La enfermedad de Andropov no parece haber creado una carrera por el poder en Mosc¨²
La enfermedad del l¨ªder sovi¨¦tico, Yuri Andropov -que ha sido el primer dirigente de la URSS que permanece ausente, en las tres ¨²ltimas d¨¦cadas, durante los actos conmemorativos de la revoluci¨®n bolchevique-, no ha evidenciado, hasta el momento, ning¨²n s¨ªntoma que denuncie la existencia de un proceso de lucha por el poder en el interior del Kremlin.
Como es tradicional, todos los diarios moscovitas de ayer publicaban a toda plana la foto de los dirigentes pol¨ªticos y militares de la URSS presidiendo el desfile desde lo alto del mausoleo de Lenin, en la Plaza Roja. A pesar de ser Konstantin Chernienko -supuesto rival de Andropov- quien ocupaba el lugar preferente, los peri¨®dicos no destacan su nombre, limit¨¢ndose a citar a los componentes de la tribuna presidencial por orden alfab¨¦tico.Alg¨²n diario ofrec¨ªa, adem¨¢s, instant¨¢neas de la Plaza Roja en las que pod¨ªan verse, en lugares destacados, pancartas con el retrato de Andropov. Igualmente, algunas informaciones conten¨ªan citas de discursos anteriores del jefe del Estado y del partido sovi¨¦tico.
La moraleja era clara: Andropov sigue siendo el l¨ªder indiscutido y su enfermedad no parece haber desatado la lucha por la sucesi¨®n.
Corresponsales occidentales en Mosc¨² no resisten la tentaci¨®n de comparar esta aparente unanimidad que rodea al l¨ªder enfermo con el algo desordenado ambiente que se vivi¨® en torno al Kremlin durante los ¨²ltimos meses de vida de su antecesor, Le¨®nidas Breznev. Casi un a?o antes de que Breznev falleciera, medios oficiales sovi¨¦ticos se hac¨ªan eco de rurnores cr¨ªticos sobre el l¨ªder y su familia que denotaban, sin duda, la existencia de una dura carrera para suceder al hombre que durante 18 a?os dirigi¨® la URSS.
Esta vez no ocurre nada parecido. Si bien no puede decirse tajantemente que la ausencia de Andropov no haya despertado apetitos ambiciosos, s¨ª, al menos, puede afirmarse que, de existir ¨¦stos, ser¨ªan, al menos, bastante ordenados y discretos.
En c¨ªrculos occidentales de Mosc¨² se cree que, muy probablemente, en las pr¨®ximas cuaItro semanas se d¨¦ alguna informaci¨®n oficial sobre el estado de salud del jefe, si es que para entonces su enfermedad sigue impidi¨¦ndole aparecer en p¨²blico.
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