'Protecci¨®n de la poblaci¨®n', la llaman los guerreros las estrellas
Un proyecto de ley presentado recientemente en el Congreso de Estados Unidos y al que se ha prestado poca atenci¨®n contiene el germen de un compromiso militar que puede ser tan importante para el destino de Estados Unidos, y del resto del mundo como la creaci¨®n de los inmensos arsenales nucleares.Se presenta con un lenguaje demag¨®gico de incre¨ªble cinismo. Apoyado por el senador Bill Armstrong y el diputado Ken Kramer, representantes republicanos por Colorado, lleva el incre¨ªble nombre de Ley de Protecci¨®n de la Poblaci¨®n.
De momento no implica ning¨²n tipo de inversi¨®n monetaria, por lo que no ha disparado la correspondiente alarma entre los observadores del Pent¨¢gono.
Tiene cinco cl¨¢usulas principales:
- Convertir al nuevo Mando Espacial de las Fuerzas A¨¦reas en un mando espacial para todas las fuerzas armadas.
- Crear un mando espacial del Ej¨¦rcito, subordinado al anterior, para el armamento espacial con base en tierra.
- Organizar una agencia para armamento de energ¨ªa dirigida (rayos l¨¢ser, microondas, rayos de part¨ªculas).
- Relevar a la Agencia Nacional para la Administraci¨®n del Espacio (NASA) de la responsabilidad de las misiones militares de la lanzadera espacial y ponerlas bajo control exclusivo del Pent¨¢gono.
- Ordenar a la NASA el lanzamiento de una estaci¨®n espacial tripulada lo antes posible.
A simple vista esto no parece ser m¨¢s que una mera cuesti¨®n burocr¨¢tica, pero sus implicaciones son inmensas.
Mando Especial de las Fuerzas A¨¦reas
Es revelador el hecho de que no se mencione en absoluto a la marina. No hay duda de que se debe a la existencia de un conflicto directo entre las necesidades espaciales de la marina y las ambiciones del Mando Espacial de las Fuerzas A¨¦reas.
La marina depende de los sat¨¦lites para sus misiones estrat¨¦gicas; los precisan para la navegaci¨®n, comunicaci¨®n y direcci¨®n de la trayectoria de los misiles lanzados desde submarinos.
Por esa raz¨®n, la marina tiene que estar preocupada por el desarrollo de armamento antisat¨¦lites y el armamento con base espacial que la dejar¨ªan, cuando menos, ciega y sorda.
Por el contrario, el Mando Espacial de las Fuerzas A¨¦reas quiere disponer de una panoplia de armas en el espacio. Cree que la guerra en el espacio es inevitable; la lucha espacial ser¨¢ la forma decisiva de poderio militar y Estados Unidos ganar¨¢ si se da prisa.
No es ¨¦ste un argurmento de defensa, sino de ofensa. El objetivo, ingenuamente expuesto por los planificadores del Mando Espacial de las Fuerzas A¨¦reas, es volver a "la noci¨®n preat¨®mica de superioridad militar, volver a hacer imaginable un conflicto en los m¨¢s altos niveles de violencia militar (un ataque nuclear)". Dicen que ser¨ªa "algo reconfortante, en la marcha de los acontecimientos, para la vitalidad espiritual de las democracias occidentales".
La ley proporcionar¨ªa a los que mantienen este punto de vista strangeloviano una firme base burocr¨¢tica y unos intereses legales desde los cuales poder dominar la futura gesti¨®n de los cientos de miles de millones de d¨®lares que requerir¨ªan sus planes.
Enviar gente al espacio para luchar
Se trata en realidad de un primer paso deliberado hacia la guerra de las estrellas, y ¨¦se es el motivo de que los planificadores est¨¦n tan interesados en una estaci¨®n espacial tripulada. No les basta con tener all¨¢ arriba robots y ordenadores. Quieren enviar gente a luchar.
Como es l¨®gico, al p¨²blico no se le dice nada de esto. Todo lo contrario, el diputado Kramer califica su propuesta de Proyecto Manhattan para la Paz.
Lo presenta en apoyo de la llamada del presidente Ronald Reagan para el desarrollo de una defensa contra misiles con base espacial, como la f¨®rmula m¨¢gica para eliminar la amenaza nuclear.
" ?No iba siendo hora de que dej¨¢ramos de mantener al pueblo americano como reh¨¦n de la amenaza de la guerra nuclear?", dijo el se?or Kramer en una intervenci¨®n ante el comit¨¦.
"A menos que queramos aceptar la perspectiva de un Pearl Harbour nuclear procedente del espacio, hemos de respaldar al presidente en un nuevo compromiso nacional para una protecci¨®n mutuamente asegurada".
Para empezar, hay profundas dudas cient¨ªficas de que en 20 a?os, con unas sumas astron¨®micas, se pueda conseguir tal sistema de defensa. Caso de conseguirlo, no hay ni un solo cient¨ªfico de prestigio, incluso entre los que desean intentarlo, que afirme que ser¨ªa completo. El 1 % de los actuales arsenales ser¨ªa suficiente para destruir Am¨¦rica y la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Incluso si el sistema estuviera completo, no podr¨ªa evitar los mi siles crucero, los bombarderos, los camiones suicidas ni otras formas de suministrar la muerte at¨®mica.
Es m¨¢s, el olvidar el sistema de defensa ser¨ªa 10 veces m¨¢s f¨¢cil e inmensamente m¨¢s barato. Por otra parte, con toda seguridad se producir¨ªa un nuevo renacer de la carrera de los misiles, para superar las posibilidades de defensa.
'Protecci¨®n mutuamente asegurada'
No hay tampoco ni la m¨¢s m¨ªnima seguridad de que la meta de una protecci¨®n mutuamente asegurada signifique lo que pretende. Tendr¨ªa que significar la seguridad de que otras potencias nucleares -la Uni¨®n Sovi¨¦tica, y tambi¨¦n el Reino Unido, Francia, China y cualquier otro pa¨ªs que disponga de armas at¨®micas- compartan la tecnolog¨ªa defensiva seg¨²n ¨¦sta se va desarrollando, y eso se opone a la idea del Mando Espacial de las Fuerzas A¨¦reas.
Es una crueldad el crear la ilusi¨®n de que de esta forma se evita el terror nuclear. Y es perjudicial para la cohesi¨®n de la sociedad americana, pues ya hay algunas personas que empiezan a acusar de desleales y traidores a los cient¨ªficos que expresan su oposici¨®n honesta y razonada.
Prohibir fuerzas militares en el espacio
No ha habido respuesta de Estados Unidos a la sugerencia realizada el verano pasado por la Uni¨®n Sovi¨¦tica de negociar una prohibici¨®n de mantener una fuerza militar en el espacio.
El ex secretario de Estado norteamericano Dean Rusk hab¨ªa hecho una propuesta para prohibir la carrera de armamento espacial. El ex presidente Richard Nixon hab¨ªa propuesto compartir con Mosc¨² la investigaci¨®n militar del espacio.
No queda mucho tiempo para poder bloquear esta nueva tendencia suicida, y con la ley Kramer Amstrong quedar¨ªa todav¨ªa menos tiempo. La ley de protecci¨®n de la poblaci¨®n es un eufemismo para denominar a la guerra del espacio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Escudo antimisiles
- ISD
- Espacio a¨¦reo
- Dean Rusk
- URSS
- Ej¨¦rcito aire
- Pol¨ªtica defensa
- Seguridad a¨¦rea
- Misiles
- Fuerzas armadas
- Bloques pol¨ªticos
- Armas nucleares
- NASA
- Bloques internacionales
- Estados Unidos
- Agencias espaciales
- Parlamento
- Astron¨¢utica
- Armamento
- Pol¨ªtica exterior
- Transporte a¨¦reo
- Defensa
- Guerra
- Gobierno
- Administraci¨®n Estado