La autonom¨ªa de Navarra y el cupo
Fracasado el intento de anexi¨®n de Navarra a la Comunidad Aut¨®noma Vasca, la estrategia abertzale -dice el autor- parece orientarse hacia una campa?a de desprestigio del sistema establecido en virtud de la ley sobre Amejoramiento del Fuero, con especial ¨¦nfasis en la supuesta incapacidad de Navarra para afrontar sola un proceso auton¨®mico viable. Con este texto, Jaime Ignacio del Burgo replica a Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s, que public¨® en estas mismas p¨¢ginas (EL PAIS, 15 de noviembre del 1983) un art¨ªculo titulado Sobre el cupo navarro.
Las acusaciones del diputado de Euskadiko Ezkerra Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s sobre la insuficiencia del cupo contributivo de Navarra a las cargas generales de la naci¨®n forman parte de esta nueva estrategia. Se trata de presentar a Navarra como una comunidad insolidaria cuya autonom¨ªa sobrevive gracias a la voluntad pol¨ªtica del Gobierno central, que pretende apartarla de la integraci¨®n en Euskadi, que es lo que le conviene para hacer viable su propia autonom¨ªa, de acuerdo con la esencial naturaleza de las cosas.Este planteamiento resulta inaceptable porque se basa en afirmaciones err¨®neas. En primer lugar, la cuant¨ªa actual del cupo contributivo viene establecida, sin intervenci¨®n de ninguna decisi¨®n pol¨ªtica, por la aplicaci¨®n autom¨¢tica del convenio econ¨®mico suscrito por el Estado y la Diputaci¨®n Foral en 1969. De acuerdo con este convenio el cupo tiene dos conceptos b¨¢sicos: uno fijo e inalterable, situado en 230 millones de pesetas, y otro invariable, que se actualiza cada a?o en funci¨®n del incremento o disminuci¨®n de los impuestos indirectos en la hacienda estatal. Es la inalterabilidad de la parte fija del cupo la que ha provocado un desfase que es preciso corregir. A tal fin est¨¢n abiertas las negociaciones entre el Gobierno y la diputaci¨®n, que no han concluido, habida cuenta de que la fijaci¨®n del cupo no puede desconectarse de la efectiva asunci¨®n por Navarra de las competencias previstas en el amejoramiento del Fuero. Por otra parte, cuando se trata de la aportaci¨®n de Navarra a las cargas generales han de sumarse las cantidades directamente percibidas por el Estado de empresas con actividad en Navarra, y que tributan exclusivamente al Estado, o por el denominado r¨¦gimen de cifra relativa de negocios. Adem¨¢s, las rentas de los monopolios y la recaudaci¨®n de los aranceles han de considerarse como aportaciones de Navarra.
La aplicaci¨®n del sistema de valoraci¨®n del cupo vasco, aunque hubiera sido pactada por UCD y el PSOE como criterio a seguir para la actualizaci¨®n del convenio de 1969, puede no ser la m¨¢s id¨®nea, puesto que ambas situaciones son bien diferentes.
Ha de tenerse en cuenta que en Navarra existe una Administraci¨®n propia que desarrolla important¨ªsimas funciones auton¨®micas y que est¨¢ perfectamente preparada para recibir un mayor grado de competencias, por lo que la f¨®rmula de transferir sin m¨¢s a la Diputaci¨®n Foral los servicios y funcionarios del Estado puede ser puesta en tela de juicio. Es cierto que competencias costosas, especialmente la educaci¨®n b¨¢sica, no se ejercen todav¨ªa por la diputaci¨®n, pese al grado de desarrollo que alcanza la actuaci¨®n de la misma en todas las facetas de la ense?anza por v¨ªa de complementariedad. Pero no es menos cierto que se ejercen otras -como las carreteras- en las que la acci¨®n de la diputaci¨®n abarca incluso a las competencias reservadas al Estado en el resto de las autonom¨ªas.
Un nacionalismo solidario
En cualquier caso, y aun reconociendo las dificultades econ¨®micas propias de una sociedad en crisis, agravada en nuestro caso por la violencia terrorista, que tambi¨¦n se sirve de Navarra como teatro de sus horrendos cr¨ªmenes contra la humanidad, no ser¨ªa m¨¢s halag¨¹e?a nuestra situaci¨®n dentro de Euskadi. Si la cuant¨ªa del cupo puede asfixiamos econ¨®micamente, nuestra agon¨ªa ser¨ªa un hecho si al cupo contributivo al Estado hubi¨¦ramos de a?adir, como ocurre con las provincias vascongadas, la contribuci¨®n a las cargas generales del propio Pa¨ªs Vasco.
Es falso decir que en Navarra se lleva a cabo una "pol¨ªtica paternalista de gasto" que permite a la derecha perpetuarse en el poder. Ocurre que la inmediatividad y la eficacia del r¨¦gimen foral, caracter¨ªstica esencial de todo sistema auton¨®mico, han permitido a lo largo del tiempo una pol¨ªtica de asignaci¨®n de recursos que se ha traducido en un excelente nivel de prestaci¨®n de los servicios.
En Navarra, la hacienda municipal ha dejado de ser mendicante gracias a la participaci¨®n objetiva de los ayuntamientos en los tributos de la hacienda foral. La infraestructura b¨¢sica alcanza un nivel de prestaciones acorde con las necesidades de una sociedad moderna. Se practica una pol¨ªtica verdaderamente solidaria y progresista en materia de asistencia social y adem¨¢s se mantiene todav¨ªa una pol¨ªtica educativa y cultural basada en el respeto al pluralismo y a la libertad.
Pese a las enormes dificultades actuales derivadas de la inexistencia de una mayor¨ªa parlamentaria capaz de formar un Gobierno estable, la diputaci¨®n en funciones ha logrado elaborar un presupuesto para 1984 con el que se pretende frenar el incremento de los gastos corrientes para intensificar las inversiones. Todo ello mediante la aplicaci¨®n de un r¨¦gimen tributario inspirado en los principios de una fiscalizaci¨®n moderna, progresista y justa.
Nada tiene que ver esta situaci¨®n con la voluntad pol¨ªtica del Gobierno central de mantener a Navarra fuera de Euskadi. No es que el Gobierno central desee o no la incorporaci¨®n, sino que la mayor¨ªa de los navarros no la desea, entre otras razones porque para un pueblo milenario que siempre ha pose¨ªdo instituciones de autogobierno no parece l¨®gico renunciar a su identidad para diluir su personalidad hist¨®rica en una comunidad que ni siquiera ha sido capaz de asegurar a ?lava, Guip¨²zcoa y Vizcaya su antigua foralidad, totalmente quebrantada en el Estatuto de Guernica y con la ley de Territorios Hist¨®ricos propuesta por el Gobierno vasco.
Respecto a la inviabilidad econ¨®mica de la autonom¨ªa de Navarra, el derecho al autogobierno no depende de la dimensi¨®n ni de la riqueza de una comunidad. A nadie se le ha ocurrido pensar que el Pa¨ªs Vasco renuncie a su autonom¨ªa por el hecho de que sea incapaz de afrontar en solitario su reconstrucci¨®n tras las recientes inundaciones. La cuesti¨®n auton¨®mica se conecta directamente con la defensa de las libertades. Navarra est¨¢ perfectamente preparada para asumir las competencias del amejoramiento del Fuero, porque tiene una Administraci¨®n preparada que presta un important¨ªsimo cometido incluso en materias que, hoy por hoy, corresponden al Estado en el resto de las autonom¨ªas. El problema no es econ¨®mico, sino pol¨ªtico. El pueblo navarro asume su libertad colectiva y no est¨¢ dispuesto a renunciar a ella. En esto, como en todo, la sociedad navarra no es reaccionaria, sino sumamente progresista. Lo que ocurre, para mal de los que piensan como Bandr¨¦s, es que Navarra ya ha decidido, y por eso est¨¢ al margen de un nacionalismo insolidario y en ocasiones violento que quiere apartarla de sus ra¨ªces hist¨®ricas.
es presidente del PDP de Navarra.
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