Calidad de ense?anza en un marco de libertad
Aunque la LODE no abarca todos los aspectos que influyen en la calidad de la ense?anza, el autor de este trabajo piensa que el establecimiento de una programaci¨®n democr¨¢tica, la racionalizaci¨®n de la oferta de puestos escolares y la distribuci¨®n racional de los recursos contribuir¨¢n de manera decisiva para que la mejora de dicha calidad pueda llegar a ser real.
La LODE no pretende abarcar todos los aspectos y variables que influyen en la calidad de ense?anza, que han de ser motivo de otras acciones y normativas; sin embargo, la calidad de ense?anza est¨¢ presente en el proyecto de ley, ya sea de modo t¨¢cito o bien directamente.La programaci¨®n democr¨¢tica de la ense?anza tendente a racionalizar la oferta de puestos escolares, por un lado, y por otro, la distribuci¨®n de recursos atendiendo a las prioridades y necesidades reales, componen la parte objetiva que el proyecto pone a disposici¨®n de los poderes p¨²blicos para la mejora del sistema educativo.
La participaci¨®n, democratizaci¨®n y libertad de c¨¢tedra como instrumentos de comunicaci¨®n e integraci¨®n de la comunidad escolar es la parte que afecta a las conciencias de las personas interesadas en elevar la calidad del centro del que forman parte.
Efectivamente, al realizarse la admisi¨®n de alumnos de acuerdo con criterios objetivos y sin discriminaci¨®n de ninguna clase -ni por capacidad ni por procedencia social, etc¨¦tera-, ser¨¢ posible una distribuci¨®n racional y proporcional del n¨²mero de alumnos por aula, as¨ª como un equilibrio en la capacidad de los mismos. Los alumnos podr¨¢n distribuirse cualitativa y cuantitativamente de modo proporcional, de tal modo que el ¨¦xito o fracaso escolar del centro sea reflejo de un modo concreto de trabajar, y no del modo de seleccionar.
Igualdad de oportunidades
Por otra parte, la existencia de una red mixta de centros p¨²blicos y concertados que coexistan en condiciones de igualdad ha de servir de emulaci¨®n continua para el sistema educativo y, a la larga, incidir¨¢ en la mejora de la calidad de los centros.
El derecho a la programaci¨®n por parte de los poderes p¨²blicos har¨¢ posible, adem¨¢s, que se establezcan mecanismos compensadores en la consideraci¨®n de que igualdad de oportunidades no consiste en dar a todos por igual, sino invertir m¨¢s en aquellos sectores m¨¢s desfavorecidos, donde la injusticia distributiva de nuestra sociedad ha ido acumulando mayor fracaso escolar; significa, igualmente, que los recursos se distribuyan de un modo justo y se eviten subvenciones a centros elitistas mientras existan centros p¨²blicos que carezcan de las condiciones que la l¨®gica y sensibilidad que una naci¨®n democi¨¢tica reclama.
Libertad de c¨¢tedra
En este sentido, el proyecto de ley establece un plazo de tres a?os para que puedan acogerse a concierto aquellos centros que deseen impartir una ense?anza gratuita y ser concebidos como servicio p¨²blico. De este modo quedar¨¢ afirmado claramente el car¨¢cter educativo de los centros concertados, diferenciados de aquellos otros cuya motivaci¨®n sea la obtenci¨®n de beneficios econ¨®micos o la prestaci¨®n de una ense?anza elitista. ?stos tambi¨¦n est¨¢n legitimados en la LODE siguiendo la Constituci¨®n, que garantiza la libertad de mercado. Pero precisamente por esto deber¨¢n tener un tratamiento distinto de los anteriores, con mayor libertad, por una parte, y funcionando al precio, por otra, lo cual significa regularse por la libre oferta y demanda corriendo los riesgos que dicha libertad comporta.
Se?al¨¢bamos, en segundo lugar, que la participaci¨®n, democratizaci¨®n y libertad de c¨¢tedra son instrumentos b¨¢sicos para la integraci¨®n y comunicaci¨®n de la comunidad escolar. Cualquier proyecto educativo aceptado por mayor¨ªa, y en cuya elaboraci¨®n se ha participado libremente, comporta unos compromisos de aceptaci¨®n superiores a aquellos que se imponen jer¨¢rquicamente; un grupo que se desenvuelve libremente genera menos tensiones que aqu¨¦l donde impera el autoritarismo; y, finalmente, es obvio que no existe creatividad all¨ª donde se ahoga la libertad de la persona y se la sustituye por obligaci¨®n. Existir¨¢, en todo caso, sumisi¨®n.
En el fondo cabe la sospecha de que quienes se oponen a la libertad de c¨¢tedra se oponen al mismo tiempo a una ense?anza creativa, cr¨ªtica y liberadora. Los miedos infundados a un pensamiento libre, al que se acusa de generar conflictos en nuestros alumnos, carecen de solidez, pues la libertad existe en nuestra sociedad pluralista y es un componente m¨¢s del aire que respiran nuestros ni?os y adolescentes a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n. Pretender ocultar lo que es p¨²blico y notorio es imposible en una sociedad democr¨¢tica.
Los sistemas educativos autoritarios languidecen en formalismos in¨²tiles, se vuelven reproductores, generan desilusi¨®n y, aun cuando disponen de excelentes medios, crean conflictos innecesarios. El profesor es inevitablemente una persona activa que hace propuestas con la intenci¨®n profesional de mejorar el centro; el alumno es una persona en proceso de formaci¨®n que va a conseguir la informaci¨®n en lugares distintos a aquellos en que se le niegue, y finalmente, los padres son los m¨¢s interesados en elevar la calidad del centro, y hacia ese objetivo canalizar¨¢n su participaci¨®n. No se puede, por tanto, ver en la participaci¨®n la politizaci¨®n del centro: es ver fantasmas donde s¨®lo hay molinos.
Una ley se eval¨²a tanto por los m¨ªnimos que define como por su flexibilidad.
Autonom¨ªa de los centros
El proyecto de ley establece esos m¨ªnimos de calidad educativa recogidos universalmente -desarrollo de la personalidad del alumno, adquisici¨®n de h¨¢bitos intelectuales y de trabajo, formaci¨®n para la paz, etc¨¦tera-, adem¨¢s de las atribuciones del Consejo Escolar del Estado, cuya amplitud abarca "cualquier cuesti¨®n concerniente a la calidad de ense?anza". S¨²mese a esto el apoyo al cooperativismo, que tan buenos resultados est¨¢ dando (precisamente porque no presenta la calidad como mercanc¨ªa de escaparate), la preferencia en los conciertos para aquellos centros que realicen experiencias de inter¨¦s pedag¨®gico, el impulso a las asociaciones de padres, las atribuciones concedidas a los consejos escolares en lo referente a calidad de ense?anza, etc¨¦tera, y la resultante configurar¨¢ el proyecto de futuro que nuestra sociedad reclama.
La parte flexible de la ley recoge un amplio grado de autonom¨ªa de los centros, que har¨¢ realizable cualquier proyecto educativo y posibilitar¨¢ el establecimiento de distintas metodolog¨ªas. Era importante este grado de flexibilidad por cuanto la educaci¨®n se renueva constantemente, y porque la sociedad siempre ir¨¢ por delante de cualquier ley, por muy progresista y moderna que se manifieste.
Pero donde el proyecto de ley manifiesta su inequ¨ªvoca voluntad de mejorar la calidad de ense?anza es en los esfuerzos que hace por institucionalizar la convivencia en los centros de modo responsable, respetuoso y en libertad. De cara al interior del centro esto significa que los problemas deben encontrar su soluci¨®n en un di¨¢logo siempre inacabado, reduciendo al m¨¢ximo las cotas de temor o crispaci¨®n. Sustituir el grito por la voz, la orden por el contraste de opiniones, la autoridad por la raz¨®n, el recelo por la colaboraci¨®n... es una de las virtudes que impulsa el equilibrio de fuerzas contrapuestas que existen dentro del centro, y que har¨¢n que nadie sin di¨¢logo y convicci¨®n pueda salir vencedor absoluto.
A nivel de Estado y poderes p¨²blicos, la convivencia se manifiesta en una desestatalizaci¨®n de la ense?anza, al delegar los poderes p¨²blicos una gran parte de sus atribuciones a la comunidad escolar. Con ello podemos decir que verdaderamente estamos poniendo los soportes de una escuela p¨²blida al alcance de nuestros ciudadanos, donde el respeto a la conciencia de las personas est¨¦ garantizado y lo est¨¦ tambi¨¦n la calidad de ense?anza, porque asi lo van a exigir quienes participar en el proyecto educativo.
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