El nuevo presidente argentino, Ra¨²l Alfons¨ªn, anuncia la derogaci¨®n de la ley de autoamnist¨ªa de los militares
Cientos de miles de personas abarrotaban la plaza de Mayo horas despu¨¦s le que Ra¨²l Alfons¨ªn pronunciase, en campi) abierto, su primer discurso como nuevo presidente de Argentina, en el que prometi¨® asegurar la democracia, el respeta a los derechos humanos y anunci¨® la anulaci¨®n de la ley de autoamnist¨ªa decretada por el militares antes de abandonar el poder.Ha sido un gesto magn¨ªfico: ha hecho que el pueblo d¨¦ f¨ªsicamente la espalda, por vez primera, a la Casa Rosada, desde cuyos balcones tanta demagogia se derram¨® sobre la plaza. Alfons¨ªn se ha dirigido a sus conciudadanos desde la balconada del Cabildo Colonial, (exactamente frente a la Casa Rosada), en el mismo lugar en el que en 1810 los criollos reclamaron su libertad a la Corona de Espa?a.
"Vamos a asegurar desde hoy la democracia y el respeto por la dignidad del hombre en la tierra argentina. Vienen tiempos duros y dif¨ªciles, pero no tengan ni una sola duda; vamos a arrancar, vamos a salir adelante, vamos a tener el pa¨ªs que nos merecemos, y no porque nos gobiernen unos iluminados, sino por esto, por esta unidad de pueblo...". Toda la plaza de Mayo rugi¨® durante unos minutos: "?El pueblo, unido, jam¨¢s ser¨¢ vencido!". Saltos sincopados, disparos de cohetes. "?Se siente, se siente, Ra¨²l es presidente!"
Numerosos porte?os pasaron la noche en las calles, espesadas de bochorno y de humedad, agitando banderas radicales y argentinas, cantando, tocando pitos.
A las siete de la ma?ana Ra¨²l Alfons¨ªn abandon¨® los ¨¢ticos del hotel Panamericano para trasladarse al Congreso de los Diputados. Toda la noche estuvieron los ingenieros y arquitectos del municipio trabajando sobre sus reglas de c¨¢lculo y temiendo que el Congreso tuviera que reunirse en otro palacio: el piso del hemiciclo, semiabandonado durante siete a?os, se hab¨ªa abombado peligrosamente en algunos cent¨ªmetros por una negligente utilizaci¨®n de los sistemas de refrigeraci¨®n.
Desaparecidos y torturas
A las ocho de la ma?ana, diputados y senadores, p¨²blico y delegaciones extranjeras se pusieron en pie. Ra¨²l Alfons¨ªn jur¨® su cargo ante la Asamblea, junto a su vicepresidente, V¨ªctor Mart¨ªnez. Su mensaje a la naci¨®n fue valiente y lleg¨® en las expectativas hasta donde deb¨ªa llegar. Aludi¨® sesgadamente a los desaparecidos y exiliados y hablando de los argentinos que "no est¨¢n con nosotros", y levant¨® a las C¨¢maras reunidas cuando prometi¨® justicia por todos los desmanes cometidos y la inmediata derogaci¨®n de la Ramada "ley de pacificaci¨®n nacional", aut¨¦ntica ley de autoamnist¨ªa, autoconcedida por la ¨²ltima Junta Militar.
MaNana, lunes, el Gobierno de Ra¨²l Alfons¨ªn presentar¨¢ al Congreso (que se queda sin vacaciones de Navidad y verano) un proyecto de ley reformando el C¨®digo Penal. Argentina ser¨¢ el primer pa¨ªs del mundo en el que la tortura quedar¨¢ penalmente equiparada al asesinato cualificado.
Por la puerta de atr¨¢s
En un Cadillac descubierto, sin excesiva protecci¨®n, fuera de la bandada de motoristas de la Polic¨ªa Federal, vestido de calle y no de frac, seg¨²n la usanza tradicional argentina, Alfons¨ªn y su vicepresidente tardaron una hora en recorrer el kil¨®metro que separa el Congreso de la Casa Rosada.
Enel atrio del palacio un edec¨¢n se le cuadr¨® y le dio la novedad de la Casa del Gobierno. Salud¨® al general de divisi¨®n (retirado) Reynaldo Bignone, que vest¨ªa de civil, ¨²ltimo presidente de esta pesadilla argentina, y le despidi¨®. Bignone abandon¨® la Casa Rosada por la puerta trasera, mientras cientos de miles de argentinos brincaban en la plaza de Mayo a los sones de "?Borombom b¨®m / borombomb¨®n / la dictadura / ya se acab¨®!". Ni un uniforme visible fuera del edec¨¢n del presidente y los granaderos de San Mart¨ªn, que forman la guardia presidencial.
En el sal¨®n blanco de la Casa Rosada, con su banda presidencial en el pecho, Alfons¨ªn tom¨® juramento a su Gobierno, abrazando a sus ministros y besando a sus ministras Finalizada la ceremonia, no pudo cruzar a pie la plaza hasta el Cabildo frontero.
Fue preciso sacarle del palacio en comitiva motorizada hasta el Cabildo. Y all¨ª fue el delirio y la emoci¨®n "?Hoy conmemoramos el d¨ªa de los Derechos Humanos, y vamos a seguir defendi¨¦ndolos, y no s¨®lo en el respeto por la vida de las personas sino en sus derechos a escapar del hambre y la miseria!".
El presidente march¨® a continuaci¨®n al palacio de San Mart¨ªn -la Canciller¨ªa-, donde recibi¨®, ya solemnemente, a los jefes de Estado y presidentes de Gobierno de todo el mundo que han volado hasta Buenos Aires para saludar con su buena voluntad el triunfo de la cordura y la civilizaci¨®n en esta remota parte del mundo.
Muchos argentinos han llorado mansamente ante sus televisores. "?Termina hoy el est¨¦ril tutelaje sobre los habitantes de este pa¨ªs!". Los automovilistas de Buenos Aires circulan agotando sus bocinas con toques r¨ªtmicos. "?No vamos a ser una ideolog¨ªa; aspiramos a ser una ¨¦tica!".
A las tres de la tarde la gente, ya agotada, se apresta para pasar la noche bailando en las calles. Terminaron siete a?os de degeneraci¨®n e infamia militar.
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