93 muertos y 42 supervivientes en el accidente de Barajas

Noventa y tres personas han muerto y 42 han sobrevivido -31 de ellos heridos- en el accidente ocurrido a las 9.50 de la ma?ana de ayer en el aeropuerto de Madrid-Barajas, cuando un avi¨®n Boeing 727 de la compa?¨ªa Iberia, que iba a despegar con destino a Roma, y un DC-9 de Aviaco, que iba a salir a continuaci¨®n hacia Santander, chocaron en una de las pistas de despegue. Cuando el primero de los aviones iniciaba el despegue en la pista 01 se encontr¨® con al aparato de Aviaco, que se hab¨ªa introducido en la misma, alcanz¨¢ndole en la zona de los dep¨®sitos de combustible. El DC-9 qued¨® pr¨¢cticamente desintegrado y sus 42 ocupantes perecieron en el acto. Los supervivientes pertenecen al Boeing de Iberia en el que viajaban 84 pasajeros y 9 tripulantes. A la hora de producirse el accidente, el aereopuerto de Barajas estaba cubierto por una intensa niebla, circunstancia que hab¨ªa obligado a desviar hacia otros aeropuertos los aviones que ten¨ªan Madrid como punto de destino.

El Boeing 727 rodaba por la pista 01 a unos 270 kil¨®metros por hora e iniciaba la maniobra de despegue. El avi¨®n de Iberia debi¨® alcanzar la zona de dep¨®sitos del DC-9 con el ala izquierda e incluso con la panza del fuselaje o con el tren de aterrizaje.Tras la colisi¨®n, el Boeing de Iberia fue a parar a unos 600 metros y durante este recorrido, descontrolado, realiz¨® un fuerte viraje antes de quedar apoyado sobre su panza y escorado hacia su lado izquierdo. La destrucci¨®n del fuselaje en este lado del avi¨®n y la rotura de una puerta de emergencia permiti¨® que la mayor parte de los supervivientes, que ocupaban las primeras filas de los asientos, pudieran salir por su propio pie.

Los empleados de carga y descarga de Barajas, que se encontraban a unos 500 metros del lugar del choque, cargando un avi¨®n de Iberia con destino a Palma de Mallorca, escucharon tres explosiones, que hicieron temblar los cristales de la terminal, y posteriormente otras tantas m¨¢s. Uno de ellos, Pablo Trujillo, fue una de las primeras personas que se acerc¨® hasta los restos del avi¨®n de Iberia. "Al escuchar las explosiones fuimos corriendo hacia la pista y encontramos a un pasajero, un extranjero, que hablaba castellano con dificultad, con el pelo chamuscado y una herida en la frente. Hist¨¦rico, nos pidi¨® que fu¨¦ramos hacia el avi¨®n porque hab¨ªa gente con vida".

"A unos 200 metros de los restos del avi¨®n de Iberia", declar¨® Trujillo, "encontramos al comandante del avi¨®n, al sobrecargo y a tres azafatas del aparato que trataban de sujetar a los supervivientes que pretend¨ªan desperdigarse, despavoridos. Todos chillaban, pidiendo ambulancias, que tardaron en llegar. En ese momento no nos percatamos de que a poca distancia estaban los restos de otro avi¨®n. No se o¨ªan gritos. Estaban todos muertos".

En el lugar del choque el espect¨¢culo era espeluznante. Restos humanos, enseres, equipajes y fragmentos del DC-9 se dispersaban a lo largo de 500 metros de pista y a 100 metros a ambos lados del borde de la misma. Nada permit¨ªa adivinar que aqu¨¦llo eran los restos de un avi¨®n que minutos antes iba lleno de pasajeros. La densa niebla, mezclada con el humo de dos montones de hierros retorcidos, sobre los que arrojaban chorros de agua los borriberos, y los restos humanos, horriblemente mutilados y calcinados, tapados con mantas y esparcidos alrededor de aqu¨¦llos, compon¨ªan una imagen fantasmag¨®rica.

A unos 800 metros de distancia se encontraban los restos del avi¨®n de Iberia, del que se distingu¨ªa cuando menos parcialmente su silueta original. Un equipo de bomberos trataba de apagar los rescoldos humeantes. Toda la zona central del aparato, a ambos lados del fuselaje, destinada a los pasajeros, era un mont¨®n de chatarra desordenada en la que permanec¨ªan, carbonizados, los cad¨¢veres de algunos pasajeros. A unos metros de los restos del Boeing se encontr¨® una nota, presumiblemente escrita por un pasajero, que dec¨ªa: "Mucha suerte, cu¨ªdate, te quiero. Danny".

Un capit¨¢n de la unidad de la Fuerza A¨¦rea Espa?ola, destinada en Barajas a vuelos de autoridades, declaraba junto a los restos de los aviones: "No entiendo c¨®mo se les ha permitido volar. Yo ten¨ªa hoy un vuelo con un Myst¨¨re, pero no se me ha ocurrido salir porque no sab¨ªa siquiera si ¨ªbamos a volver".

A las 10.30 continuaban llegando a las pistas donde se produjo el choque de aviones decenas de ambulancias, coches del servicio del 091 y coches Zeta, efectivos de Protecci¨®n Civil y del Ej¨¦rcito del Aire. Un cord¨®n de soldados de este arma imped¨ªa acercarse a los informadores a los dos aviones siniestrados.

A las 10.45 llegaba a las pistas el alcalde de Madrid, Enrique Tierno, y minutos despu¨¦s lo hac¨ªa el ministro de Transportes, Enrique Bar¨®n, a quien acompa?aba Enrique de la Mata, presidente de la Cruz Roja. Bar¨®n se entrevist¨® con miembros de la comisi¨®n investigadora, que estaba junto a los aparatos siniestrados desde las 10.30. Tambi¨¦n acudieron a Barajas el presidente de la comunidad de Madrid, Joaqu¨ªn Leguina, Jorge Verstrynge y Rafael Vera, director de la Seguridad del Estado, y el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra.

A las 13.45 hab¨ªa sido habilitado en Barajas un hangar donde se depositaron los cuerpos de las v¨ªctimas para facilitar su identificaci¨®n. Desde el momento del accidente quedaron suspendidas todas las salidas de vuelos, medida que se pensaba mantener hasta la medianoche de ayer.