Fraude electoral en Turqu¨ªa
EL DOMINGO Votan los turcos seg¨²n la nueva Constituci¨®n y bajo la ley marcial de la dictadura militar. Ninguna relaci¨®n con las elecciones argentinas. En Argentina, los militares han realizado una retirada lo m¨¢s ordenada posible, vencidos por la recuperaci¨®n civil y por la necesidad de escapar a su propia inepcia profesional y pol¨ªtica. En Turqu¨ªa, los militares buscan el amparo de la legalizaci¨®n, la forma de reconocerse a s¨ª mismos con una ficci¨®n electoral.El 12 de septiembre de 1980 los generales turcos se sublevaron, ocuparon el poder y suspendieron todas las actividades pol¨ªticas y sindicales. Sus tribunales comenzaron a dictar penas de muerte, y sus pelotones a ejecutar. Tres a?os despu¨¦s no han cesado ni las prisiones por motivos pol¨ªticos ni las torturas. Una semana antes de las elecciones han cerrado dos peri¨®dicos, sin fijar plazo de apertura ni explicar razones. Despu¨¦s del golpe formaron una Junta de Seguridad Nacional que, por s¨ª misma, promulg¨® una constituci¨®n provisional (27 de octubre) y nombr¨® despu¨¦s una Asamblea Consultiva de 160 miembros, a la que encarg¨® la elaboraci¨®n de una Constituci¨®n (16 de octubre de 1981). Las elecciones se celebran seg¨²n ¨¦sta: los partidos que han solicitado su inclusi¨®n en las listas han sido aceptados o rechazados, seg¨²n el nombre de sus fundadores, y la Junta s¨®lo ha admitido a tres. Esos tres han debido presentar la lista de los candidatos al Parlamento, de los cuales se han tachado los que parec¨ªan inconvenientes y sus sustitutos han tenido que pasar una nueva criba. Aun as¨ª, hay un partido que no deseaba la Junta de Seguridad Nacional. Quer¨ªa ¨¦sta reducir el Parlamento a dos: uno con el poder, para lo cual fue formado y designado. el Partido de la Democracia Nacional, presidido por el general Sunalp, que asume la pol¨ªtica de la Junta; el otro, para ejercer el papel de una oposici¨®n controlada, un centro izquierda imaginario, el Partido Populista, de Necdet Calp. El tercer partido imprevisto es el de la Madre Patria, del economista del r¨¦gimen militar Turgut Ozal, cuyos nombre personal y lista de candidatos resultaban imposibles de tachar para la Junta, pero que podr¨ªa dividir el voto de la derecha y hacer que los que estaban designados para la oposici¨®n se encuentren con mayor¨ªa relativa, en el Parlamento. Se supone, de todas maneras, que los votos reales, expresados, no van a ser muchos (los partidos excluidos y los que no aceptaron nunca la Constituci¨®n piden la abstenci¨®n) y que las urnas pueden estar manipuladas. Con ley marcial, consejos de guerra, peri¨®dicos suspendidos, partidos prohibidos, sindicalistas encarcelados y terror en las calles no hay elecciones v¨¢lidas. La forma de legalizaci¨®n que han elegido los militares turcos es un fraude que s¨®lo a ellos enga?a.
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