Maquillaje
Todos tenemos algo que ocultar, pero, con todo, no es eso lo peor. Lo m¨¢s penoso es que no podemos aspirar a ocultar algo si no es agregando cosas nuevas. Es as¨ª como hacemos de nuestra existencia una suma de espejismos y se?uelos, simulaciones y disimulos combinados hasta ese punto crucial en que una ma?ana al despertar no alcanzamos a saber con firmeza lo que somos. Pero ser lo que se,supone que somos ser¨ªa todav¨ªa m¨¢s ¨ªnsufrible. Y no se diga ya sin haber desayunado.P. B. V., hombre de terrible fealdad, recientemente detenido como presunto, delincuente, no pose¨ªa otro recurso para encubrir su cosa ocultable que unas gafas oscuras. Su exasperaci¨®n por abolir su rostro llegaba al extremo de que, en los atracos bancarios, a la vez que las cajas fuertes, repasaba excita damente a los presentes para arre batarles otros modelos de gafas de sol con los que ocultarse. El proceso de identificaci¨®n de P. B. V. se ha basado en desposeerlo de todas las gafas. De inmediato ha emergido su cara. En consecuencia, lo han encarcelado.
La mejor ocultaci¨®n de P. B. V., sin embargo, es ahora cuando se cumple. Ahora que le han despojado del antifaz y se exhibe mondo a la visi¨®n, est¨¢ expuesto al examen policial y ser¨¢ f¨¢cil, una vez preso, recorrer. su biografia. Pero es tan feo que le apodan El Mono, y ?cu¨¢nto no se puede esconder en un rostro si, adem¨¢s, su contemplaci¨®n repugna a la mirada? Con gafas y asaltando cajas de ahorro era un tipo conocido. Pero arrebatado de esa m¨¢scara y de su funci¨®n, detenido en su detenci¨®n, ?qu¨¦ es, cara a cara, El Mono? Exactamente P. B. V. La nomenclatura del enigma. Nunca en sus correr¨ªas logr¨® tal carnuflaje.
En verdad, malcarados o ¨¢graciados, si soportamos la audacia de relacionarnos a cara descubierta es porque jam¨¢s el otro llega a la temeridad de volcarse plenamente en nuestro an¨¢lisis. Mejor que no lo haga. En esa operaci¨®n ser¨ªa ¨¦l el primer delatado. Y ninguna parte resiste, ni aun en el amor -o mucho menos en el amor-, ser desprovisto de secreto. Porque el otro polo del secreto no es la verdad, sino la vacuidad. El horror, en suma.
La polic¨ªa ha obtenido la identidad buscada: "P. B. V.". He aqu¨ª la definitiva marca de maquillaje.
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