sobre datos tan incompletos que se derrochan espl¨¦ndidas oportunidades de asignar a los hombres a sus puestos m¨¢s id¨®neos. La lectura del proyecto deja en zona de sombra cuestiones como el servicio militar de los eclesi¨¢sticos, pendiente de definirse desde los acuerdos con la Santa Sede de 1979, y no supone progreso alguno en cuanto al servicio militar de la mujer, que se remite a otra ley, donde habr¨¢ de fijarse su participaci¨®n en la defensa nacional. La diputada socialista Mar¨ªa Dolores Pelayo declaraba a finales de mayo que las mujeres del PSOE quer¨ªan que se tratara simult¨¢neamente el tema del servicio militar del la mujer y su incorporaci¨®n total en las Fuerzas Annadas. Tendr¨¢ que esperar. No hay menci¨®n tampoco de ese plan alternativo para que los j¨®venes tengan la oportunidad de sustilluir el servicio militar por una tarea de cooperantes en pa¨ªses de Latinoam¨¦rica o de ?frica.
El proyecto ha llegado, por ¨²ltimo, hasta los medios informativos desprovisto de un informe capaz de dar idea del estado de la cuesti¨®n y de los prop¨®sitos que se abrigan. Nada se explica de la proporci¨®n de censados con edad requerida que se incorporan a los Ej¨¦rcitos como reclutas o voluntarios, ni de qu¨¦ representan num¨¦ricamente los excluidos, los exentos del servicio militar, los exentos del servicio en filas y los pr¨®fugos. Tampoco se perfila cu¨¢l es la distribuci¨®n actual de los efectivos entre las unidades de combate, apoyo directo y mando, y las de infraestructura y centros de ense?anza. Un comit¨¦ ej¨¦rcitos-juventud reunido en Francia en 1972 permiti¨® descubrir que los j¨®venes galos no eran antimilitaristas y que no ten¨ªan quejas sobre los ejercicios militares ni sobre las maniobras o la instrucci¨®n de combate, sino sobre la mediocridad cultural que se respira en los cuarteles y la apat¨ªa general que reina en ellos fuera de las horas de entrenamiento.
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