Ram¨®n Margalef: "En Espa?a es muy pobre el an¨¢lisis cient¨ªfico de los problemas ecol¨®gicos"
M¨¢xima autoridad cient¨ªfica en ecolog¨ªa de Espa?a, y uno de los m¨¢s conocidos especialistas del mundo en este tema, Ram¨®n Margalef inaugur¨® el pasado jueves, con una conferencia titulada Una ecolog¨ªa para nuestros nietos, un ciclo de divulgaci¨®n que ha organizado en Madrid el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas. Margalef, que afirma que el sistema ecol¨®gico no se encuentra tan fuertemente trabado como se afirma a menudo, abog¨® porque la ecolog¨ªa, en su sentido m¨¢s amplio, forme parte importante de los programas escolares. En esta entrevista se?ala su preocupaci¨®n porque la ecolog¨ªa sea, ante todo, considerada como disciplina cient¨ªfica.
Ram¨®n Margalef naci¨® en Barcelona en 1919. Su vocaci¨®n cient¨ªfica fue temprana, pero la guerra civil, con movilizaci¨®n y tres a?os de servicio militar suplementario, supuso un par¨¦ntesis para sus proyectos investigadores. Sus primeras publicaciones cient¨ªficas datan de 1943, y no pudo alcanzar el doctorado en ciencias biol¨®gicas hasta 1952. A pesar de ello, Margalef es hoy uno de los cient¨ªficos espa?oles de mayor prestigio internacional. Entre sus aportaciones m¨¢s relevantes pueden citarse la aplicaci¨®n de la teor¨ªa de la informaci¨®n a los estudios ecol¨®gicos y la creaci¨®n de modelos matem¨¢ticos aplicables al estudio de las poblaciones.Pregunta. Dicho de la forma m¨¢s sencilla, ?cu¨¢l es la diferencia entre ecolog¨ªa y ecologismo?
Respuesta. Para entender esto siempre digo que lo m¨¢s simple es hacer una regla de tres: ecolog¨ªa es a ecologismo como sociolog¨ªa es a socialismo. Los ecologistas se preocupan con frecuencia de problemas excesivamente espec¨ªficos y coyunturales, y son incapaces de ver la problem¨¢tica de la ecolog¨ªa en su conjunto. Naturalmente, uno se ve obligado a discrepar, en ocasiones, con planteamientos de este tipo.
En este pa¨ªs a la gente le preocupa m¨¢s la contaminaci¨®n que la erosi¨®n. Los ecologistas arman unos zipizapes enormes por la instalaci¨®n de centrales nucleares, pero que yo sepa no han hablado ni del aceite de colza, ni de la feroz erosi¨®n continuada que sufre nuestro pa¨ªs, ni de tantas otras cosas. Una actitud racional debe ser m¨¢s equilibrada y capaz de contemplar el problema en su conjunto.
P. ?En qu¨¦ lugar se encuentra Espa?a en el campo de la ecolog¨ªa?
R. Es dif¨ªcil responder a esa pregunta. Si tenemos en cuenta el n¨²mero de veces que se menciona la palabra ecolog¨ªa, probablemente ocupamos uno de los primeros lugares del mundo. Por lo que se refiere a preocupaci¨®n real por los problemas del ambiente, estamos en una situaci¨®n intermedia, y finalmente, respecto al enfoque cient¨ªfico de los problemas, nuestra situaci¨®n est¨¢ por debajo de la media. Habr¨ªa que intentar invertir estas posiciones.
Los problemas m¨¢s graves
P. ?Cu¨¢les son los problemas ecol¨®gicos m¨¢s graves que afectan a Espa?a?R. Depende del punto de vista con que se enfoque el asunto. La cuesti¨®n clave -no ya en Espa?a, sino en todos los pa¨ªses- es tener una idea clara de lo que es la ecolog¨ªa. La ecolog¨ªa es una parte de la ciencia que casi se puede hacer con l¨¢piz y papel y, por tanto, es susceptible de ser cultivada en cualquier parte; en cualquier parte, naturalmente, donde sople el esp¨ªritu, y en este sentido los Gobiernos no pueden hacer pr¨¢cticamente nada. En otro nivel est¨¢ la ecolog¨ªa, que yo llamo en broma, pero no de manera totalmente inexacta, de "pala y escoba". Es la ecolog¨ªa que cuida de los problemas limitados y puntuales, y en este sentido s¨ª que pueden intervenir los Gobiernos. En este nivel, como antes se?al¨¦, creo que nos vamos defendiendo; estamos en una posici¨®n intermedia.
Sin embargo, yo creo que la cuesti¨®n fundamental, y lo que se echa en falta en nuestro pa¨ªs, es la fecundaci¨®n de una disciplina ecol¨®gica que articule coherentemente muchas de estas actuaciones, que en s¨ª mismas son correctas, pero que es imprescindible contemplar en un marco m¨¢s amplio. Por ejemplo, construir depuradoras es correcto, pero hay que vigilar constantemente su funcionamiento y estudiar el conjunto de las depuradoras en la situaci¨®n general de la cuenca donde se instalan.
Otro problema t¨ªpico que a veces he mencionado es el de las centrales nucleares. La discusi¨®n sobre su instalaci¨®n o no pasa por niveles pol¨ªticos, tecnol¨®gicos, etc¨¦tera, pero una vez tomada la decisi¨®n de su montaje, debe intervenir la ecolog¨ªa para estudiar d¨®nde es mejor ponerlas y d¨®nde no ponerlas.
Otro ejemplo lo constituyen los problemas de organizaci¨®n del territorio. El territorio conviene organizarlo, porque siempre es preferible un cierto orden al caos. Si se toman en consideraci¨®n problemas ecol¨®gicos, algunas cosas podr¨ªan mejorar. Evidentemente, hay alg¨²n intento, como es la Comisi¨®n Interministerial del Medio Ambiente, pero en definitiva a¨²n no ha calado la idea de que tiene que haber una fecundaci¨®n de las ideas cient¨ªficas sobre estos programas t¨¦cnicos, pol¨ªticos, etc¨¦tera... Esto es lo que me parece m¨¢s importante.
A Ram¨®n Margalef le interesan los lagos, a los que considera como un ecosistema mod¨¦lico. "En el lago", ha escrito, "se pueden reconocer y estudiar con relativa comodidad la producci¨®n de materia viva por el citoplancton en la superficie; los pasos intermediarios, representados por el zooplancton y los peces, y el retorno en el sedimento donde se descompone la materia org¨¢nica acumulada".
Cambio de actitud
Ram¨®n Margalef no se muestra entusiasmado con los planes del Gobierno socialista respecto a la pol¨ªtica cient¨ªfica.R. La cuesti¨®n no es solamente m¨¢s dinero. La mayor parte de los centros de investigaci¨®n espa?oles est¨¢ en condiciones de absorber unos presupuestos cinco veces superiores sin que ello suponga una mejora apreciable en su producci¨®n cient¨ªfica.
Si consideramos los hechos con frialdad y comparamos nuestra situaci¨®n cient¨ªf?ca con la de otros pa¨ªses, las distancias, en los ¨²ltimos a?os, no se han acortado, sino todo lo contrario. Ha habido una serie de a?os que se han desperdiciado y es muy grave para la ciencia dejar pasar ciertas oportunidades.
La sociedad asimila ciencia con progreso tecnol¨®gico, y en este sentido es evidente que la aportaci¨®n espa?ola al concierto internacional es pr¨¢cticamente nula. Sin embargo, hay otra ciencia que puede llevarse a cabo sin gran aparato tecnol¨®gico y habr¨ªa que potenciarla. Pero lo fundamental es que de momento no hay un verdadero cambio de actitud respecto a la ciencia. Nos aprovechamos de ella, utilizamos la t¨¦cnica, pero en el fondo la despreciamos porque nos sentimos superiores. La ciencia se sigue viendo como una cosa materialista; esto es una cuesti¨®n cultural y arraigada y, por tanto, nos va a costar salir del pozo en el que estamos respecto al aprecio de la actividad cient¨ªfica.
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