Los saltos de trampol¨ªn, el concurso de los hombres-p¨¢jaros

Los saltadores de trampol¨ªn se convierten en p¨¢jaros muy especiales: con huesos m¨¢s pesados y sin alas, dif¨ªcilmente pueden sostenerse en el aire m¨¢s de unos segundos. S¨®lo entre tres y cinco, seg¨²n la distancia alcanzada. Pero vuelan. Llegan a conseguirlo con unas tablas en los pies, que les han servido para el deslizamiento en el tambi¨¦n r¨¢pido descenso, y que luego deben utilizar para equilibrar el cuerpo sobre ellas en una posici¨®n tumbada hacia adelante. Los brazos s¨®lo son raqu¨ªticos alerones para no desviarse de la corta ruta.Deben ir pegados al cuerpo, postura bien distinta a la poco aerodin¨¢mica de los saltadores primitivos, que con los brazos hacia adelante y tronco erguido, cre¨ªan equilibrarse mejor.

La pruebas ol¨ªmpicas son dos: en trampolines de 70 y 90 metros. Estas cifras no expresan su altura, sino la distancia del arco de par¨¢bola de nieve, pista inclinada que superan los especialistas. Cuanto m¨¢s pendiente est¨¦, m¨¢s distancia se puede alcanzar. En los de 70, hasta 90 metros. En los de 90, hasta 106-107. El m¨¢ximo de arco de par¨¢bola est¨¢ sobre los 130 metros en los grandes trampolines de vuelo, en que se llegan a alcanzar los 180.

La bajada se hace en cuclillas para ofrecer menor resistencia al viento, siempre en busca de un mayor aerodinamismo, como en todos los deportes en que se intenta contra el aire una marca de espacio o de tiempo.

El despegue es el instante clave para convertir el movimiento deslizante en a¨¦reo. El m¨¢s importante quiz¨¢, y el que da la diferencia entre los 30 metros de los primeros saltos conocidos y controlados en la historia, los del noruego Sondre Nordheim.

Al llegar al borde del trampol¨ªn, desde la posici¨®n flexionada, el saltador estira el cuerpo, se levanta, pero no puede hacerlo demasiado pronto. Ser¨ªa fatal. El ¨¢ngulo resultar¨ªa malo y tambi¨¦n ser¨ªa tarde, cent¨¦simas de segundo tan s¨®lo, para conseguir una buena posici¨®n de equilibrio.

Con una velocidad de vuelo de 18 metros por segundo, es decir, 64,8 kil¨®metros por hora, aunque se puede salir del trampol¨ªn a cerca de 100, habitualmente, y llegar, tras el vuelo, a 120 o 130, los ensayos cient¨ªficos han demostrado que el saltador se encuentra entonces sometido a una fuerza de la gravedad o peso vertical de 30 kilos. Gracias a su posici¨®n aerodin¨¢mica puede salvar una distancia doble a la que alcanzar¨ªa una piedra o bola del mismo peso que el saltador.

Los esqu¨ªs son m¨¢s largos que los de tierra firme, pues as¨ª permiten obtener m¨¢s velocidad y estabilidad en el descenso por el trampol¨ªn. Miden 2,60 metros y pueden pesar hasta 11 kilos. Su colocaci¨®n durante el salto, paralelos, tambi¨¦n es fundamental para la puntuaci¨®n, como la posici¨®n sobre ellos del saltador, pues as¨ª podr¨¢ obtener la mejor nota de estilo de los cinco jueces, que dan tanta importancia a esto como a la longitud del salto.

En los concursos, donde se descarta siempre la nota m¨¢s alta y la m¨¢s baja, se efect¨²an dos saltos, que supone la atribuci¨®n b¨¢sica de un total de 240 puntos te¨®ricos, 120 por cada uno, 60 de estilo y 60 de distancia. Pero la cifra total casi siempre se supera, porque si en estilo no se llega a la perfecci¨®n de 60 o 120, en longitud s¨ª. Sumar 60 puntos en un salto supone llegar en cada trampol¨ªn, al punto C (ver gr¨¢fico). Lo que m¨¢s penaliza en estilo es una mala toma de tierra, que debe ser con las piernas flexionadas una delante de otra