Camilo Jos¨¦ Cela alerta en el Parlamento sobre los peligros que amenazan al lenguaje
El escritor y acad¨¦mico Camilo Jos¨¦ Cela alert¨® ayer a los escritores, a la Academia y, al pueblo sobre los constantes peligros que amenazan al lenguaje en un denso discurso pronunciado anoche en la sala de conferencias del Congreso, ante un p¨²blico formado mayoritariamente por personalidades pol¨ªticas-Leopoldo, Calvo Sotelo, Landelino Lavilla, el general D¨ªez Alegr¨ªa- e intelectuales
El t¨ªtulo de la conferencia era Lengua y evoluci¨®n (del zoon politikon al alma razonable), y el autor de La familia de Pascual Duarte, presentado por el presidente del Congreso, Gregorio Peces Barba, como un representante excepcional de la cultura espa?ola, se adentr¨® en los or¨ªgenes m¨¢s remotos del idioma "como el que se lanza al ruedo para- enfrentarse al toro m¨¢s violento".Despu¨¦s de se?alar al lenguaje como el signo diferenciador del hombre respecto a los animales, en constante evoluci¨®n desde la emisi¨®n de los primeros sonidos y de la primera palabra (que con toda probabilidad, dijo, "fue dicho en imperativo diferenci¨® entre el lenguaje real y el irreal. Habl¨® de las teor¨ªas de Cratilo, para quien las cosas estaban forzosamente relacionadas con el t¨¦rmino que las defin¨ªa, y de Herm¨®genes, quien defend¨ªa que las palabras son todas convencionales y para quien el perro podr¨ªa llamarse lombriz por las mismas razones que los s¨ªntomas del reuma no se denominan amor.
Ya en un concepto m¨¢s amplio, el lenguaje cratiliano ser¨ªa el natural, y el hermogeniano, el artificial. Cela no suscribi¨® ninguna de las dos teor¨ªas porque, si bien inicialmente estuvo m¨¢s pr¨®ximo a Cratilo, no estuvo de acuerdo con que el pueblo sea el que crea el lenguaje, sino que m¨¢s bien lo condiciona. "El problema del origen del lenguaje", reconoci¨®, "se me escapa".
Citando despu¨¦s a Ferdinand de Saussure, Cela se?al¨® tres elementos responsables de la configuraci¨®n del lenguaje: el pueblo, los escritores y las academias de la lengua. El conferenciante a?adi¨® de su cosecha propia un cuarto elemento: el Estado, "que a todos condiciona y constri?e, porque incide a trav¨¦s de los discursos de los pol¨ªticos, de la burocracia administrativa y de la televisi¨®n".
Pas¨® despu¨¦s a acotar los lenguajes existentes, tarea dif¨ªcil por cuanto, afirm¨®, se tiende a una continua mescolanza ling¨¹¨ªstica, a la poliglos¨ªa. Esta poliglos¨ªa obedece al af¨¢n que tiene todo el mundo de hablar con un lenguaje diferenciado, distinto y personal.
"En principio todos somos pol¨ªglotas. Primero hablamos la lengua de nuestra madre; luego, la de la escuela, y despu¨¦s queremos buscar la originalidad". Es aqu¨ª, explic¨®, donde entran los neologismos injustificados, la exclusiones arbitrarias. En este punto se refiri¨® a su concreta y m¨¢s conocida aportaci¨®n al lenguaje: la defensa de aquellas palabras cuyo pecado parece estar en las ideas que expresan.
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