La provincia como espect¨¢culo
Mi teor¨ªa no es que La Regenta sea un fiel reflejo de Oviedo, como han insistido hasta el aburrimiento cr¨ªticos, soci¨®logos y censores diversos, sino que la ciudad ha acabado por semejar a la ficci¨®n de tanto mirarse en sus p¨¢ginas.Cuando los rigurosos hispanistas que visitan la ciudad con fervor acad¨¦mico descubren alguna ruina literaria de Vetusta -una tertulia demoledora, un personaje de casino, una relaci¨®n amorosa espl¨¦ndidamente provinciana, una mordaz iron¨ªa ling¨¹¨ªstica, una fuerza viva decididamente rid¨ªcula- deber¨ªan meditar su j¨²bilo literario, especialmente si pertenecen a la famosa y muy extendida escuela del reflejo social: esas llamativas similitudes callejeras con la narraci¨®n. centenaria no son las mismas que inspiraron la pluma de Alas; sencillamente, son influencias de la novela.
No, es la primera vez que ocurre este- cruce de influjos entre la literatura y eso que solemos llamar lo real. Es posible, no lo discuto, que los escritores inspiren sus textos en los contextos, pero es indiscutible que la realidad est¨¢ totalmente colonizada por la ficci¨®n; incluso, en ciertas ocasiones,no es m¨¢s que un oblicuo reflejo (le la misma.
Hay m¨¢s influencia de El Quijote en la sociedad espa?ola que al rev¨¦s; y seguramente otro tanto puede decirse, con la venia del profesor Rico, de ese conjunto de novelas que forman el g¨¦nero picaresco.
Despu¨¦s de un siglo de relaciones riada f¨¢ciles entre la novela y la ciudad, entre La Regenta y Oviedo, admito que el parecido familiar es asombroso, sobre todo en esos territorios donde todav¨ªa se mueven con desparpajo las poderosas clases medias antiguas. Gracias a la novela, Oviedo -el encantador Oviedo indiscreto de la burgues¨ªa- se ha empe?ado en plagiar el modelo de Vetusta, y con notables resultados. He de reconocer que resultan sorprendentes, a veces, las analog¨ªas entre el realismo novelero y la realidad peatonal. Y precisamente en esta dependencia cultural, l¨ªteral de La Regenta encuentro yo uno de los mayores atractivos del Oviedo actual. La provincia como espect¨¢culo, la historia como olor, la burgues¨ªa como discurso; para decirlo con palabras de Barthes, cuando el escritor franc¨¦s se refer¨ªa, tambi¨¦n con nostalgia literaria, a su Bayona infantil.
L¨®gicamente, estos numerosos actos que se preparan en la ciudad con ocasi¨®n del centenario de la primera novela moderna espa?ola colaborar¨¢n a confundir a¨²n -m¨¢s los ya confusos planos de Vetusta y Oviedo. Yo no s¨¦ si estas celebraciones ser¨¢n una buena noticia literaria para los eruditos; en cualquier caso, son una excelente noticia para los turistas ilustrados. Que no s¨®lo de ruinas romanas y rom¨¢nicas se alimenta el viajero y no todos los d¨ªas uno puede pasar con tanta facilidad de la realidad como g¨¦nero inh¨®spito al realismo como g¨¦nero literario, y pasear a ritmo de estilo indirecto libre, con serenidad decimon¨®nica, las p¨¢ginas de un cl¨¢sico de la ficci¨®n.
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