Los otros catalanes
No son ya, "los otros catalanes", los de mi querido Candel, sino los que ha antologizado Josep Corredor Matheos (Espasa), y de entre quienes a mi siempre me interes¨®, primero entre los primeros, Josep Carner, muerto en Bruselas en el 70, a quien siempre vi como un Val¨¦ry/Guill¨¦n del catal¨¢n. Carner vuelve a Barcelona brevemente antes de morir. Hay que conocer a estos salvadores del catal¨¢n en vilo para saber cu¨¢nto destrozo hizo Franco entre ese idioma y las gentes que lo habitan. Carner te n¨ªa algo de carnero por la abundancia de la carne sobre todo en la cara, y para m¨ª fue emocionante la primera foto de agencia de su regreso. "Desciendes una clem¨¢tide, la madreselva trepa". Ya est¨¢, ya nos ha dado un endecas¨ªlabo en que palpita la Catalunya "de mil voces" explicada por D'Ors. C¨®mo am o esta cultura que me acerca el Mediterr¨¢neo a lo olfativo. Franco bombarde¨® elem¨¢tides porque le dio la gana, habiendo podido ganar la guerra e incluso pararla victoriosamente, mucho antes. Pepe Corredor, en los sesenta, anduvo mucho por Madrid medio enamorado de cierta comicanta madrilef¨ªa, m¨¢s dulce que bella, m¨¢s calit¨¦ que sexy. Fuimos -somos- muy amigos. L¨®pez Pic¨®, de raya al medio y chalina: "Yo, que la visi¨®n clara os he dicho / con venturosa habla de las cosas". Otro damnificado. Voces de Catalunya que se bordan hoy en el mapa auton¨®mico de la paz. Para que nos vayamos enterando de que no era un arca¨ªsmo lo que defend¨ªan, sino una cultura vital y, sobre todo, viva. Escribo esta columna en el Puerto de la Cruz, Tenerife, entre suecas desnudas y alemanes ac¨¦rrimos que quieren compartir mi wodka. Para un alem¨¢n, el que un espa?ol est¨¦ aqu¨ª, en invierno, mojando la pluma en wodka cara, es una categor¨ªa y por eso quieren compartirme. El genial C¨¦sar Manrique, maestro imaginativo de tantos arquitectos e ingenieros, ha sometido la naturaleza a cultura, goethianament. Yo tambi¨¦n estoy desnudo, y por eso leo con mayor emoci¨®n -el Atl¨¢ntico me golpea como a un Ulises mal encadenado y suficientemente gideano- a los poetas de otro mar, los catalanes. "Parpella d'or del vespre, a tardor...".
Josep Sebasti¨¢ Pons, muerto en el Rosell¨®n en el 62, gastaba un aire entre rom¨¢ntico y f¨²nebre., Y con raz¨®n. Carles Riba, fallecido en Barcelona en el 59, con cara de m¨¦dico, con un Perse catal¨¢n: "Que yo no sea m¨¢s como un p¨¢jaro solitario". Clementina Arderia (1889/1976): "A mi amado entregu¨¦. todas las llaves". La ¨²ltima llave, la de la ciudad, no la entregaron ellos, sino que se la arrebataron los C¨¦sares Visionarios. M¨¤rius Torres, hombre de los a?os veinte, pulcro y desplanchado, muerto en Sant Quirze Safaja en el 42: "Dulce ?ngel de la Muerte, si has de venir m¨¢s vale / que vengas ahora rnismo". Rosell¨®-P¨°rcel, flexo de estudiante, muerto el 38: "A Mallorca, durante la guerra civil", poema fechado en el 37. Espriu, enjuto como un alem¨¢n de izquierdas: "Sense cap nom ni sunbol...".
Teixidor, del a?o 13. Joan Brossa, gozosamente vivo y actuante. -sus letras para canciones, su teatro-, entre peri¨®dicos viejos y arrugados: "Sale un hombre y entra en una gruta". Blal Bonet, sportivo como del a?o 26, cuando la poes¨ªa y el deporte parec¨ªan casi una misma cosa, incluso a los vanguardistas (Alberti le hizo un poema al futbolista Platko). "Soy vuestro perro que babea/ en mi clamor una saliva amarga". Gabriel Ferrater, gafas negras y pelo corto. Se suicida en Sant Cugat del Vall¨¦s, en el 72."Damnificado tard¨ªo de los bombardeos franquistas. Ten¨ªa cincuenta a?os, una edad que me es particular y referencial. "Cuando estall¨® la guerra yo ten¨ªa / catorce a?os y dos meses. Al principio..."..
Para qu¨¦ el principio, si conocemos el final Ferrater, hoy, en Catalunya, en un s¨ªmbolo. La guerra no bombarde¨® un color¨ªn del mapa, sino la pluralidad del mundo. Ferrater muri¨® "tendido en el' coraz¨®n de una rosa".
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