Qu¨¦ lejos, que lejos
Tuvo mala suerte Walter Cronkite el d¨ªa de su presentaci¨®n en TVE. Hablar de Orwell y sus profec¨ªas noveleras se ha convertido en uno de los m¨¢s ruidosos y concurridos t¨®picos de la temporada period¨ªstica. Incluso ya ni siquiera hace falta leer la novela para saber de qu¨¦ va la negra predicci¨®n literaria.Pero lo peor de esta emisi¨®n redundante del pasado domingo fue el estilo ingenuamente apocal¨ªptico que adopt¨® Walter Cronkite para ilustrar los imaginarios presagios de aquel 1984. Empe?ado contra viento y marea en demostrar lo indemostrable -que Orwell ten¨ªa raz¨®n-, el famoso periodista de la televisi¨®n americana dedic¨® todo su espacio a buscar por el mundo rastros oblicuos y contradictorios de la profec¨ªa; a la vez que exclamaba en repetidas ocasiones un absurdo "qu¨¦ cerca, qu¨¦ cerca" que ni tan siquiera se correspond¨ªa con las serenas y distanciadas opiniones de sus entrevistados, empezando por las de Anthony Burguess.
Lo que el doctor Delgado le explic¨® a Cronkite acerca de las manipulaciones del cerebro humano fue francamente antiorwelliano. Y demoledora tambi¨¦n fue la flem¨¢fica respuesta del director de la Enciclopedia Brit¨¢nica, Philiph Goetz, cuando el periodista le sugiri¨® la posibilidad de que un hipot¨¦tico Gran Hermano del futuro pudiera eliminar f¨¢cilmente de la Historia -o sea, del banco de datos de la Brit¨¢nica- a un personaje molesto, como se hizo en la URSS con Beria y Trotsky: "Pero siempre existir¨¢ la iniciativa privada para corregir esa omisi¨®n".El que el poder utilice en ocasiones el procedimiento. del doblehablar no es asunto precisamente nuevo, hasta Arist¨®teles se refiri¨® a ese viejo truco de la ret¨®rica pol¨ªtica; desde que existe el lenguaje doblemente articulado, existe la polisemia y, por tanto, el constante ardid del eufemismo. Respecto a las actuales muestras de vigilancia electr¨®nica e inform¨¢tica en grandes almacenes, bancos, autopistas, supermercados, residencias de Miami y otros santuarios del consumismo, s¨®lo cabe decir que los ejemplos escogidos por Cronkite para subrayar las analog¨ªas con la incesante vigilancia del Gran Hermano resultaron ilustraciones de un simplismo clamoroso. Lo ¨²nico que esos ejemplos evidenciaron es el inexpugnable y complejo sistema de seguridad del capitalismo moderno.Fue el de Cronkite, en resumen, un mediocre programa sobre el futuro y un excelente reportaje sobre el pasado. Concretamente, sobre la era de los fascismos, tempraneros o tard¨ªos. Pero qu¨¦ nos va a contar Cronkite a los espa?oles de ese doblehablar, de las burdas tergiversaciones historiogr¨¢ficas, de las vigilancias totalitarias, de las torturas f¨ªsicas y mentales. Esas pesadillas no quedan delante, sino detr¨¢s, muy lejos, lapidadas en el Valle de los Ca¨ªdos. Eso no es 1984; exactamente es 1948.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.