Sonido de artesan¨ªa
Timeless All Stars
III Festival de Jazz. Colegio Mayor San Juan Evangelista Madrid, 3 de diciembre de 1983.
Alguien defini¨® el jazz como "el sonido de la sorpresa", y ten¨ªa raz¨®n hasta cierto punto. Pero hay ocasiones en que el jazz tambi¨¦n es el placer de lo conocido y el ejemplo m¨¢s inmediato de esas oportunidades son los grupos de All Stars.No es dif¨ªcil, en este tipo de jazz que todav¨ªa se llama moderno a falta de mejor t¨¦rmino, reunir a cinco o seis m¨²sicos y dejarles que hagan la guerra por su cuenta. Son int¨¦rpretes veteranos, d¨²ctiles y seguros, que no encuentran problema para abordar un repertorio de composiciones conocidas, de armon¨ªas tan sugerentes como sus nombres, con unos arreglos simples o simplificados: ya saben, exposici¨®n del tema, solo de cada uno, di¨¢logo entre todos, reexposici¨®n, y a otra cosa.
La balada de Harold Land
As¨ª fue la intervenci¨®n del sexteto Timeless All Stars en el festival del San Juan. Jazz correcto y agradable en una atm¨®sfera de reuni¨®n de amigos y en esto ¨²ltimo inclu¨ªmos tambi¨¦n al p¨²blico y, casi, casi, hasta a las paredes del local, que seguro que han vibrado antes much¨ªsimas veces con lo que son¨® anoche dentro de ellas. Ni la excepci¨®n, una balada del saxo tenor Harold Land, que se llama World peace, era nueva para los asistentes, que se la hab¨ªan o¨ªdo ya a Land en el festival del Palacio de los Deportes.
?Qu¨¦ puede hacer atractiva una reuni¨®n de esta clase? Bien, tal vez reconocer caras que se han hecho amigas, advertir incluso que el pianista George Cables, o est¨¢ cambiando de imagen, o simplemente se olvid¨® de afeitarse la cabeza como otros se olvidan de afeitarse la cara. Pero lo m¨¢s importante es que se repasa la lista de t¨ªtulos esenciales de ese jazz que antes hemos tenido que llamar moderno, y enseguida nos empezamos a encontrar a esta constelaci¨®n de intemporales. El bater¨ªa, Philly Joe Jonhs, debe intervenir en un buen porcentaje de esos t¨ªtulos, tanto ¨¦l como los otros figuran en ellos menos en condici¨®n de jefes de fila que como acompa?antes. Cables y el bajista Hervie Lewis son prototipos del m¨²sico complementario.
Harold Land y el vibr¨¢fono Bobby Hutcherson son quienes m¨¢s han luchado por traspasar esa categor¨ªa de segundos, e incluso durante muchos a?os esa batalla la libraron juntos. Pero en el aplauso que ellos y sus compa?eros de ahora merecen, hay mucho de solidaridad. Lo que hacen es un jazz de artesan¨ªa, de oficio, en el que a veces el genio irrumpe en un solo percusivo de Curtis Fuller al tromb¨®n, en el sobresalto de una frase del vibr¨¢fono, o en el brillo repentino de una cita del pianista. Entonces s¨ª, entonces es cuando nos acordamos de aquello del sonido de la sorpresa.
El San Juan, por fin, recuper¨® el ambiente de otros tiempos, y se llen¨® en la sesi¨®n de noche. Es de esperar que ese mismo ambiente se repita en los conciertos de hoy, a cargo de un cuarteto de Tete Montoliu en el que lo m¨¢s esperado es la aparici¨®n , como estrella invitada, del saxo bar¨ªtono Park Pepper Adams, amenazadoramente apodado El cuchillo.
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