Shlaudeman, nuevo enviado de Reagan en Centroam¨¦rica, tras dimitir Richard Stone
El ex senador Richard Stone, enviado especial para Centroam¨¦rica del presidente norteamericano, Ronald Reagan, present¨® ayer su dimisi¨®n, que ser¨¢ efectiva a partir del pr¨®ximo 1 de marzo. La Casa Blanca anunci¨® el nombramiento del ex embajador de EE UU en Argentina y Venezuela y director ejecutivo de la Comisi¨®n Kissinger, Harry Shlaudeman, como sustituto de Stone. El cambio se considera debido a diferencias personales, sin que haya que esperar modificaciones importantes en la pol¨ªtica de la Administraci¨®n Reagan hacia Centroam¨¦rica.
Una serie de disputas y diferencias entre Stone y el secretario de Estado adjunto para Asuntos Interarmericanos, Langhorne Motley, parece haber sido el detonador que origin¨® la dimisi¨®n. Stone, desde su nombramiento por el presidente Reagan, en junio de 1983, encontr¨® siempre cierta resistencia en el Departamento de Estado, donde era visto como el hombre de la Casa Blanca para asuntos centroamericanos.En sus m¨²ltiples viajes a la regi¨®n, Stone preconiz¨® la teor¨ªa de incluir a la guerrilla salvadore?a en unas negociaciones globales para una soluci¨®n pol¨ªtica en El Salvador. Tambi¨¦n fue firme defensor del grupo de Contadora (M¨¦xico, Venezuela, Colombia y Panam¨¢), que promueve soluciones diplom¨¢ticas a la crisis en El Salvador y a las presiones norteamericanas sobre el r¨¦gimen sandinista de Nicaragua. "El presidente ha aceptado (la dimisi¨®n) con enorme pesar y expresando su personal aprecio por los conocimientos, el desarrollo y la aplicaci¨®n de la pol¨ªtica de Estados Unidos en Centroam¨¦rica", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Larry Speakes, al confirmar la determinaci¨®n de Stone de abandonar el puesto.
Un alto funcionario de la Casa Blanca confirm¨® que la salida de Stone tiene su origen en la confrontaci¨®n de tesis con el responsable de la pol¨ªtica centroamericana en el Departamento de Estado, Motley, cargo que desempe?¨® hasta mayo de 1983 el actual embajador en Espa?a, Thomas Enders.
V¨ªctimas
En realidad, no constituyen ninguna novedad las tensiones entre Casa Blanca y Departamento de Estado a la hora de definir pol¨ªticas en temas delicados, como es hoy el de Centroam¨¦rica. En primavera de 1983 Enders intent¨® promover una v¨ªa pol¨ªtica de di¨¢logo entre oposici¨®n y Gobiernos en Centroam¨¦rica -principalmente en El Salvador-, con participaci¨®n de Gobiernos socialistas europeos, el espa?ol enparticular.Enders fue v¨ªctima de las tesis m¨¢s conservadoras y radicales del equipo duro, que desde el Consejo Nacional de Seguridad promovieron William Clark (hoy secretario del Interior) y la embajadora de EE UU ante las Nac iones Unidas, Jeanne Kirkpatrick.
El caso de la dimisi¨®n de Stone, buen conocedor de la tem¨¢tica centroamericana, se argumenta en roces de personalidades. Sin embargo, es significativo el desgaste que parece sufrir la mayor¨ªa de los protagonistas directos de la pol¨ªtica centroamericana de la Administraci¨®n Reagan. A medida que, sobre el terreno, van avanzando en los complejos problemas de la zona, acaban dimitiendo, o son destituidos, ante lo que parece la insensibilidad de la Administraci¨®n por buscar salidas pol¨ªticas para Centroam¨¦rica. Enders, Stone y Deane Hinton (ex embajador de EE UU en San Salvador) forman ya una trilog¨ªa de frustrados por las terap¨¦uticas de Reagan hacia Centroam¨¦rica.
Al margen del cambio de Stone por Shlaudeman, la Administraci¨®n Reagan present¨® ayer al Congreso una serie de proyectos destinados a lograr mayores fondos para la ayuda militar y econ¨®mica hacia Centroam¨¦rica (El Salvador, Guatemala, Honduras, Costa Rica y Panam¨¢), en la l¨ªnea de las recomendaciones del informe de la Comisi¨®n Kissinger
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