Autopistas y autov¨ªas
La legislaci¨®n que ha permitido la construcci¨®n de las autopistas actualmente en servicio consiste en un conjunto de decretos leyes promulgados a partir del 26 de febrero de 1953, y muy especialmente la ley de Autopistas de 1972.Como consecuencia de la misma, el sistema de autopistas en Espa?a presenta unas caracter¨ªsticas espec¨ªficas respecto a las autopistas de otros pa¨ªses que han incidido muy favorablemente tanto en la calidad del servicio como en los resultados econ¨®micos obtenidos.
La carencia de estudios y proyecciones econ¨®micas, as¨ª como las err¨®neas estimaciones de los tr¨¢ficos previstos, est¨¢n en el origen del hecho de que un n¨²mero importante de nuestras autopistas se hayan realizado en corredores en donde el volumen de tr¨¢fico no justifica en ning¨²n caso las cuantiosas inversiones realizadas. Por otra parte, el sistema de financiaci¨®n elegido, con un reducido volumen de recursos propios y descansando fundamentalmente en la financiaci¨®n exterior, ha producido una estructura extremadamente fr¨¢gil de las empresas concesionarias que han conducido en algunos casos a una situaci¨®n de quiebra de las mismas.
En resumidas cuentas, nos encontramos con unos 1.700 kil¨®metros de autopistas de peaje, con escasa integraci¨®n entre ellos, salvo en la zona noreste de Espa?a, por lo que puede afirmarse que el pa¨ªs carece de una red b¨¢sica de autopistas debidamente vertebradas; con la existencia de importantes problemas financieros en varias sociedades, lo que ha determinado la adquisici¨®n de algunas de ellas por el Estado, con el fin de evitar graves perjuicios a los intereses generales, y, por ¨²ltimo, con el desplazamiento del esfuerzo financiero hacia el Estado, cuya asunci¨®n de costos y riesgos en el sector es muy superior a la del capital privado.
Racionalizar el sector
Ante esta situaci¨®n, radicalmente insatisfactoria, el Ministerio de Obras P¨²blicas y Urbanismo se ha planteado dos tipos de actuaciones:
Por un lado, la necesidad inaplazable de racionalizar el sector y abordar soluciones definitivas para sus problemas de fondo, en lugar de continuar con una pol¨ªtica de parcheo que si ha revelado del todo ineficaz para, resolver la crisis planteada y que s¨®lo ha servido para acentuar la magnitud de los problemas irresueltos.
A este fin responde el real decreto ley de noviembre del a?o pasado que autoriz¨® la adquisici¨®n de las acciones de las sociedades concesionarias de las autopistas de Asturias-Le¨®n y del Atl¨¢ntico, hoy ya realizada.
En el mismo sentido, se ha reordenado lo relativo a la financiaci¨®n exterior, en la que el Tesoro va a desempe?ar un papel mucho m¨¢s activo, con la consiguiente reducci¨®n de costos y absoluta coherencia en la pol¨ªtica de endeudamiento externo.
Tambi¨¦n debe destacarse el proceso de fusi¨®n e integraci¨®n de concesiones de las autopistas de Catalu?a y Arag¨®n (ACESA y ACASA), puesto en marcha y propiciado por la Administraci¨®n, con lo que mejorar¨¢ su situaci¨®n y se asegura plenamente su futuro.
Y, finalmente, hay que se?alar la creaci¨®n de la Empresa Nacional de Autopistas, impulsada tambi¨¦n por el Ministerio de Obras P¨²blicas y Urbanismo, con la que se pretende disponer del instrumento adecuado para obtener la m¨¢xima eficacia y la mejor gesti¨®n de los intereses p¨²blicos en el sector, aparte de contar con una estructura que puede ser muy importante de cara al futuro.
Planificaci¨®n cuidadosaY este mirar a medio y largo plazo, que, como ya he dicho en otras ocasiones, es fundamental en cualquier gesti¨®n pol¨ªtica, lo es a¨²n m¨¢s, si cabe, en este ministerio, puesto que si acertamos en el enfoque de los problemas y planificamos bien los objetivos, estaremos asignando correctamente unos recursos, siempre escasos, que nos entregan hoy los ciudadanos y que han de redundar en un mejor servicio a ellos y, lo que es a¨²n m¨¢s importante, a las generaciones venideras.
Por eso el segundo tipo de actuaciones emprendidas por el ministerio pasa por una cuidadosa planificaci¨®n. Es, a mi juicio, absurdo que el Ministerio de Obras P¨²blicas y Urbanismo funcione sin planificar sus actividades, como hab¨ªa venido sucediendo en los' ¨²ltimos tiempos. Concretamente, en materia de carreteras, el ¨²ltimo plan, aprobado en 1961,termin¨® su vigencia en 1977, olvidado e incumplido, y lo que es peor, sin ser continuado por ning¨²n otro. De ah¨ª los objetivos que nos hemos trazado y el compromiso asumido en el nuevo plan general, del que forma parte, como pieza esencial, el programa de autov¨ªas, junto a los programas ARCE y RECO, de acondicionamiento de 7.000 kil¨®metros de las carreteras del Estado, y de reposici¨®n y conservaci¨®n de otros 7.500 kil¨®metros, respectivamente. Plan, por tanto, que, preocupado por el establecimiento de los necesarios equilibrios territoriales, prev¨¦ actuaciones adecuadas a las necesidades del tr¨¢fico en toda la red estatal.
Programa de autov¨ªas
En el programa de autov¨ªas, en los pr¨®ximos ocho a?os se iniciar¨¢n las obras sobr¨¦ un total de 2.300 nuevos kil¨®metros, con lo que al final del programa se habr¨¢ conseguido duplicar la longitud de carreteras desdobladas en Espa?a y se habr¨¢n aportado soluciones, entre otros, a itinerarios como Madrid-Zaragoza, Madrid-frontera portuguesa, Madrid-Sevilla, Alicante-Murcia, Burgos-Valladolid-Tordesillas o M¨¢laga-Algeciras.
La autov¨ªa, como se sabe, es una v¨ªa de circulaci¨®n similar a la autopista, con doble calzada y mediana de separaci¨®n, pero con menor nivel de exigencia en sus especificaciones t¨¦cnicas: radios de curvas, soluci¨®n de enlaces, accesos, etc¨¦tera. Pero, en todo caso, con un importante nivel de seguridad -reduce en un tercio la peligrosidad de la carretera preexistente- y con una notable capacidad de absorci¨®n de tr¨¢fico. En la construcci¨®n de las autov¨ªas que el plan prev¨¦ se aprovechar¨¢n en buena medida los trazados de las carreteras ya en servicio, por lo que el ahorro es considerable, aparte de, disminuirse el plazo de ejecuci¨®n, lo que tambi¨¦n es importante, tanto por razones puramente econ¨®micas como porque interesa a todos su pronta materializaci¨®n.
En definitiva, con esta sustancial transformaci¨®n de nuestras carreteras se trata no s¨®lo de que los espa?oles vivan mejor, sino de contribuir adem¨¢s a reforzar su convivencia, porque en ese vivir-con late la idea de proximidad, que es presupuesto indispensable para el mejor conocimiento y la mayor solidaridad entre los pueblos de Espa?a.
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