Hoy comienza la 'cumbre' de Atenas, decisiva para el futuro de la CEE
ENVIADO ESPECIALYa ser¨ªa un ¨¦xito si los diez se pusieran de acuerdo sobre los grandes principios que han de regir la reforma interna de la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE) en la cumbre que, con tres d¨ªas de duraci¨®n, se abre hoy en Atenas. La gran esperanza est¨¢ en que la locomotora franco-alemana se ponga a funcionar. Pero el acuerdo ser¨¢ dif¨ªcil. La cumbre comienza con las posturas a¨²n demasiado enfrentadas. Todo el mundo se ha guardado sus mejores cartas para el final y quiz¨¢ la gran jugada llegue tarde La CEE es, desde luego, un asunto de intereses econ¨®micos. Cuando todos se pegan ser¨¢ porque es importante. Pero quiz¨¢ los debates lleguen a un punto tan t¨¦cnico que los jefes de Estado y de Gobierno sean incapaces de decidir.
Aunque seguramente se har¨¢ no se ha previsto una estructura paralela a la reuni¨®n pol¨ªtica para discutir los problemas t¨¦cnicos. La impresi¨®n general es que los diez se conformar¨ªan con acuerdos sobre grandes l¨ªneas, que luego ser¨ªan desarrollados en cuatro o seis meses de trabajos intensivos bajo la presidencia francesa de la CEE. Esto, al menos, es lo que indican los documentos preparados por la presidencia griega de la CEE. Uno de ellos ha sido redactado en los t¨¦rminos m¨¢s sencillos posibles para que se pueda comprender.
?sta es una negociaci¨®n global sobre toda una serie de temas (v¨¦ase el recuadro adjunto), y sin una decisi¨®n global sobre los diversos cap¨ªtulos que est¨¢n en la mesa no habr¨¢ nada, pues s¨®lo as¨ª se equilibrar¨¢n los distintos intereses de los diferentes pa¨ªses. El caso es que la CEE no dispone ya de mucho tiempo, y un total fracaso en Atenas la har¨ªa entrar en un per¨ªodo de crisis interna poco recomendable, dada la situaci¨®n internacional. Todos los ministros dicen lo mismo. De hecho, todos los grandes temas est¨¢n ahora sobre la mesa y son bien conocidos. Que haya acuerdo es otra cosa. Un fracaso no significar¨¢, sin embargo, que la CEE se derrumbe inmediatamente, pero s¨ª el comienzo de su degeneraci¨®n.
Un nuevo esquema
Francia ha propuesto un nuevo esquema de reforma que ha sido bien acogido por Bonn y Londres, pues reclama una m¨¢s estricta disciplina en los gastos. ?sta es quiz¨¢ la luz m¨¢s esperanzadora antes del comienzo de unos debates que prometen ser peliagudos. El problema es que, por una parte, los pa¨ªses peque?os y ricos de la CEE se resisten a la propuesta francesa, pues ser¨ªan ellos los que pagar¨ªan la factura. Por otra parte, en el mismo documento, Francia se resiste a tocar al ingreso de sus agricultores, especialmente con las elecciones europeas y generales a la vista. Los agricultores de todos los pa¨ªses miembros, favorecidos por la CEE y creadores de excedentes, la han secuestrado. La CEE no ha cambiado de pol¨ªtica agr¨ªcola en 20 a?os, mientras que EE UU ha cambiado la suya cuatro veces en el mismo per¨ªodo.
Hay que esperar, adem¨¢s, que la primera ministra brit¨¢nica, Margaret Thatcher, luche por lo suyo.
As¨ª, la batalla est¨¢ sentada: Par¨ªs mantiene cierta preocupaci¨®n ante su contribuci¨®n futura al presupuesto de la CEE y ante la suerte de sus agricultores. Bonn no ha cedido a¨²n al principio de aumentar los recursos financieros de la CEE, exigiendo antes ahorros. Londres insiste en que le devuelvan dinero; y los peque?os pa¨ªses, junto a ellos. Quiz¨¢ el m¨¢s satisfecho sea Grecia, cuyos t¨¦rminos de ingreso en la CEE ser¨¢n revisados en esta gran ocasi¨®n de Atenas. En algo hay un punto de acuerdo general: el gran valor personal del secretario de Estado griego para la CEE, Grigoris Varfis, que ha presidido, con un tes¨®n admirable, las reuniones de estos ¨²ltimos seis meses, que ahora culminan. Nadie, sin embargo, hace apuestas sobre el resultado.
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