La comparaci¨®n entre IRA y ETA

Muchas veces se ha repetido que la lucha de ETA puede ser comparable a la del IRA, que los grupos de Euskadi ta Askatasuna son comparables a los del Irish Republican Army. Y, naturalmente, la pereza mental lleva a equiparar las historias, tan dispares, de la verde Erin y la vieja Euskalerr¨ªa.Es admisible desde luego que lo que se encubre en los anagramas ETA e IRA tenga y haya tenido contacto en esas oscuras colaboraciones que caracterizan el terrorismo actual. La larga experiencia del IRA quiz¨¢ ha podido ayudar a la formaci¨®n profesional de terroristas vascos, como tambi¨¦n han podido encontrarse unos y otros en los campos de entrenamiento que existen en pa¨ªses del Tercer Mundo, a veces m¨¢s o menos vicarios de la superpotencia del segundo.

Pero lo que quer¨ªamos se?alar ahora es que la historia de Irlanda es completamente distinta de la de las provincias que constituyen el n¨²cleo, aun con lengua propia, del Pa¨ªs Vasco. Tengo que resumir de manera un tanto superficial algunos momentos de la historia de Irlanda, para que se vea que es muy distinta.

Irlanda, convertida voluntariamente al cristianismo, principalmente por el apostolado de san Patricio, sin ning¨²n emperador o rey que impusiera la fe, como en otras partes, florece en admirable cultura original, con una rica literatura en los siglos VI a IX, pero carec¨ªa de unidad pol¨ªtica. Los cinco qui?ones o c¨®iced aceptaban la supremac¨ªa del central, cuyo rey resid¨ªa en Tara, pero el esp¨ªritu libre e indisciplinado que caracteriz¨® a todas las naciones celtas impidi¨® una verdadera unidad pol¨ªtica. En los m¨¢s oscuros siglos de la Edad Media, los vikingos de Escandinavia saquean las costas de la isla y adem¨¢s se establecen en ella. Las primeras ciudades de Irlanda, comenzando por Dubl¨ªn, fueron fundadas por ellos. Cuando a comienzos del siglo XI el rey Brian Boru aniquila el poder de los daneses en la isla, su muerte y la de sus hijos en la batalla hace imposible hasta la idea de un rey ¨²nico en Irlanda.

En el siglo XII, los normandos, conquistadores de Inglaterra, aparecen en Irlanda. El rey Enrique II de Inglaterra se aprovecha de luchas civiles, en las que ya interven¨ªan se?ores normandos, para desembarcar en Irlanda e imponer su superioridad. Los se?ores normandos construyen por toda la isla sus castillos y relegan a las zonas m¨¢s arrinconadas y pobres a los jefes irlandeses. Cierto que resisten durante tiempo determinadas familias poderosas, como los O'Neill 31 los O'Donnell, que dominan en el Ulster; los O'Connor, en Connacht, etc¨¦tera.

Enrique VIII es el primer rey de Inglaterra que se titula rey de Irlanda. La Iglesia anglicana aparece desde entonces como un nuevo factor de dominio. Isabel I funda en Dubl¨ªn el Trinity College (colegio de herejes, como le llamaron los irlandeses).

En vano intentan los irlandeses, a veces apoyados por alg¨²n desembarco de tropas espa?olas, resistir. Desde los primeros a?os del siglo XVII comienza la colonizaci¨®n protestante en el Ulster. CromweII desembarca m¨¢s tarde y rompe la resistencia irlandesa; en medio de las mayores tropel¨ªas consolida la distribuci¨®n de tierras, especialmente en el Ulster, con expulsi¨®n de los propietarios irlandeses. Con el fracaso de los intentos de Jacobo II Estuardo de reconquistar desde Irlanda su trono terminan, a fines del siglo XVII, los ¨²ltimos intentos de salvar la personalidad de la Irlanda cat¨®lica.

Irlanda qued¨® as¨ª privada de toda instituci¨®n pol¨ªtica, social, cultural o econ¨®mica que pudiera dirigirla. Su lengua subsist¨ªa, pero la hablaban s¨®lo campesinos ignorantes, y su rica literatura s¨®lo se le¨ªa en viejos manuscritos por alg¨²n noble encerrado en un alejado castillo, a¨²n sin emigrar, como hac¨ªa la mayor¨ªa, que se alistaba en los ej¨¦rcitos de Espa?a, de Francia, etc¨¦tera.

La ense?anza, desde el Trinity College a la ¨²ltima escuela parroquia?, estaba en manos de protestantes. Nunca se imprimi¨® en la isla un libro en lengua irlandesa, excepto materiales de doctrina protestante. No hay por eso que extra?arse de que no haya en Irlanda un solo escritor bautizado cat¨®licamente. El primero fue James Joyce. Todav¨ªa en nuestro siglo, los grandes escritores irlandeses B. Shaw, Yeats y Singhe eran de origen protestante.

Al recorrer Irlanda el viajero encuentra sus asombrosos y originales monumentos cristianos convertidos en ruinas, lo restaurados como ruinas. La iglesa sede de san Patricio se ha queda do, en la antigua ciudad de Armagh, en el Ulster protestante. Las primeras leyes de tolerancia religiosa las consigui¨® Daniel O'Connell de los liberales ingleses (quiero decir del partido liberal) en 1829.

El siglo XIX todav¨ªa fue terrible para Irlanda, y en los a?os de mediar ese siglo emigr¨® m¨¢s de un mill¨®n de irlandeses. No dieron mucho resultado los intentos, ya en los finales del siglo, de mejorar con leyes agrarias la situaci¨®n de los campesinos, y no fueron admitidos proyectos de conceder a Irlanda autonom¨ªa administrativa.

A partir de 1916 comenz¨® un levantamiento irland¨¦s que, no obstante ser reprimido con dureza, consigui¨® imponerse ejercitando el terror. As¨ª naci¨®, en 1921, el Estado libre de Irlanda, que, finalmente, en 1948, como Rep¨²blica de Irlanda, abandon¨® la comunidad brit¨¢nica y se proclam¨® totalmente independiente. Pero el Ulster, con la mayor¨ªa protestante instalada all¨ª con privilegios, sigue formando parte de la corona brit¨¢nica.

Para la lengua y la cultura lleg¨® tarde la independencia. La lengua irlandesa, dividida adem¨¢s en dialectos, no se habla m¨¢s que en algunos rincones de la isla, y apenas si el 1 % de los habitantes de la isla la tienen como nativa. La vida de Irlanda se expresa en ingl¨¦s. IRA es sigla de Irish Republican Army, ETA es anagrama de tres palabras en euskera.

Dos historias distintas se reflejan en dos anagramas distintos. Irlanda, en contacto desde el siglo XII con el poder pol¨ªtico normando-anglosaj¨®n, ha sido implacablemente dominada desde fuera y ha perdido casi totalmente su lengua y su cultura. El conflicto, que se manifiesta en un terrorismo irreductible, tiene todav¨ªa profundas ra¨ªces religiosas. Las provincias vascas y el norte de Navarra, refugio de una lengua ind¨ªgena y no extra?a y con una cultura arcaica que en muchos aspectos coincide con los territorios colindantes y en general con las culturas primitivas del norte de Espa?a, conservan dentro de las fronteras espa?olas la inmensa mayor¨ªa de los hablantes del euskera. No ser¨¢ inoportuno recordar aqu¨ª lo que un estudioso de nuestra historia, Stanley G. Payne, ha reconocido recientemente. "Normalmente", dice, "no hay mucho respeto por la capacidad pol¨ªtica de los espa?oles ni en Espa?a ni en el extranjero. Pero, para ser justos y ver¨ªdicos, tenemos que reconocer tambi¨¦n lo que hay de positivo en la herencia pol¨ªtica espa?ola. Hist¨®ricamente, Espa?a ha presionado relativamente poco a Euskadi y ha respetado un margen considerable de autonom¨ªa. Espa?a ha sido un Estado hegem¨®nico mucho m¨¢s complaciente e indulgente que, por comparaci¨®n, el Estado franc¨¦s en sus territorios...".

Por eso los que conocemos algo las distintas historias de Irlanda y del Pa¨ªs Vasco no podemos admitir la comparaci¨®n de sus problemas pol¨ªticos. A pesar de todo, de la ferocidad y fanatismo de los etarras, su irreductibilidad no tiene razones tan profundas como la de los terroristas irlandeses.

Por eso yo sigo creyendo, como ciertos pol¨ªticos vascos, me parece que de Garaikoetxea a Bandr¨¦s, y como etarras que a veces se inclinan en esta direcci¨®n, que cabe intentar soluciones pol¨ªticas sin emperrarse en ser irreductibles como Margaret Thatcher.