El juez obliga al diario ingl¨¦s 'The Guardian' a devolver un documento para averiguar la identidad de una fuente informativa
El Tribunal de Apelaciones oblig¨® ayer al diario The Guardian a devolver al Ministerio de Defensa un documento secreto sobre la llegada de los misiles de crucero a Gran Breta?a, publicado por el diario el pasado mes de octubre. El Ministerio de Defensa quiere el documento para intentar establecer la identidad del funcionario que lo filtr¨®. El director de The Guardian, Peter Preston, acat¨® la sentencia y entreg¨® el documento a primera hora de la tarde de ayer, pero critic¨® vivamente la legislaci¨®n que ha hecho posible la madida.
"La decisi¨®n del tribunal", afirm¨®, "supone un peligroso antecedente para toda la Prensa brit¨¢nica". Preston a?adi¨® que el peri¨®dico est¨¢ considerando la posibilidad de recurrir ante la C¨¢mara de los Lores, m¨¢xima autoridad en estos casos.El documento en cuesti¨®n es un informe secreto del ministro de Defensa, Michael Heseltine, a la primera ministra Margaret Thatcher, anunciando la llegada de los primeros misiles de crucero para el d¨ªa 1 del pasado mes de noviembre y sugiriendo diversas f¨®rmulas de, actuaci¨®n ante la opini¨®n p¨²blica.
Seg¨²n fuentes del ministerio, s¨®lo existen siete copias del informe. El documento lleg¨® al peri¨®dico de forma an¨®nima, de acuerdo con la declaraci¨®n de los responsables de The Guardian.
La legislaci¨®n brit¨¢nica permite a los medios de comunicaci¨®n mantener el secreto de sus fuentes, salvo en determinadas circunstancias. La Contempt of Court Act, de 1981, afirma textualmente: "Ning¨²n tribunal podr¨¢ pedir al responsable de una publicaci¨®n que revele sus fuentes de informaci¨®n, a menos que el tribunal considere probado que el conocimiento de la identidad de la fuente es precisa para la defensa de los intereses de la seguridad nacional o para la prevenci¨®n de un crimen".
Ante la publicaci¨®n del documento, el Ministerio de Defensa abri¨® una investigaci¨®n, pero no logr¨® identificar al autor de la filtraci¨®n. Sus abogados recurrieron al Alto Tribunal de Londres para exigir la entrega del papel, por considerar que era un elemento imprescindible en dicha investigaci¨®n. El Alto Tribunal fall¨® ¨¦l jueves a favor del ministerio y en contra del peri¨®dico.
Un contrasentido
El juez Scott, del Alto Tribunal, no entr¨® a dilucidar si exist¨ªa o no un riesgo para la seguridad nacional, limit¨¢ndose a afirmar que The Guardian deb¨ªa entregar el informe porque era propiedad del Gobierno. El aboga4o del peri¨®dico , lord Rawlinson, present¨® inmediatamente un recurso por considerar que se hab¨ªa producido un contrasentido: "si el peri¨®dico hubiera destruido el documento o si la informaci¨®n hubiera llegado por tel¨¦fono, el juez no hubiera podido fallar en contra nuestra, dado que no cree que exista un riesgo para la seguridad nacional".El Tribunal de Apelaciones ha ido, sin embargo, m¨¢s all¨¢. En el fallo emitido ayer considera que el riesgo para la seguridad nacional lo constituye no la publicaci¨®n del documento, sino el funcionario que lo pas¨¦, y recomienda al Gobierno que lo identifique y sancione. Uno de los tres miembros del tribunal, el juez Griffiths, afirm¨®: "hasta tanto no se identifique al autor de la filtraci¨®n, existe una seria amenaza para la seguridad nacional". El presidente del tribunal, sir John. Donalson, a?adi¨® que el funcionario en cuesti¨®n, "indigno de confianza", deb¨ªa ser despedido.
De la sentencia se desprende que el contenido del informe publicado no puso en peligro la seguridad nacional, pero que la existencia de un funcionario capaz de pasar documentos calificados de secretos implica un riesgo que debe ser anulado. Esto supone que los responsables del peri¨®dico no han podido suprimir una marca que existe en el documento y que puede ayudar a la identificaci¨®n de las fuentes. The Guardian se tendr¨¢ que limitar, en todo caso, a confundir o borrar las huellas digitales que existan en el papel, pero sin borrar, anular o manipular el contenido del mismo.
"Estoy profundamente disgustado y preocupado", afirm¨® el director de The Guardian, para quien la defensa de las fuentes de informaci¨®n es un elemento b¨¢sico de la libertad de expresi¨®n.
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