A qui¨¦n benefician las detenciones
EL JUEZ central de instrucci¨®n n¨²mero cinco, integrado en la Audiencia Nacional, dict¨® orden de detenci¨®n primero, para conceder la libertad despu¨¦s, contra Jon Id¨ªgoras e I?aki Ruiz de Pinedo por las declaraciones realizadas a un grupo de periodistas. El juez se ha declarado no competente en la querella que por apolog¨ªa del terrorismo ha sido interpuesta por el ministerio fiscal.Las reformas -endurecedoras- del C¨®digo Penal introducidas por el repertorio de normativa antiterrorista (el decreto-ley de 26 de enero de 1979, la ley org¨¢nica de 21 de mayo de 1980 y la ley org¨¢nica de 4 de mayo de 1981) ofrecen al fiscal base suficiente para fundamentar casi cualquier tipo de querella. Por lo dem¨¢s, no le har¨¢ falta al ministerio p¨²blico la nueva disposici¨®n antiterrorista, aprobada hace escasas semanas por el Consejo de Ministros, pero pendiente a¨²n de tr¨¢mite parlamentario. La figura de la apolog¨ªa del terrorismo, tal y como qued¨® dibujada por la ley de 1980, es lo suficientemente laxa como para incluir en sus supuestos de hecho las declaraciones de los dos dirigentes de Herri Batasuna. Lamentablemente, ese tipo delictivo no constituye un motivo de orgullo para la t¨¦cnica legal. Se trata, en ¨²ltima instancia, de un retroceso no s¨®lo jur¨ªdico, sino tambi¨¦n cultural, desde el derecho penal de hechos al derecho penal de autor. En nuestra tradici¨®n penal, la apolog¨ªa del delito -de cualquier delito- hab¨ªa sido relegada al cap¨ªtulo de las simples faltas. Todav¨ªa el art¨ªculo 566 de nuestro C¨®digo Penal condena a una pena de multa superior a 1.500 pesetas e inferior a 30.000 a quienes "hicieren apolog¨ªa de acciones calificadas por la ley como delitos" que no sean castigados en el t¨ªtulo II, que castiga la rebeli¨®n y el terrorismo.
La nueva normativa persigue a los que hicieren "apolog¨ªa oral o escrita o por medio de la imprenta u otro procedimiento de difusi¨®n" de los delitos cometidos por bandas o grupos armados y de sus conexos o culpables. En el vano intento de precisar un concepto de por s¨ª evanescente, el proyecto de ley enviado por el Gobierno a las Cortes considera actos de apolog¨ªa "la manifestaci¨®n p¨²blica de alabanza o aprobaci¨®n" de los hechos delictivos incluidos en su articulado y "la publicaci¨®n o difusi¨®n en los medios de comunicaci¨®n social de art¨ªculos de opini¨®n, reportajes informativos, composiciones gr¨¢ficas, comunicados y, en general, cualquier otro extremo de difusi¨®n por los que se acredite que su finalidad relevante es apoyar o ensalzar" las actividades terroristas. Suerte tienen los periodistas del Ritz -lugar donde se realizaron las declaraciones- de que la nueva ley no se encuentre en vigor, ya que un fiscal o un juez r¨ªgidamente escrupuloso bien hubiera podido ordenar su detenci¨®n. Destino, por lo dem¨¢s, que parecen tener reservados no s¨®lo los informadores que no practiquen en el futuro una rigurosa autocensura, sino tambi¨¦n los asistentes -sean cientos o miles- a los actos p¨²blicos del nacionalismo radical en que se lancen gritos subversivos. Porque tambi¨¦n ser¨¢n actos de apolog¨ªa del terrorismo "la ostentaci¨®n de pancartas, los discursos o soflamas, la quema de banderas o s¨ªmbolos u otros ultrajes de significaci¨®n an¨¢loga que se produjeren durante la celebraci¨®n de concentraciones en las v¨ªas urbanas u otros lugares abiertos al p¨²blico" con manifiesta finalidad de apoyo o adhesi¨®n a las bandas terroristas, sus actividades delictivas o las de sus miembros.
Es una vieja doctrina jur¨ªdica que s¨®lo se puede dar amparo penal a los bienes que permitan tal protecci¨®n. Resulta dif¨ªcil imaginar que las normas que castigan la apolog¨ªa del terrorismo puedan ser aplicadas, o bien sin quebrantar el principio de igualdad ante la ley, supuesto que se dar¨ªa en el caso de que el fiscal s¨®lo se querellase de forma selectiva, o bien sin llevar hasta el absurdo la ampliaci¨®n de la ilicitud penal, que abarcar¨ªa en su seno a varias decenas de miles de personas presuntamente incursas en diversas variedades de la apolog¨ªa del terrorismo. Es la conducta, y no el pensamiento, el fulminante que debe poner en marcha la maquinaria del enjuiciamiento criminal. Sin duda, pueden existir manifestaciones verbales en s¨ª mismas delictivas. Pero en tal caso, la imprecisa figura formal de la apolog¨ªa del terrorismo, una cesta por cuyos mimbres se filtra la seguridad jur¨ªdica, deber¨ªa ser sustituida por un delito material, como autor¨ªa directa, conspiraci¨®n, proposici¨®n, provocaci¨®n, inducci¨®n, complicidad o encubrimiento.
En el desayuno del Ritz al que fueron invitados para que hablasen con entera libertad, Jon Id¨ªgoras e I?aki Ruiz de Pinedo expusieron ideas y proyectos conocidos por todos los espa?oles desde la fundaci¨®n de Herri Batasuna. En numerosas ocasiones hemos criticado esas posiciones, pero la falta de novedades sustanciales en las declaraciones origen de la querella motiv¨® incluso una. valoraci¨®n m¨ªnima por parte de nuestro peri¨®dico y de muchos otros del contenido de las mismas. El sensacionalismo que algunos medios aportaron se ha quedado chiquito ante la gran parafernalia que la fiscal¨ªa p¨²blica ha conseguido montar en tomo a estos l¨ªderes. El PSOE debe darse por satisfecho de que la gesti¨®n de Bur¨®n Barba, fiscal general del Estado, sea tan eficaz a la hora de lanzar a la fama a los candidatos de HB.
Si pol¨ªticamente es una torpeza de las de a kilo, como dicen los castizos, jur¨ªdicamente la detenci¨®n de los dos dirigentes de Herri Batasuna no es m¨¢s que el resultado de una, r¨ªgida aplicaci¨®n de la legislaci¨®n vigente, favorecida por las actitudes del presidente del Gobierno y sus ministros en los ¨²ltimos meses, el env¨ªo a las Cortes del proyecto de una nueva ley antiterrorista, los recientes sucesos en el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s y el comienzo de la campa?a electoral en la comunidad aut¨®noma de Euskadi. Como dec¨ªamos, con esas detenciones, Herri Batasuna tiene ya hecha en buena parte su campa?a, al igual que ocurri¨® con el insensato encarcelamiento de Telesforo Monz¨®n hace pocos a?os. El gran perjudicado electoral por este incidente no ser¨¢ tanto el PSOE como el PNV y Euskadiko Ezkerra, opciones nacionalistas democr¨¢ticas que podr¨ªan resultar perjudicadas por los impulsos emocionales favorables a HB. Como estamos seguros de que no hay maquiavelismo en esto, tendremos que convenir en que lo que existe es bastante impericia. Tanto peor para el Gobierno, que viene demostrando en el tema vasco una especial tendencia a aceptar retos in¨²tiles y de los que en ning¨²n caso puede salir bien parado.
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