El 'timo del pisito', una nueva modalidad de robo con intimidacion iniciada hace un mes en Madrid
Una nueva modalidad en lo que a robos con intimidaci¨®n se refiere se desarroll¨® en Madrid el pasado d¨ªa 5 de octubre. Las v¨ªctimas de lo que ya se denomina el timo del pisito fueron mujeres que buscaban y que creyeron encontrar una bonita y confortable vivienda para alquilar. El atracador llevaba puesto un pasamonta?as y amenazaba con una pistola a ocho mujeres atadas y amordazadas en un cuarto sin luz. Algunas llevaban en esa situaci¨®n m¨¢s de dos horas.Hab¨ªan ido llegando una por una con la intenci¨®n de firmar un contrato y depositar la fianza de la vivienda que pensaban alquilar. Hab¨ªan visto el anuncio publicado en un peri¨®dico: "Amueblado. Zona plaza de Castilla. Dos dormitorios. 27.000. Tel¨¦fono...". Llamaron y la propietaria estaba en ese momento ense?ando la casa a un posible inquilino. Antes de colgar, todas hab¨ªan dejado su tel¨¦fono para ser localizadas en caso de que la vivienda siguiera disponible. Las telefonearon despu¨¦s y fueron a ver la casa, en el n¨²mero 19 de la calle de Pinos Alta, en el distrito de Tetu¨¢n.
"Cuando vi el piso que se alquilaba, no lo pens¨¦ dos veces", dice una de las v¨ªctimas. "Cumpl¨ªa todos los requisitos y, adem¨¢s, estaba cerca del ministerio donde trabajo. La due?a dec¨ªa que ten¨ªa que marcharse a Canarias urgentemente y quer¨ªa firmar el contrato con rapidez. Hab¨ªa que pagar tres meses por adelantado".
La propietaria plante¨®, casi cuando se desped¨ªan, un peque?o problema. No pod¨ªan ir acompa?adas por hombres para firmar el contrato. "Preferir¨ªa que vinieras sola, porque estar¨¢ aqu¨ª mi madre, que es una se?ora muy mayor, y ve mal ciertas cosas. Enti¨¦ndeme, yo me voy a Canarias y t¨² puedes vivir aqu¨ª con quien quieras, pero es, mejor que vengas sola", le dijo.
Encapuchado con pistola
Al d¨ªa siguiente, la v¨ªctima lleg¨® puntualmente a la cita con sus 71.000 pesetas. Puls¨® el timbre en el portero aut¨®matico de un inmueble moderno y confortable. Subi¨® al piso segundo C como si ya fuera su casa. Hab¨ªa comprado productos de limpieza y ya llevaba algunas bolsas con las primeras pertenencias. "La propietaria ten¨ªa puestos unos guantes de goma. "Pens¨¦ que estar¨ªa limpiando la casa para dejarla en condiciones", recuerda ahora una de las v¨ªctimas. "Entramos por el pasillo y me dijo que hab¨ªa cambiado unos muebles en alg¨²n cuarto. La segu¨ª por el pasillo y entr¨¦ en una de las habitaciones. Me tap¨® la boca con la mano, mientras un joven vest¨ªdo de gris, con una capucha en la que s¨®lo se distingu¨ªan dos orificios para los ojos y unos guantes de goma, me apuntaba con una pistola. '?Arrod¨ªllate!', me dijo, 'y est¨¢te callada. No te va a pasar nada'".En la misma habitaci¨®n hab¨ªa otras j¨®venes atadas y amordazadas a las que la reci¨¦n llegada pas¨® inmediatamente a hacer compa?¨ªa en las mismas condiciones. Cada media hora llegaba una nueva chica con la intenci¨®n de firmar el contrato, y a todas les iba sucediendo lo mismo. El cuarto estaba completamente a oscuras. Hab¨ªan bajado y roto la persiana y en la estancia de al lado sonaba una radio intensamente.
"Al principio", dice, "no sab¨ªamos lo que quer¨ªan. En ese momento ni siquiera pensamos en el dinero. La situaci¨®n era surrealista. Las ocho, all¨ª atadas y aterrorizadas, y mientras tanto, el enmascarado, que estaba muy nervioso, s¨®lo repet¨ªa que no le mir¨¢ramos. Su compa?era dec¨ªa que no se nos ocurriera hacer nada, porque estaba muy nervioso y se le pod¨ªa disparar el arma".
A las siete de la tarde se acab¨® el rosario de visitas e incorporaciones al cuarto oscuro. Las ocho j¨®venes vieron c¨®mo desaparec¨ªa de sus bolsos el dinero de las tres mensualidades y toda la calderilla de los monederos. En total, m¨¢s de 600.000 pesetas. Tambi¨¦n las despojaron de los relojes, alguna pieza de oro y una tarjeta del cajero aut¨®matico de un banco, con la que se apoderaron de 20.000 pesetas minutos despu¨¦s de abandonar la casa. Una vez limpias las carteras, los atracadores se metieron en la cocina y empezaron a echar agua por los suelos y por las manillas de las puertas. Lo inundaron todo, con la intenci¨®n de no dejar huellas.
"Hay una bomba"
Antes de marcharse, el atracador les dio las ¨²ltimas instrucciones. "Para que todo vaya bien", dijo, "no salg¨¢is de aqu¨ª hasta pasada media hora. Hay una bomba en la puerta que estallar¨¢ si sal¨ªs antes de ese tiempo". Las j¨®venes, naturalmente, no se lo creyeron, pero estaban tan desconcertadas que decidieron esperar un rato. Pasado un tiempo prudencial, arrastr¨¢ndose por el suelo, lograron desatarse unas a otras y avisar a la polic¨ªa. Algunas han perdido los ahorros de medio a?o de trabajo y otras tendr¨¢n que dormir durante una temporada en casa de alguien, porque se han quedado en la calle.La polic¨ªa lleg¨® casi inmediatamente. La comisar¨ªa del distrito de Tetu¨¢n est¨¢ situada muy cerca de la vivienda donde se produjo el atraco. Despu¨¦s vinieron las denuncias, fotos de posibles culpables y centenares de preguntas acerca del suceso. Tambi¨¦n lleg¨® el propietario de la vivienda, y seg¨²n la versi¨®n de las protagonistas, no sal¨ªa de su asombro. Hab¨ªa alquilado hac¨ªa dos d¨ªas el piso a una chica que respond¨ªa a la descripci¨®n facilitada por las mujeres, con nombre y carn¨¦ de identidad falsos.
Los dos atracadores hab¨ªan descubierto un nuevo m¨¦todo, hasta ahora desconocido, de robo con intimidaci¨®n. Cuando ha pasado casi un mes del suceso, el hecho no ha vuelto a repetirse ni los asaltantes han sido detenidos.
La impresi¨®n es que los atracadores son drogadictos. Las asaltadas recuerdan la cara hinchada y las enormes ojeras de la mujer y los temblores de ambos como signo inequ¨ªvoco. El jefe del grupo encargado de la investigaci¨®n en la comisar¨ªa de Tetu¨¢n cree que pudiera tratarse de heroinomanos. "De cada 100 atracos, 96 los llevan a cabo personas con drogodependencia", afirma el inspector. "En este distrito, que es uno de los m¨¢s importantes de Madrid en cuanto a n¨²mero de delitos, los robos y asaltos con intimidaci¨®n est¨¢n a la orden del d¨ªa".
La configuraci¨®n del barrio favorece, a juicio de la polic¨ªa, la confusi¨®n y el caos. En Ia misma zona, separados por la l¨ªnea divisoria que marca la calle de Infanta Mercedes, se mezclan rascacielos de alto standing, casas de masaje, oficinas de ejecutivos y 120 entidades bancarias, con viviendas del Hogar del Empleado, sucursales de grandes almacenes y cines de doble sesi¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.