Fin de la primera trilog¨ªa

Seg¨²n cuenta George Lucas, inventor y promotor de estas guerras gal¨¢cticas, se van a rodar hasta nueve entregas de la saga. De acuerdo a ese plan, las tres que ya hemos consumido formar¨ªan s¨®lo el intermedio, por lo que habr¨¢ que esperar las tres partes que le anteceden y las tres que deben cerrar el ciclo para conocer la historieta completa de los personajes. Si se cumple el proyecto, tenemos galaxias para rato.Pero no es un amenaza concreta: sea con los mismos personajes o con otros nuevos, lo que realmente han abierto estas galaxias es una forma de espect¨¢culo cinematogr¨¢fico que combina las nuevas t¨¦cnicas visuales con los viejos mitos del g¨¦nero de aventuras.

Aunque forme parte de la rama original, El retorno del jedi es un ejemplo de ello. Por encima de las vicisitudes de los protagonistas, lo que importa es la existencia de los personajes secundarios, generalmente mu?ecos, que acompa?an a los h¨¦roes en sus aventuras. El resto ha adquirido una vulgaridad de planteamiento que pod¨ªa entreverse ya en El imperio contraataca y que, de cualquier forma, est¨¢ lejos de la frescura narrativa que ten¨ªa el primer episodio.

Contin¨²a, naturalmente, el aburrido problema del joven Skywalker por conocer a su aut¨¦ntico padre, aunque por fin da ya con ¨¦l, sufriendo por ello lo que era normal en los melodramas de acci¨®n y en los folletines radiof¨®nicos. Igualmente contin¨²a el callado romance entre la princesa Leia y el aventurero Han Solo, aunque tambi¨¦n parecen llegar a una soluci¨®n amorosa, probablemente para justificar los necesarios hijos de las pr¨®ximas aventuras.

La suerte de este nuevo g¨¦nero cinematogr¨¢fico est¨¢, por tanto, en los aciertos individuales de cada filme. Han pasado ya los tiempos en que el simple contacto visual con el protagonista o la inquietud por la suerte que pod¨ªa correr manten¨ªan en vilo la atenci¨®n del espectador. Tampoco es importante ya conocer las pel¨ªculas anteriores para enfrascarse en la nueva: El retorno del jedi es confusa por m¨¦ritos propios. Importan s¨®lo los inventos sorprendentes, las maquetas ins¨®litas, los mu?ecos ingeniosos, la introducci¨®n de personajes de f¨¢bula. Cuanto sucede a los personajes principales carece de aut¨¦ntica emoci¨®n y eso parece no importar demasiado.

Esta tercera entrega ha sido dirigida por el brit¨¢nico Richard Marquand, de quien vimos en Espa?a El ojo de la aguja, una historia de espionaje que reflej¨® su rigor en el trabajo y dej¨® in¨¦dito su posible talento. Ahora, obediente a las decisiones de Lucas, ha cumplido su gesti¨®n con id¨¦ntica pulcritud y con la misma ausencia de genio. Se contempla su pel¨ªcula con cierto distanciamiento. Espor¨¢dicamente, puede uno divertirse con los trucos de los mu?ecos o bostezar con las mon¨®tonas situaciones de peligro, pero en el recuerdo no quedan demasiadas im¨¢genes, al menos para el amante de diversiones m¨¢s complejas.

Puede ser (hay que advertirlo) cuesti¨®n de edad. Los menores ser¨¢n probablemente m¨¢s felices, al igual que quienes han descubierto en estos espect¨¢culos el doble placer de entretenerse y de enfrentarse a otras cinematograf¨ªas de mayor dificultad.

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Director: George Lucas

Estudio: Lucasfilm / Twentieth Century Fox.

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