Mejor ninguno que todos
Se supone que la certidumbre es buena para gobernar. Mas non tropo. Al menos en algunas cuestiones que requieren, por lo menos, una cierta aplicaci¨®n de la duda como m¨¦todo para complejizar la realidad. Y partiendo, naturalmente, de que la pol¨ªtica, su ejercicio, est¨¢ en las ant¨ªpodas de las matem¨¢ticas. De modo que no siempre en ella la aplicaci¨®n de un esquema te¨®ricamente impecable da un resultado v¨¢lido. Pongamos como ejemplo la debatida concesi¨®n del indulto, un¨¢nimemente solicitado por todas las asociaciones de periodistas, a Xavier Vinader, v¨ªctima de una sentencia que nadie, absolutamente nadie, ha osado defender, y que la profesi¨®n period¨ªstica ha considerado, justificadamente, como una seria amenaza hacia la libertad de informaci¨®n. Y no precisamente, como suele aducirse con desparpajo, por un problema gremial. Incluso los plum¨ªferos m¨¢s alejados del periodismo practicado por Vinader sintieron un escalofr¨ªo cuando se enteraron que los tribunales espa?oles establec¨ªan una relaci¨®n de causa-efecto entre una informaci¨®n, que nadie dijo fuese incierta, y un hecho criminal posterior. A partir de ah¨ª todo es posible. Incluso que Jos¨¦ Mar¨ªa Calvi?o u otro responsable de Televisi¨®n Espa?ola, a juzgar por la informaci¨®n dada en alg¨²n telediario del d¨ªa 3 del presente mes de enero, pudiera dar con sus huesos en la c¨¢rcel. Me explico. Como se recordar¨¢, ese d¨ªa o el anterior Herri Batasuna, con el rigor y la ¨¦tica que caracterizan a esta coalici¨®n abertzale, hab¨ªa facilitado en una conferencia de prensa una serie de nombres que, seg¨²n ellos, estaban implicados en la organizaci¨®n terrorista GAL. Que en un Estado de derecho se puedan lanzar acusaciones de esa ¨ªndole sin pruebas, y que la cosa no pase, si es que ha llegado ah¨ª, del fiscal, es algo dif¨ªcilmente comprensible. Pero eso es, como suele decirse, harina de otro costal. El caso es que losnombres dados por Herri Batasuna salieron en toda la Prensa, y en circunstancias que, por cercanas, no es preciso recordar. Lo menos que puede decirse es que fue lo m¨¢s parecido a arrojar un bid¨®n de gasolina en una hoguera. Se acusaba a unos ciudadanos, nada m¨¢s y nada menos, que de participar o inspirar actos criminales. Y dando pistas, probablemente no s¨®lo a la opini¨®n p¨²blica. En los medios de comunicaci¨®n del Estado, Radio Nacional de Espa?a decidi¨®, con buen acuerdo, dar la noticia, pero excluyendo los nombres. Por razones obvias. No as¨ª Televisi¨®n Espa?ola, que, sin pensar sin duda en la sentencia de Vinader, obsequi¨® a sus millones de televidentes con una selecci¨®n de los acusados lanzada a la publicidad por Herri Batasuna. ?Con qu¨¦ criterios? Misterio. Lo ¨²nico cierto es que all¨ª aparecieron varios nombres que debieron sonar como estampidos en los o¨ªdos de mucha gente. ?Qu¨¦ hubiera pasado, y desdichadamente no es una suposici¨®n gratuita o de ficci¨®n cient¨ªfica, si alguno de estos ciudadanos hubiese sido objeto de un atentado a la ma?ana siguiente? Pues, simplemente, que, siguiendo la argumentaci¨®n de la sentencia contra Xavier Vinader, varias docenas de directores de medios, con el de la televisi¨®n p¨²blica a la cabeza, pudieron ir a parar al banquillo. Y de ah¨ª, a la c¨¢rcel.Puede decirse que, dadas las especiales relaciones que unen a ETA con Herri Batasuna, aqu¨¦lla ya ten¨ªa en su poder la informaci¨®n facilitada por ¨¦sta. Pero esa es una suposici¨®n estrictamente pol¨ªtica. Tambi¨¦n que era evidente la falsedad de la acusaci¨®n. Lo que ser¨ªa sin duda m¨¢s grave a¨²n, porque entonces resultar¨ªa que lo que habr¨ªa condenado a Vinader ser¨ªa haber dicho la verdad...
En fin, la cuesti¨®n no est¨¢, con ser importante, en que resulta inaudito que la televisi¨®n estatal no conozca la sentencia de Vinader y se lance a seleccionar y divulgar informaciones de esa ¨ªndole, sino que un episodio de tal naturaleza deber¨ªa servir de reflexi¨®n al Gobierno para conceder inmediatamente el indulto al periodista catal¨¢n. Porque aqu¨ª vamos todos a la c¨¢rcel, incluido Calvi?o o el responsable del telediario en cuesti¨®n, o se saca de ella a Vinader.
Un Gobierno debe, como todos, acatar una sentencia. Pero tambi¨¦n es su obligaci¨®n hacer pol¨ªtica y reflexionar sobre las consecuencias de que caigan piedras incluso dentro de su propio tejado, sobre el derecho a la libre informaci¨®n. Que, evidentemente, tiene sus limitaciones de responsabilidad. Pero si eso es as¨ª, que se comience entonces dando ejemplo.
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