El problema vasco
Haciendo caso a don Alfonso Sastre, autor del art¨ªculo titulado M¨¢s luz, publicado en EL PAIS el 13 de noviembre, quiero teorizar sobre el problema vasco como altemativa a la dual soluci¨®n propuesta por los Gobiernos central y auton¨®mico, consistente s¨®lo en medidas pol¨ªticas y policiales.Quiz¨¢ uno de los principales errores que se han cometido en el Pa¨ªs Vasco sea el intento de dotar de alma a un pueblo, convenciendo a los ciudadanos vascos con sofismas propios del nacional-socialismo o de la Falange cuando afirmaba que "Espa?a es una unidad de destino en lo universal". Cuando alguien afirma ser vasco, catal¨¢n o castellano no obtengo con ese dato ninguna referencia a sus valores personales, y prefiero que sea as¨ª, ya que no creo en absoluto en los condicionamientos geogr¨¢fico-sociales. Tampoco creo que el ser espa?ol sea un hecho diferencial que atribuya, sin m¨¢s, un valor determinado. La ¨²nica presunci¨®n que se puede deducir del ciudadano espa?ol puede consistir en la suerte de pertenecer a un ¨¢rea de pueblos que respetan las libertades y los derechos fundamentales de la persona.
Adem¨¢s, empieza a ser dif¨ªcil ser castellano en Vascongadas o en Catalu?a, y viceversa, lo que demuestra que hemos llegado a un grado de imbecilidad s¨®lo comparable con el de la Alemania nazi.
Creo en los sentimientos de las personas, en el amor, la libertad, la solidaridad; es decir, en esos sentimientos que desanimalizan al hombre, acerc¨¢ndole a los dem¨¢s. El nacionalismo es el sentimiento de un pueblo (dif¨ªcil de creer sin la existencia de un alma colectiva) pero adem¨¢s es un sentimiento, que enfrenta, que rivaliza (dicen los pol¨ªticos nacionalistas, como Jordi Pujol, que el presidente de la Generalitat es conveniente que pertenezca a un partido nacionalista, porque as¨ª pedir¨¢ mejor para su pueblo).
Suponiendo que el pueblo vasco quisiera de verdad un autogobierno total, surgir¨ªa el problema de qui¨¦n detentar¨ªa el poder: ?la fuerza pol¨ªtica elegida libre y mayoritariamente por el pueblo o la minor¨ªa etarra por la imposici¨®n de sus metralletas? No veo la soluci¨®n. Quiz¨¢ la ¨²nica salida sea una reflexi¨®n general de los espa?oles acerca de la excesiva importancia que hemos dado a ser castellano, vasco, catal¨¢n, etc¨¦tera, y la poca ilusi¨®n que estamos manifestando de vivir en una tierra donde, desde hace poco tiempo, campea la libertad. /
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