Fuertes intereses se movilizan en torno al nombramiento del comisario general de la Exposici¨®n Universal de Sevilla
El primer y algo tard¨ªo paso que dio Sevilla para obtener la exposi ci¨®n universal en el V Centenario del Descubrimiento data de principios de 1982. Ante la petici¨®n de apoyo espa?ol a la candidatura de la ciudad norteamericana de Chicago, que hab¨ªa de decidirse en la Oficina Internacional de Exposiciones (BIE), con sede en Par¨ªs el presidente del Instituto de Cooperaci¨®n Iberoamericana, Manuel Prado y Col¨®n de Carvajal plante¨® la necesidad de competir con Chicago para traer la Expo-92 a Espa?a. Alvaro Bustamante, antiguo asesor de Adolfo Su¨¢rez y en aquel momento comisario de Ferias del Ministerio de Comercio, recibi¨® el encargo de informarse sobre los tr¨¢mites a seguir para presentar la candidatura espa?ola Poco despu¨¦s se cre¨® una empresa p¨²blica, con capital social de 1.000 millones de pesetas -de los que s¨®lo se desembolsaron 250-, en cargada de gestionar los aspectos mercantiles de la celebraci¨®n del centenario. Al frente de la sociedad se situ¨® desde el principio Jes¨²s Sainz, que recientemente ha expresado su intenci¨®n de dimitir para volver a la empresa privada.La creaci¨®n de esta empresa p¨²blica fue formalizada por decreto del 5 de marzo de 1982, publicado en el Bolet¨ªn Oficial del Estado del 10 de abril, con la denominaci¨®n de Sociedad Estatal de Ejecuci¨®n de Programas Conmemorativos del V Centenario. El mismo decreto preve¨ªa la figura de un comisario regio, con la espec¨ªfica competencia de proponer al Gobierno los nombramientos de los funcionarios de la comisi¨®n (por ejemplo, el comisario general de la Expo-92) y la de dirigir y vigilar el cumplimiento del plan general de actuaci¨®n: en la actualidad, este comisario regio es Luis Y¨¢?ez, presidente del Instituto de Cooperaci¨®n Iberoamericana (ICI).
La sociedad estatal pag¨® entre 15 y 20 millones de pesetas por las primeras gestiones, destinadas a obtener el reconocimiento internacional a la pretensi¨®n espa?ola. El Mencionado comisario de Ferias, Alvaro Bustamante, trat¨® de resolver a toda prisa los tr¨¢mites para formalizar la propiaesta, y conect¨® para ello con un grupo sevillano-alem¨¢n de profesionales y empresarios, que se encarg¨® de elaborar un boceto de proyecto.
Este grupo ten¨ªa varias personas clave: el presidente de la instituci¨®n Feria de Muestras de Sevilla y titular de la C¨¢mara de Comercio, Juan Salas Tornero (que desempe?a en la actualidad id¨¦nticos cargos); el director de la Feria de Muestras, Juan Manuel Castillo (hoy consejero de Comercio, Turismo y Transportes de la Junta de Andaluc¨ªa); un equipo de arquitectos dirigido por Alvaro Navarro, muy relacionado con aqu¨¦llos por trabajos anteriores, y otro estudio de arquitectos, en este caso de la Rep¨²blica Federal de Alemania, dirigido por Heinz Wilke, vinculado a varias entidades de su pa¨ªs (Wilke and Partners, Namy, etc¨¦tera) y poseedor de una amplia red de relaciones internacionales.
Miembros del grupo sevillano reconocen que recurrieron al estudio alem¨¢n con la espec¨ªfica finalidad de conseguir para Espa?a la adjudicaci¨®n de la Expo-92. ?sta es exactamente la raz¨®n de que el grupo de Wilke fuera encargado pr¨¢cticamente de todas las gestiones para convencer al BIE.
Un 'Iunes de resaca'
Heinz Wilke y su equipo hicieron una visita de inspecci¨®n a Sevilla en abril de 1982 para estudiar las posibilidades que ofrec¨ªa la ciudad. Sus interlocutores sevillanos entre otros Juan Manuel Castillo -todav¨ªa en su papel de director de la Feria de Muestras-, mont¨® una reuni¨®n con las autoridades pol¨ªticas y los delegados de varios ministerios el lunes siguiente a la Feria de Abril (conocido como el lunes de resaca). El milimetrado y perfecto equipo de expertos alemanes se llev¨® una impresi¨®n deplorable de los reunidos y se confi¨® al estudio del arquitecto ?lvaro Navarro la redacci¨®n del proyecto inicial para plantear la candidatura de Espa?a. Juan Manuel Castillo justifica la reuni¨®n con las autoridades, en plena resaca, por lo perentorio del plazo disponible para evitar.que Chicago se hiciera con la concesi¨®n de la Expo-92. Asimismo explica la marginaci¨®n definitiva de las instituciones p¨²blicas por la escasa eficacia que cab¨ªa esperar de la Administraci¨®n en aquellos momentos.
En menos de un mes, el estudio de Navarro realiz¨® un grueso informe sobre las posibilidades de Sevilla para organizar la Expo-92. El citado equipo se?alaba ya que los terrenos adecuados eran los de la Corta de la Cartuja, entre los cauces antiguo y nuevo del r¨ªo Guadalquivir, que el ayuntamiento hab¨ªa expropiado a sus antiguos due?os con la finalidad de construir viviendas sociales, es decir, a precios m¨¢s bajos de los que habr¨ªa sido necesario pagar para finalidades comerciales tan importantes como una exposici¨®n universal.
Con este trabajo sobre la mesa y los buenos oficios del estudio de Heinz Wilke, el BIE se reuni¨® el 17 de junio y aplaz¨® hasta diciembre una decisi¨®n definitiva sobre la adjudicaci¨®n de la Expo-92. Navarro y Wilke se prepararon entonces para dise?ar un proyecto m¨¢s concreto de exposici¨®n.
Dinamismo privado y aton¨ªa p¨²blica
A la altura del verano de 1982 exist¨ªa, pues, el siguiente cuadro: un grupo privado de Sevilla, conectado con otro alem¨¢n, que en un plazo muy breve hab¨ªa logrado apoyos suficientes como para que la Oficina Internacional de Exposiciones aplazara su decisi¨®n de conceder a Chicago la Expo-92; un Gobierno de UCD aquejado por graves problemas, cuyo presidente, Leopoldo Calvo Sotelo, disolvi¨® las Cortes y convoc¨® elecciones legislativas y una Junta de Andaluc¨ªa, ya en manos del PSOE, que pr¨¢cticamente no ten¨ªa protagonismo alguno en la febril actividad desplegada en torno a la futura exposici¨®n.
Ese mismo verano de 1982, Rafael Escuredo form¨® el primer Consejo de Gobierno de la Junta de Andaluc¨ªa e integr¨® en el mismo a Juan Manuel. Castillo, uno de los m¨¢s activos promotores de la Expo-92. Escuredo introdujo, en su discurso de investidura, el compromiso de que la Junta apoyar¨ªa firmemente la celebraci¨®n de la exposici¨®n.
La entrada de Castillo en el Gabinete aut¨®nomo, juzgada con gran recelo en algunos medios socialistas, se produjo a propuesta del secretario general del PSOE andaluz, Jos¨¦ Rodr¨ªguez de la Borbolla, quien sigue diciendo hoy: "No creo haberme equivocado con este nombramiento".
Se produjo tambi¨¦n en esas fechas la sustituci¨®n de Manuel Prado por Carlos Robles Piquer al frente del Instituto de Cooperaci¨®n Iberoamericana. Y al mismo tiempo, algunos ministros de UCD se opusieron a los grandes proyectos del grupo promotor.
Ofensiva diplom¨¢tica
Este ¨²ltimo no se arredr¨® por ello. Desde su nuevo puesto en el ICI, Carlos Robles Piquer lanz¨® una ofensiva diplom¨¢tica hacia Latinoam¨¦rica en apoyo de la candidatura espa?ola a la exposici¨®n, y logr¨® que 11 pa¨ªses se hicieran miembros del BIE y comprometieran su voto en favor de Espa?a. Mientras tanto, el grupo del sevillano ?lvaro Navarro y el del alem¨¢n Heinz Wilke elaboraron un dise?o para el recinto de la exposici¨®n, conocido como el hex¨¢gono o el cangrejo, por su peculiar forma. Realizaron viajes, propusieron ideas, montaron fiestas, acompa?aron a la comisi¨®n de encuesta enviada a Espa?a por el BIE, organizaron una Semana de Andaluc¨ªa en Par¨ªs -a la que llevaron al presidente de la Junta, Rafael Escuredo-, encargaron un v¨ªdeo sobre la futura exposici¨®n -realizado por el cineasta Basillo Mart¨ªn Patino- y movieron, en fin, a la ciudad para orientar las miradas del BIE hacia las tierras regadas por el Guadalquivir.
La iniciativa privada hizo todo esto pr¨¢cticamente gratis, seg¨²n el arquitecto Alvaro Navarro y de uno de sus m¨¢s estrechos colaboradores, el ingeniero Francisco Ib¨¢?ez, quienes explican tal generosidad por el deseo de defender a Sevilla y de procurar el progreso de la ciudad.
Despu¨¦s de las elecciones legislativas del 28 de octubre de 1982, que dieron el triunfo mayoritario al PSOE, visit¨® Espa?a una comisi¨®n de encuesta del BIE, que fue recibida por el Rey y por el presidente in p¨¦ctore del nuevo Gobierno espa?ol, Felipe Gonz¨¢lez. Posteriormente, la comisi¨®n permaneci¨® varios d¨ªas en Sevilla, durante los cuales el grupo de promotores privados y el consejero de Comercio, Juan Manuel Castillo, desplegaron de nuevo todas sus habilidades para que las fuerzas vivas de la ciudad se presentaran a la comisi¨®n de encuesta con discursos previamente sugeridos por los promotores, advertencias m¨²ltiples para no cometer equivocaciones y sensaci¨®n general de que la ciudad vibraba en torno a la exposici¨®n, seg¨²n el propio Castillo.
La adjudicaci¨®n de la Expo-92 a Espa?a -compartida con Estados Unidos- fue realizada el 8 de diciembre de 1982. Esta concesi¨®n se hizo espec¨ªficamente para la ciudad de Sevilla, sobre la base del proyecto Navarro-Wilke, que fue presentado a la Oficina Internacional de Exposiciones bajo el amparo de un organismo oficial denominado Comisi¨®n Nacional para la Celebraci¨®n del V Centenario.
Este informe acumulaba argumentos favorables para la elecci¨®n de Sevilla como sede. Mencionaba las fechas del 17 de abril y del 12 de octubre como per¨ªodo de apertura al p¨²blico de la exposici¨®n; destacaba lo agradable de su clima entre esas fechas, que describ¨ªa como "c¨¢lido suave", aseverando que s¨®lo se produc¨ªan temperaturas "algo altas" en agosto; destacaba el gran n¨²mero de fiestas locales que coincid¨ªan con el per¨ªodo de la exposici¨®n en toda Andaluc¨ªa, y aseguraba que "ning¨²n dato permite sospechar la posibilidad de que ninguna huelga futura coincida con el per¨ªodo de la exposici¨®n, porque los sindicatos son los primeros interesados en el buen desarrollo de la muestra, convencidos de que la misma sirve para la creaci¨®n de trabajo, de prosperidad y de desarrollo".
Optimismo no compartido
El proyecto estaba montado sobre la previsi¨®n de que la exposici¨®n ser¨ªa visitada por 30 millones de personas, distribuidas de la siguiente forma: dos procedentes de Andaluc¨ªa, nueve del resto de Espa?a, dos de pa¨ªses vecinos (Portugal, norte de ?frica), diez de Europa y otros tres del resto del mundo, sobre todo Latinoam¨¦rica. "En comparaci¨®n con las cifras obtenidas en exposiciones mundiales precedentes, este pron¨®stico ha de considerarse muy conservador, y por tanto, ser¨¢ realizable con suma probabilidad", valoraban los autores del informe.
Tal optimismo no era compartido por el todav¨ªa ministro de Hacienda Jaime Garc¨ªa A?overos, quien calificaba de "sue?o de una noche de verano" la pretensi¨®n de hacer pasar por la exposici¨®n a cinco millones de visitantes cada mes. Por eso plante¨® claramente a otros ministros que, "si quer¨ªan seguir adelante con el proyecto, que lo hicieran, pero les advert¨ª de que el Estado no iba a poder recuperar las inversiones necesarias para ello. Atender a 30 millones de personas en Sevilla durante el verano exige cuantiosas inversiones en abastecimiento de agua, medios de transporte, capacidad hotelera, etc¨¦tera, que tras el cierre de la muestra ser¨ªan inservibles. Yo apoyaba la idea de una exposici¨®n universal, que adem¨¢s era un acuerdo de Gobierno, pero no me gustaba el planteamiento. Me parec¨ªa m¨¢s l¨®gico dotar un centro de estudios hispanoamericanos o una nueva universidad, es decir, proyectos m¨¢s modestos en inversiones, pero m¨¢s ¨²tiles para la ciudad".
?sta ¨²ltima opini¨®n se encuentra pr¨®xima a otra forma de proyectar la. futura exposici¨®n. Un grupo de intereses locales, ajenos a los anteriormente descritos, defend¨ªa el aprovechamiento de las inversiones de la muestra en la rehabilitaci¨®n del casco hist¨®rico de la ciudad, deteriorado en gran parte y en el que muchos edificios se encuentran en manos de la aristocracia y de la Iglesia.
Detr¨¢s de la pol¨¦mica sobre el emplazamiento se ocultaba la rentabilidad de uno y otro tipo de proyectos. Una muestra realizada en terrenos nuevos, que puedan cerrarse para. cobrar entrada a los visitantes, constituye la base del negocio planteado por el proyecto finalmente aprobado por el BIE; en cambio, la utilizaci¨®n de edificios hist¨®ricos s¨®lo tiene sentido en un marco menos ambicioso y m¨¢s orientado hacia los aspectos culturales y, de paso, hacia la reconstrucci¨®n de los edificios con la inyecci¨®n financiera de la exposici¨®n.
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