El 'caso Kiessling' pone de manifiesto las insuficiencias y fallos del contraespionaje militar en Alemania Occidental
El caso Kiessling, el general depuesto de su cargo por sus presuntas escapadas a los locales homosexuales de Colonia, y luego rehabilitado, ha puesto en evidencia una vez m¨¢s los fallos e insuficiencias del servicio de contraespionaje militar (MAD) de la Rep¨²blica Federal de Alemania.
Del MAD se ha dicho que sirvi¨® m¨¢s para hundir a los ministros de Defensa que para desenmascarar esp¨ªas. Con motivo del caso Kiessling han salido a relucir las malas artes del MAD, que en las fichas de sus ordenadores tiene registrados a 50.000 ciudadanos de la RFA por sospechas de "tendencias desintegradoras del Ej¨¦rcito federal". En la lista figuran intelectuales de prestigio y hasta una ministra.Por las paredes de los organismos p¨²blicos de la capital federal alemana aparecen con frecuencia carteles que advierten a las secretarias contra un ligue de vacaciones en una playa del mar Negro, porque detr¨¢s del casanova local puede esconderse un p¨¦rfido agente. Tambi¨¦n advierten los carteles contra el riesgo de tirar el papel carb¨®n de copias en la papelera, "porque no es el recipiente adecuado para cosas que contienen informaciones confidenciales. Esos materiales tienen que ser destruidos. Nuestro pa¨ªs conf¨ªa en usted".
Adem¨¢s de advertir contra los esp¨ªas del enemigo, el MAD se encarga de las pruebas de seguridad del m¨¢s de medio mill¨®n de militares y civiles que trabajan, para el Ministerio de Defensa de la RFA. Alcoholismo, deudas, tendencias sexuales anormales y contactos familiares o amistosos con habitantes de pa¨ªses del otro lado del tel¨®n de acero, son motivos suficientes para que el MAD considere a un funcionario o un militar "un riesgo para la seguridad". Cada a?o, el MAD estudia a unas 200.000 personas. El a?o 1982, en 3.200 casos se encontraron riesgos para la seguridad, de los que nueve eran "por tendencias sexuales anormales". Ese mismo a?o, el MAD descubri¨® 12 casos de espionaje.
El MAD es tan viejo como el Ej¨¦rcito federal alem¨¢n, y su primer jefe fue el general Wessel, un disc¨ªpulo de Gehlen, el legendario jefe del espionaje alem¨¢n encargado del espionaje en el Este durante el nazismo, y luego fundador de los servicios de espionaje de la Rep¨²blica Federal de Alemania (BND).
A Wessel le sucedi¨® Armin Eck, que aprendi¨® el oficio con el almirante Canaris, que tambi¨¦n trabaj¨® en los servicios de espionaje del Tercer Reich. Unos 1.600 esp¨ªas cayeron en las manos del MAD desde su creaci¨®n, pero este trabajo h¨¢ pasado a un segundo plano ante el volumen de los esc¨¢ndalos provocados, de los que el caso Kiessling es el m¨¢s reciente.
Franz Josef Strauss, el actual presidente de Baviera, atribuye su ca¨ªda como ministro de Defensa, en 1962, al MAD, que le advirti¨® sobre la traici¨®n del semanario Der Spiegel. Strauss hizo detener a los directores de la publicaci¨®n y registrar la redacci¨®n, pero, a la hora de la verdad, los datos que ten¨ªa el MAD no probaron nada.
'Epidemia de chinches'
Una aut¨¦ntica epidemia de chinches desencadenada por el MAD cost¨® el puesto, en 1978, al ministro de Defensa socialdem¨®crata Georg Leber. Chinches son los miniesp¨ªas electr¨®nicos empleados para las escuchas ilegales. El MAD coloc¨® ilegalmente chinches en la vivienda de la secretaria del ministro Leber, por medio de unos falsos electricistas, que vinieron a reparar el televisor.Luego se descubrieron los chinches en la sede de un grup¨²sculo mao¨ªsta. Todo ello sin consentimiento del ministro Leber, que cay¨® v¨ªctima de los manejos de su servicio secreto. Mientras el MAD se dedicaba a instalar miniesp¨ªas y espiaba a la secretaria de Leber, no se enteraha de que otra secretaria del ministerio y su marido, el matrimonio Lutze, contra los que ya hab¨ªa denuncias por sospechas de espionaje, sacaban cajones de documentos secretos, que pasaban a sus jefes en Berl¨ªn Este.
Los Lutze cayeron gracias a otro servicio secreto, y el jefe del MAD, el general Scherer, lo mismo que el ministro Leber, perdieron el puesto.
En los ¨²ltimos tiempos, los esc¨¢ndalos del MAD se repiten con una frecuencia excesiva para un servicio que debe trabajar discretamente en la sombra. El coronel Schroeder, encargado de los controles de seguridad del personal en la central del MAD de Colonia, perdi¨® nada menos que tres veces el carn¨¦ de conducir por exceso de alcohol.
El anterior jefe del MAD, el almirante Elmar Schmaehling, fue cesado en su cargo el pasado mes de septiembre por un problema de faldas. El almirante, 46 a?os, con aspecto radiante y pelo rizado, amante de las mujeres y la buena vida, inici¨® una relaci¨®n con una secretaria de 29 a?os. Para desgracia del almirante, la secretaria llevaba un diario, en el que dejaba constancia de sus citas con el jefe del MAD y daba cuenta de algunos detalles picantes. El diario desapareci¨® un d¨ªa y apareci¨® en el Ministerio de Defensa en Bonn, que acord¨® el cese inmediato del almirante, "por motivos que residen en su esfera personal", seg¨²n la nota oficial que se difufidi¨® entonces.
Al frente del MAD qued¨® el general de brigada Helmut Behredt, de 59 a?os, que ahora est¨¢ en la cuerda floja por el caso Kiessling. Un informe de Behrendt AZ-06-24-04, calificado de "secreto", escrito el 6 de diciembre de 1983, "asunto: general Dr. Kiessling G¨¹nter", expon¨ªa: "1. Un jefe de departamento en el Ministerio de Defensa manifest¨®, en agosto de 1983, al MAD, que el general Dr. Kiessling tiene tendencias homosexuales. 2. Las investigaciones puestas en marcha por el MAD con la polic¨ªa criminal de Renania del Norte y Westfalia, en D¨¹sseldorf, confirmaron la tendencia del Dr. Kiessling. ?l fue identificado sin lugar a dudas en el escenario homosexual de Colonia".
Al final no se pudo probar la homosexualidad de Kiessling, que fue rehabilitado. Al mismo tiempo salieron a relucir las listas del MAD sobre "tendencias desintegradoras de la defensa", el concepto agrupado bajo la expresi¨®n "zersetzung", popular en los tiempos del nazismo para designar las tendencias desintegradoras y derrotistas.
Unas 50.000 personas estaban registradas en los ordenadores del MAD bajo el ep¨ªgrafe "desintegraci¨®n".
Entre los fichados figura el catedr¨¢tico de Ret¨®rica de la Universidad de Tubinga, Walter Jens, presidente honorario del Pen-Club alem¨¢n. Jens, tras enterarse de que estaba en la lista, dijo que lo considera un honor, "algo m¨¢s que la Orden del M¨¦rito Federal", y denuncia que el concepto de "zersetzung" fue una idea clave en la ¨¦poca nazi.
El diputado liberal Gerhart Baum, ex ministro del Interior, declar¨® que no sab¨ªa nada de la existencia de esos bancos de datos: "Es un hecho incre¨ªble en un Estado de derecho".
Entre los fichados del MAD bajo el ep¨ªgrafe "desintegrador" est¨¢ hasta una ministra del Estado federado de Hamburgo, Helga Schuchardt, senadora de Cultura. Schuchardt, hoy senadora (ministra), era diputada liberal (FDP), el mismo partido del ministro de Exteriores" Hans-Dietrich Genscher. La diputada intervino en un acto p¨²blico sobre las universidades del Ej¨¦rcito, y se manifest¨® opuesta a la formaci¨®n de oficiales chilenos pinochetistas en la RFA.
Editoresde peri¨®dicos, 12.000 ancianos mayores de 80 a?os, y hasta ni?os de cuatro a?os, que huyeron con su familia en un bote por el mar B¨¢ltico desde la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, quedaron registrados en los ordenadores del MAD bajo el ep¨ªgrafe "desintegraci¨®n" de la defensa de la RFA.
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