Una empresa obliga a los Gobiernos a estudiar la regulaci¨®n de la televisi¨®n por sat¨¦lite
Mientras los gobiernos europeos empiezan a desarrollar sus planes para la puesta en ¨®rbita de sat¨¦lites destinados a la recepci¨®n directa de programas de televisi¨®n, una compa?¨ªa brit¨¢nica est¨¢ demostrando que la televisi¨®n por sat¨¦lite puede ser ya un buen negocio, y ha conseguido enviar sus programas, en ingl¨¦s y salpicados de abundante publicidad, a pa¨ªses como Francia, donde el Gobierno tiene todav¨ªa el monopolio de las comunicaciones.
En diciembre de 1983 la compa?¨ªa brit¨¢nica Satellite Television pas¨® a utilizar uno de los canales del nuevo sat¨¦lite europeo de comunicaciones ECS-1, puesto en ¨®rbita por el cohete europeo Ariane en junio del mismo a?o, para transmitir los programas de su Sky Channel (Canal Celeste). Coincidiendo con este cambio en su infraestructura t¨¦cnica, que le convierte en el primer distribuidor de programas de televisi¨®n por sat¨¦lite con ¨¢mbito europeo, desde ayer ha pasado a ampliar sus horas de programaci¨®n, de tres a cinco diarias. Para abril de este a?o tiene prevista una programaci¨®n de ocho horas diarias.Los programas transmitidos por el Sky Channel no est¨¢n destinados a la recepci¨®n directa en cada edificio, sino a la recepci¨®n por parte de compa?¨ªas que posteriormente los distribuyen por cable a sus abonados. La televisi¨®n por cable est¨¢ poco desarrollada en Europa, pero se prev¨¦ que la oferta de programas de televisi¨®n por sat¨¦lite y la necesidad de aumentar el n¨²mero de canales lleve a una r¨¢pida expansi¨®n en desarrollo paralelo o precedente al de la televisi¨®n directa.
La televisi¨®n por cable ha sido una de las opciones elegidas por el Gobierno franc¨¦s para aumentar el n¨²mero de canales de que pueden disponer los franceses, manteniendo al mismo tiempo el control estatal sobre el tipo de programaci¨®n ofrecida para evitar la inundaci¨®n de programas extranjeros. Sin embargo, esta pol¨ªtica no ha impedido la autorizaci¨®n al hotel Meridien de Par¨ªs, que pertenece a la compa?¨ªa nacional a¨¦rea francesa Air France, para que pueda recibir directamente la programaci¨®n de Satellite Television y ofrecerla en el receptor de cada una de sus 1.027 habitaciones. Para captar los programas, el hotel, como cualquier otro abonado, ha debido simplemente colocar una antena de tres metros de di¨¢metro en su azotea y efectuar la conexi¨®n necesaria a los receptores.
En otros pa¨ªses europeos, como B¨¦lgica, Suiza, Noruega o Finlandia, el marco legal es mucho m¨¢s liberal, lo que ha llevado al r¨¢pido crecimiento de la televisi¨®n por cable, muchos de cuyos distribuidores se han abonado al Sky Channel. Las cifras dadas por la propia compa?¨ªa indican que se encuentran ya m¨¢s de 520.000 hogares abonados a estos distribuidores, fundamentalmente en Noruega, Finlandia y Suiza. Este mes se empieza a distribuir en el propio Reino Unido, y tambi¨¦n en algunas redes experimentales de televisi¨®n por cable en la Rep¨²blica Federal de Alemania, tras haber obtenido la aprobaci¨®n gubernamental. Tambi¨¦n se ha aprobado en Austria. Para finales de 1984 la compa?¨ªa espera estar presente en Suecia, Dinamarca y en Marruecos, una vez obtenida la autorizaci¨®n. En Espa?a, dado que no existe televisi¨®n por cable, se han producido ¨²nicamente experimentos para verificar la calidad de la recepci¨®n.
Murdoch otra vez
El nacimiento de Satellite Television fue una idea pionera de Brian Haynes en 1981, que obtuvo el apoyo de importantes empresas brit¨¢nicas. El 26 de abril de 1982 empez¨® sus emisiones de dos horas diarias, utilizando el sat¨¦lite experimental europeo de comunicaciones OTS y consiguiendo que grandes compa?¨ªas multinacionales, como Unilever, Kelloggs y Coca-Cola, accedieran a anunciarse en este nuevo medio. En junio de 1983 la compa?¨ªa fue comprada por el grupo News International, del magnate australiano de la Prensa Rupert Murdoch -propietario, entre otros, de los diarios brit¨¢nicos The Sun y The Times-, que tiene ambiciosos planes de expansi¨®n para ella.La expansi¨®n de la televisi¨®n por cable, que puede llegar a ofrecer, como se prev¨¦ en Estados Unidos, hasta 200 canales distintos para cada ciudad -con la posibilidad de servicios interactivos, en los que el abonado puede dialogar ton la m¨¢quina para comprar cosas, reservar billetes, etc¨¦tera-, va a traer consigo, en opini¨®n de los expertos, grandes problemas de contenido.
El crecimiento de la demanda no podr¨¢ ser cubierto por los programas y pel¨ªculas producidos en cada pa¨ªs, con lo que se corre el riesgo de una colonizaci¨®n cultural.
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