Granada y Reagan
La invasi¨®n de Granada, por los marines norteamericanos demuestra que las intenciones de Reagan de "resolver los conflictos" manu militari son, m¨¢s que una amenaza, una realidad. Granada es un peque?o territorio caribe?o, pero despu¨¦s de esta isla podr¨ªa venir, como temen los sandinistas, Nicaragua. Pero el derecho de los pueblos no puede ser soslayado por tratarse de naciones de escasa importancia: el ataque estadounidense es una acci¨®n sencillamente imperialista, ante la que no caben excusas ni paliativos.Un acto de imperialismo, semejante a la invasi¨®n de Hungr¨ªa, Checoslovaquia o Afganist¨¢n, por la Uni¨®n Sovi¨¦tica, o a la descarada intervenci¨®n norteamericana en Guatemala (a?os cincuenta), la Rep¨²blica Dominicana (1965) o V¨ªetnam. Las superpotencias aplican los derechos humanos y hacen bandera de la libertad de los pueblos seg¨²n les conviene. Lo lamentable es que con la invasi¨®n de Granada, Reagan ha vuelto a justificar este intervencionismo "para defender la libertad y la democracia" y "para terminar con el caos en la isla". De tomar en serio y al pie de la letra tales justificaciones, los marines estadounidenses deber¨ªan haber invadido ya el Chile de Pinochet, la Argentina de Videla o el Uruguay de la dictadura militar, reg¨ªmenes que han sido un escarnio permanente para los dem¨®cratas. El intento de "resolver el caos" en la isla como argumento para la invasi¨®n es una tesis sumamente inquietante para pa¨ªses en conflicto. Estados Unidos, o la Uni¨®n Sovi¨¦tica en su caso, se creen con derecho a interpretar por s¨ª mismos los caos ajenos, en una pol¨ªtica imperial de la m¨¢s vieja estirpe. (...).
27 de octubre.
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