El Sevilla aprovech¨® la flojedad defensiva del Madrid
El Madrid sali¨® goleado del S¨¢nchez Pizju¨¢n por jugar con mucha comodidad en la primera media hora, mal despu¨¦s, cuando apret¨®, y con una defensa muy insegura siempre, a causa esto ¨²ltimo de la ineficacia de su l¨ªbero, el holand¨¦s Metgod, y de la mala noche de Camacho. El Sevilla hizo lo que debe hacer todo buen equipo: aparecer con contundencia por las brechas que le ofrece el rival y sacar el m¨¢ximo partido de las situaciones favorables.El Madrid se fue al descanso ya con una desventaja de dos goles por culpa de su inocencia defensiva, de la comodidad con que pretendi¨® jugar hasta que cay¨® el segundo gol y por la desgracia que tuvo en el remate cuando apret¨®, ya cerca del descanso. Un equipo con m¨¢s condici¨®n f¨ªsica, como lo era anoche el Madrid frente al Sevilla, no puede ceder esa baza, y menos si el campo est¨¢ blando y pesado, tendente por tanto a marcar m¨¢s la diferencia con el m¨¢s d¨¦bil f¨ªsicamente.
Descargados del agobio que para ellos hubiera supuesto el afrontar una pelea en el terreno f¨ªsico con jugadores como Bernardo, Chendo, Stielike, ?ngel, Gallego o Camacho, los sevillistas se dejaron mover por el Madrid, apostando por el ingenio y la t¨¦cnica como elementos decisivos del encuentro. En ese campo hab¨ªa igualdad en principio, porque si el Sevilla ten¨ªa a Pintinho, Juan Carlos y L¨®pez, el Madrid mostraba a un Gallego recuperado, con todas sus luces encendidas, y contaba con la eterna esperanza de Juanito, que siempre puede regalar una genialidad.
La diferencia, entregada la potencia f¨ªsica por regalo generoso del Madrid y establecido a priori el empate en lo que a chispa se refiere, la marcaron las defensas. La del Madrid fue ingenua un par de veces, las justas para que el Sevilla se fuera por delante. Dos jugadas r¨¢pidas, que le pillaron al Madrid con Metgod fuera de sitio, valieron para marcar la diferencia. S¨®lo entonces apret¨® el Madrid, y de ah¨ª al descanso hizo lo mejor. Al minuto del segundo gol ?ngel llev¨® el bal¨®n al palo e inmediatamente despu¨¦s Buyo replic¨® con una parada dif¨ªcil a un cabezazo de Pineda. Esa reacci¨®n hac¨ªa pensar en el descanso que nada estaba resuelto, que si el Madrid apretaba y el campo segu¨ªa empeorando, las cosas pod¨ªan cambiar.
Efectivamente, el Madrid plante¨® la pelea en otros t¨¦rminos en el segundo tiempo. Se puso a correr y ah¨ª no le sigui¨® el Sevilla. Pero a cambio estuvo confuso adelante, donde Juanito anduvo mal en esta segunda mitad y Julio supli¨® a Pineda sin imejorarle en nada. Adem¨¢s, el problema de la defensa segu¨ªa sin estar resuelto en el equipo de Di St¨¦fano. Para complicar m¨¢s las cosas, Camacho tenia una mala noche ante L¨®pez, y Metgod sub¨ªa una y otra vez a jugar a la media, suplantando sus funciones a otros hombres que pueden hacerlo mejor en esta zona, de tal manera que atr¨¢s no quedaba nadie para guardar la vi?a. Bonet, reaparecido poco antes del descanso por una rotura de fibras de San Jos¨¦ tras cuatro meses de lesi¨®n, se encontr¨® en poco tiempo tres veces mano a mano con ?lvarez II y sin nada a la espalda. Las dos primeras gan¨®, pero la tercera su rival se escap¨® y su pase cruzado lo convirti¨® en gol L¨®pez.
Con ese gol, llegado en el minuto 55, el partido quedaba m¨¢s que resuelto. Por mucho que corriera el Madrid, y corri¨® mucho, nadie pod¨ªa esperar que marcara tantos goles como para igualar si Metgod segu¨ªa a su aire, indiferente a lo que ocurriera en la zona que le est¨¢ encomendada. Y, en efecto, el Madrid caz¨® un gol, en buen remate de ?ngel, y hasta hubo un momento en que parec¨ªa que pudiera caer el segundo, pero antes de que ¨¦ste llegara el Sevilla aprovech¨® otra vez, en fenomenal carrera de L¨®pez, el claro que el Madrid insist¨ªa en dejar a la espalda de su defensa y cuadr¨® un resultado bonito para su equipo.
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